viernes, 15 de noviembre de 2024

Ruleta rusa (parte I)

Un acto mágico que me pasa cada tanto en relación con la literatura es cuando alguien me recomienda un libro que no tenía en radar.

Desde hace un tiempo estoy leyendo literatura que tiene que ver con la ludopatía y el mundo de las apuestas. Pocos días atrás hablé brevemente de ResponsoEl jugador, y La verdad de una noche, y del ensayo de Johan Huizinga Homo ludens.

Hablaba con M. sobre esto y de repente me preguntó si había leído a Mircea Cârtárescu. Le dije que las tres novelas de Las bellas extranjeras me gustaron pero no me había deslumbrado ninguna. Ni por la trama ni por las formas o procedimientos. Era un buen libro, una hermosa edición de la bellísima editorial Impedimenta, pero no era de esos que me dejaba pensando mucho tiempo o me generara ganas de recomendarlo.

"¿Pero leíste El ruletista? Ya que estás leyendo sobre azar y juego". No me dijo si el libro era muy bueno, si era breve o extenso. Con su tono de voz, suave, por momentos casi inaudible, agregó: "es sobre la ruleta rusa. No te puedo decir nada más porque si no se pierde la gracia. Y no es por eso del spoiler". 

Desde ese mismo momento me quedó dando vueltas en la cabeza el libro. No podía ir a comprarlo en ese instante porque ya eran más de las dos y sabemos que a la madrugada no hay ninguna librería abierta.

Digresión: si hubiera una librería que tuviera horario nocturno, ¿funcionaría? ¿Vendería bien? ¿Habría una comunidad lectora insomnes dispuestos a visitarla, a leer y comprar libros ahí? No lo sé, probablemente no. Si no, ya existiría.

La conversación sobre libros había terminado y prosiguió sobre música barroca y renacentista, géneros sobre los que no sé absolutamente nada. Un concierto de Arcangelo Corelli, la violonchelista neerlandesa Lucia Stwarts y su interpretación de Bach, de la violinista alemana Anne-Sophie Mutter, si es la número uno de la actualidad...

Llegó el lunes y después de terminar la jornada laboral pasé una librería y pregunté por El ruletista. Ezequiel me dijo que no quedaba más, pero que hay una edición cuyo título es Nostalgia (1993), con la impecable traducción de Marian Ochoa de Eribe, que incluía esa historia. Fernando lo fue a buscar y me lo trajo. "Llévalo. Tuyo". 

Me senté en el sillón de dos cuerpos de la librería (quizá sea el mejor lugar del mundo para leer que exista), y lo primero que hice después de ponerme los anteojos fue ver en página comenzaba y marcarlo con un señalador de la tienda, uno de fondo blanco con un rectángulo azul en el interior que dice Ref.

Leí brevemente el prólogo y ahí mismo me enteré que el camino de la edición de El ruletista fue a la inversa de mi búsqueda. Primero se había editado dentro de Nostalgia junto a otras historias. Después tomo vuelo propio, y se publicó de manera individual.

Gracias a esta historia Cârtárescu comenzó a trascender las fronteras de Rumania, su país natal, comenzando a tener una notable proyección internacional.

Abrí el libro y fui directamente al indice. Vi que tenía una introducción (sección que siempre leo después de finalizar cada libro que tenga la suya) y vi que El ruletista era la primera historia del libro. Comencé a leerlo (...)

Continuará 








sábado, 2 de noviembre de 2024

Apuestas, deporte y literatura | Huizinga, Dostoievski, Saer y Sol Montero

La ludopatía comienza a instalarse, cada vez con más fuerza, como tema de conversación en la agenda social. Es cierto, todavía bastante menos en los medios de comunicación hegemónicos, y peor aún, no como un fenómeno problemático, sino invitando o incitando a apostar en varios programas de contenidos audiovisuales por streaming, los dedicados al fútbol especialmente, ya que varias de estas empresas de apuestas son patrocinantes de estos canales. 

Antes de continuar, una aclaración: trataré de decir apostar en lugar de jugar. La apuesta va de la mano del juego pero no es constitutiva de él. No se puede apostar si no hay "juego", pero se puede jugar sin apostar: esa es una diferencia capital, lo que hace a la pureza del espíritu del juego. 

Jugar es otra cosa, de la forma que sea, el deporte practicado en un modo amateur (es importante señalar que el deporte en su carácter profesional lo lúdico fue cediendo cada vez más su lugar, volveré sobre este punto), una competencia, una prenda, un desafío: tratar de adivinar cuál de las dos gotas de una lluvia que se deslizan por la ventana de un vidrio caerá primero, no deja de ser un juego.

Se ha escrito bastante sobre el tema de juego. Desde las ciencias sociales, el historiador neerlandés Johan Huizinga escribió un libro meticuloso y extenso en el cual nos ofrece no solo una definición detallada, minuciosa, una descripción pormenorizada que va desde sus cualidades y características hasta su etimología en distintas lenguas. 

El libro en cuestión se titula Homo ludens y se publicó en 1938. Al comienzo de su trabajo nos dice que al juego no se lo puede definir como una actividad más de la cultura sino algo mucho mayor: es constitutiva de la condición humana, pero no exclusiva. También forma parte de la naturaleza animal:


"Los animales no han esperado a que el hombre les enseñara a jugar. Con toda seguridad podemos decir que la civilización humana no ha añadido ninguna característica esencial al concepto de juego. Los animales juegan, lo mismo que los hombres. Todos los rasgos fundamentales del juego se hallan presentes en el de los animales. Basta con ver jugar a unos perritos para percibir esos rasgos. Parecen invitarse mutuamente con una especie de actitudes y gestos ceremoniosos. Cumplen con la regla de que no hay que morder la oreja al compañero. Aparentan como si estuvieran terriblemente enfadados. Y, lo más importante, parecen gozar muchísimo con todo esto (...)

 (...) Podemos ya señalar un punto muy importante: el juego en sus formas más sencillas y dentro de la vida animal, es ya algo más que un fenómeno meramente fisiológico. El juego traspasa los límites de la biología: es una función llena de sentido. Todo juego significa algo".

 En ese libro, Huizinga también tratará de demostrar que el juego auténtico, en su dimensión pura, está enlazado de manera estrecha con la belleza. 

 "La cualidad de «ser bello» no es inherente al juego como tal, pero este propende a hacer acompañar de toda clase de elementos de belleza. Ya en las formas más primitivas del juego se engarzan, desde un principio, la alegría y la gracia. La belleza del cuerpo humano en movimiento encuentra su expresión más bella en el juego. En sus formas más desarrolladas este se halla impregnado de ritmo y armonía, que son los dones más nobles de la facultad de percepción estética con que el hombre está agraciado. Múltiples y estrechos vínculos enlazan el juego a la belleza".

Esta belleza tiene que ver con el aspecto emancipatorio y superador del cuerpo, e incluyen distintos factores como puede ser una alimentación sana y adecuada, un buen descanso, y sobre todo, la expresión armónica del movimiento. 

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La literatura también nos dio textos para pensar en la ludopatía. La primera referencia es inevitable: la novela de Fiódor Dostoievski "El jugador". Corría el año 1866 y el escritor ruso atravesaba una situación económica desesperante. 

Como si fuera una vuelta más de la bolilla blanca en la ruleta después de escuchar el "no va más", firmó un contrato con un editor en julio de 1865 en el que se comprometía a entregar una novela para noviembre de ese año, o sea, el plazo era de cinco meses. En caso de no cumplir con lo pactado, perdía los derechos de todos sus libros publicados hasta ese momento y también debía devolver el anticipo que había recibido cuando firmó el contrato. 

Poco tiempo antes había firmado un contrato con otro editor por una novela que iba a ser tal vez la más leída del autor moscovita, la que dio vida a Rodión Raskólnikov: estamos hablando de Crimen y castigo ¿Qué fue lo llevó a Dostoievski a ponerse bajo tanta presión? Las deudas siderales que había contraído. 

El tiempo pasaba, transcurría, volaba. Precisó armarse de un método: por la mañana escribiría Crimen y castigo; por la tarde, El jugador. Sin embargo, por más dedicación que le pusiera, el tiempo no le alcanzaba. Entonces, decidió contratar a Anna Grigórievna Snítkina para mecanografiar sus novelas. La historia que sigue es un poco más conocida. Dostoievski entregó a tiempo El jugador (la escribió en tan solo tres semanas, Anna Grigórievna se convertiría en su esposa y madre de sus hijos cuatro hijos: Sonia, Liubov, Fiódor y Alekséi. 

Los problemas en la vida de Dostoievski y su familia prosiguieron: el asedio de los acreedores, la convulsión en el mundo de las ideas políticas, las enfermedades como el asma y la epilepsia, cambiaban de ciudades y de países de residencia. Y su literatura, afortunadamente, también continuó. El idiota, Los demonios, entre otras más y su última novela, una de las obras maestras de la literatura universal,  que originalmente iba a ser publicada en dos partes y finalmente quedó la primera, la única: Los hermanos Karamázov


Para leer más sobre el encuentro entre Dostoievski y Anna, por Daniel Gigena

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Los casinos "analógicos", el barco flotante de Puerto Madero, el casino de Mar del Plata, los hipódromos, los bingos en innumerables ciudades de todo el país con sus máquinas electrónicas, son algunos de los lugares más reconocidos donde se apuesta, de modo legal. Pero los espacios de la ludopatía trascendieron y también fueron alcanzados por el desarrollo tecnológico: proliferan y ganan espacio cada vez más en los soportes digitales. No cuesta casi nada descargar una app en la computadora o en el celular. 

Pero todo mundo formal tiene su contracara. Hay "casas" de apuestas clandestinas donde los requisitos solicitados casi son inexistentes, tan flexibles que habilitan la trampa: cualquier persona puede apostar, basta con sumarse a un grupo de whatsapp para participar de las apuestas, que si bien son clandestinas, no dejar de mover sumas cuantiosas de dinero.

En estos tiempos, la "estrella" del mundo de las apuestas son las deportivas. Una observación: su exhibición y mostración se vuelve ostentación. Lejos está de sentirse vergonzante; no necesita estar en las sombras, no se ocultan, no hay "secreto". Están por todos lados. Basta con mirar los sponsor de varias de las camisetas más importantes de fútbol argentino y del resto del mundo para ver su altísima visibilidad. 


Dos consecuencias. La primera. Los problemas que está causando en adolescentes (por supuesto, que atraviesa a todas las franjas etarias, pero esta tenía una menor incidencia en las apuestas de las "juegos" clásicos como la ruleta). La explosión de las apuestas con el deporte: ya no se "juega" a quién ganará, o por cuánto, sino hasta variables más complejas: ¿Quién será expulsado? ¿Cuántos tiros de esquina tendrá x equipo en el primer tiempo? ¿Qué equipo sacará el primer lateral? Las variantes y después las combinaciones son tantas que exasperan. Pero el efecto a quiénes apuestan es otro: seducen. 

La segunda. Al principio de este texto decía que jugar era otra cosa, de la forma que sea, y que el deporte en su dimensión amateur estaba dentro de él. Con lo que escribió en 1938 pienso que si Huizinga viviera en nuestra contemporaneidad y observara el desarrollo que tuvo el deporte profesional en todo el mundo, especialmente en los que generan mayor audiencia y convocatoria, estaría aterrado con todo lo que está sucede alrededor del juego. Sólo el fútbol y el tenis nos han dado muchísimos escándalos en estas últimas tres décadas. 

A fines de la primera mitad del siglo pasado Huizinga decía lo siguiente:

"El desarrollo del deporte, a partir del último cuarto del siglo XIX, nos indica que el juego se concibe cada vez más con mayor seriedad. las reglas se hacen más rigurosas y se elaboran más al detalle. Las performances son cada vez más altas. Con esta creciente sistematización y disciplina del juego se pierde, a la larga, algo de su puro contenido lúdico. Este se manifiesta en la distinción de los jugadores profesionales y aficionados. 

La perfección con que la moderna técnica social incrementa el efecto exterior de las demostraciones de masas, no consigue por ello que ni las olimpíadas ni los campeonatos internaciones, que gozan de tan buena propaganda, se conviertan en una actividad creadora de cultura.  

Esta concepción se opone directamente a la opinión corriente según la cual el deporte representaría en nuestra cultura  el elemento lúdico en su grado máximo. El juego se ha hecho demasiado serio, y el estado de ánimo propio del juego ha desaparecido más o menos de él".

La ludopatía no es la exacerbación del juego, sino su descomposición. El juego es el agente motorizador de su trastorno, de la compulsión, del in crescendo del vértigo hasta la pérdida de control, la pérdida de la capacidad de discernimiento sobre las consecuencias que van desde las pérdidas materiales y luego, por supuesto, las afectivas.


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Escrita en once meses y publicada a fines de 1964, la primera novela editada que conocemos de Juan José Saer. Responso cuenta la historia de Barrios, un dirigente del sindicato de prensa que es despojado de su cargo de modo humillante en 1955. A partir de ese momento su vida comienza a caer como en una pendiente. Concepción, su mujer lo deja. Barrios deambula de pensión en pensión, cae en el alcoholismo y se vuelve un jugador compulsivo. Lo poco que tiene lo pierde, pero la caída hacia lo profundo no se detiene: va a perder mucho más. Años después, tras una visita a la nueva casa de su exmujer, Barrios siente nostalgia por la vida que no tuvo y vergüenza por su presente. Pero la mujer que ama le quiere dar una nueva oportunidad, para retomar la vida juntos, es esa nueva casa que él no pudo, vivir con ella en un hogar. 

Es una breve historia (el tiempo del relato comprende no más de seis horas) pero densa, donde se evidencia con furor la angustia y la precariedad de la existencia. Es también la novela de la mentira. Porque para los jugadores, los apostadores compulsivos, primero el ocultamiento y luego la mentira, son dos de los rasgos que se van acentuando a medida que la patología avanza. 

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En octubre de 2022, Sol Montero, socióloga, investigadora y doctora en Letras, especializada en discurso político, nos sorprende gratamente con La verdad de una noche, su primera novela. 

Esta obra de casi 160 páginas está escrita en primera persona, su prosa es fluida y sus descripciones precisas, demostrando además, un dominio notable de la intertextualidad, tanto entre géneros como en autores (con Cicatrices de Saer, con El jugador de Dostoievski, Antoine Gombaud, Georges Bataille).

La historia nos cuenta de Ana, una joven investigadora que viaja a Francia para terminar sus tesis doctoral sobre el mundo de las apuestas y los juegos de azar. Sin embargo, pronto descubrimos que la trama va más allá de la investigación académica "Les jeux de hasard et d' argent" y su experiencia en la vida universitaria francesa.

Ana se encuentra en medio de dos vínculos muy fuertes: hacia el pasado, la relación con Charly, su padre, su historia, los recuerdos que empiezan a encajar como las piezas de un rompecabezas caótico y del que nunca se podrá obtener la figura perfecta; y en el presente inmediato, la relación con su novio Gino. Los dos, padre y novio, afectados por la adicción a las apuestas compulsivas. 

Prueba de la exquisitez de su capacidad de reflexión sobre el azar nos encontramos con citas como esta:

"La física permite calcular dónde va a estar exactamente ubicado el planeta Saturno dentro de cien mil años, pero no puede predecir en cuál de las treinta y siete casillas de una pequeña ruleta va a caer la bolita. Él lo sabía, todos los saben, y sin embargo..."

A diferencia de las otras novelas que mencionamos como El jugador y Responso la novela de Sol Montero se enfoca en las personas que atraviesan la patología que atraviesan sus seres queridos. La autora santacruceña explora muy bien la vulnerabilidad humana sin regodearse en esos padecimientos.

Por último, vale destacar que La verdad de una noche evita la moralización, optando por una respuesta emancipatoria que muestra que, a veces, la voluntad puede imponerse sobre los fantasmas. 

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sábado, 5 de octubre de 2024

Las horas felices, Pascal Quignard

Un nuevo libro de Pascal Quignard, del que puedo decir no esperaba, sino que me encontré con él, gracias al regalo de un querido amigo, al que llamaré J.R. y de quién aclararé que no se parece en nada al villano magnate del petróleo de la histórica serie norteamericana Dallas, sino que es el actual director de El cuenco de plata, uno de los sellos más importantes y hermosos que forma parte de la galaxia editorial argentina y que publica la obra más significativa del autor francés, El último reino, ahora el volumen XII titulado Las horas felices.

Anteriormente había leído dos libros de Quignard: el bestseller La barca silenciosa (El último reino VI), y el también reciente El hombre de las tres letras (volumen XI), dos libros muy celebrados, mucho más el primero. 

Con estas aclaraciones quiero decir que no soy un lector avezado en el autor nacido en Verneuil-sur-Avre, en 1948, apenas cuatro años de finalizada la segunda guerra mundial.

Las horas felices me causó un estado de alegría calma, desprovisto de toda euforia, impronta que tiene que ver más con el deseo de gratitud para con el libro y cada una de sus páginas.

Porque después de haberlas recorrido me dejó la sensación de haber conocido historias, anécdotas, fechas y datos, estos dos últimos por sí solos no poseen valor pero en contexto con los hechos, pueden dar lugar a eso que llamamos acontecimientos, situaciones que pueden cambiar el sentido ya sea en una dimensión social, política y por supuesto, cultural.

Las horas felices es un libro de aquellos que nos hacen pensar en ese par de palabras que fueron utilizadas por un japonés para titular una novela suya. Nos deja en un estado de melancolía pero no invita ni da lugar al apesadumbramiento ni al abandono; no se trata tampoco del desencanto. 

Más bien nos lleva en dirección contraria: la contemplación y la reflexión, hacia esos lugares que nos rodea y dónde se evidencia y materializa durante toda nuestra vida, lo bello y lo triste.

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En las primeras páginas del libro nos encontramos con la voluntad de escritura de Quignard:

Detrás de la letra, está la fecha (...) Así es como detrás de la littera, donde está lo perdido, se conserva el datum: lo dado. Lo que fue el dato en lo real. (...) En este libro, en el que quiero dejar la letra, me hace falta recoger esos últimos vestigios: las cifras y las fechas. Las horas que las reúnen. Pero, ¿Qué es una fecha? Es la unidad mínima de la Historia. El instante en el que comienza el relato.

Tal vez fue a partir de este momento del relato lo que hizo que Quignard nos abra un poco más las puertas de su vida, de su historia, sus sueños y sus miedos, que lentamente, van emergiendo a lo largo de sus 208 páginas de Las horas felices

El amor, y sentido de la vida están presentes, pero le dedica un profundo análisis también a la amistad: 

La amistad es también saber callarse juntos y en este caso nosotros habíamos sido amigos asombrosos. La amistad es también no tratar de domesticar nada del otro. Nunca pedir el fondo de su secreto.
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Me quedé pensando en lo bello y lo triste, en ese binomio de palabras que moviliza y convoca. Cito la página 62, cuando Quignard escribe:

A las horas tristes no hay que agregar la pena que las vuelve tediosas. No introducir en ellas la espera que las torna inmóviles. Hay que ir al jardín a regar los arbustos que tiemblan o los pétalos de las flores que se vuelven a cerrar al final del día, hay que traducir un libro, hay que buscar todos los subterfugios que eliminan el sentimiento de los males que por desgracia alimentamos. Aún tristes, es bienvenido que las horas escapen del lamento. 

Comencé este texto diciendo que no esperaba a Las horas felices, si no que me lo encontré. Debo corregirme, y dejar que lo diga el mismo Quignard y en este libro, cuando escribe: 

Algunos libros encuentran repentinamente a sus lectores. Es cierto. Y tal vez sea allí donde se sitúa por excelencia el misterio de la anacronía de los seres de este mundo.

Son las 1114 de la mañana. Ya es hora de comenzar a preparar la comida. Es hora de cerrar tapas de este libro, que volverán a abrirse quién sabe cuándo. Ese tiempo probablemente sea cuando un recuerdo o una idea o ambos aparezcan y necesiten de las palabras de Pascal Quignard. Ahí, en alguna fecha todavía hoy incierta, volveré a Las horas felices.













 


domingo, 15 de septiembre de 2024

Un domingo más



UN DOMINGO MÁS


No se puede decir así como si nada "un domingo más"

como si los domingos que ya vivimos 

hayan sido todos los domingos de la historia

incluso el de la resurrección más conocida 

que dicho sea de paso 

tal vez sea la única

pero que haya sido única 

no significa que haya sido cierta


Sí. Sí

fue escrita, quedó registrada, documentada, sellada

sin embargo, volvemos a lo de siempre:

la relación entre la escritura y la verdad

la crónica y la ficción

¿Quién escribió la Biblia? 

La respuesta obvia, no, por favor

los nombres de siempre ya los conozco

Juan, Mateo, Lucas y Marcos

No importa, menos que menos fue el Espíritu Santo


Ya me distraje, me desvié de lo importante

el tema de los domingos

Necesito concentrarme, y para eso, tengo que hacer un esfuerzo

vuelvo al tema de los domingos


El de hoy no se trata de un domingo más

es uno de los contados domingos que me queda por vivir

Como se dice en el barrio "no es joda"


Hice una simple cuenta

Los domingos que viví hasta ahora fueron unos 2444 

2444 es un número grande pero si cambiamos la perspectiva, tampoco son tantos

¿A cuántos de esos 2444 le di el valor que se merecía? 

Cerca de esa cifra deben ser los que no recuerdo

Primero, porque era chico

Segundo porque ni se me ocurría contarlos

Tercero porque "hacía" 

no importa si era dormir, porque los domingos son para dormir 

o para ir a la cancha a ver fútbol 

o para estudiar

o para mirar películas

o para visitar familiares

o hacer un asadito en el Tigre con una novia

o para arreglar una pared

o un techo (o al menos intentarlo)

el flotante del depósito del baño

o arreglar un velador en cortocircuito

o cambiar lámparas quemadas

o para ir al supermercado y después hacer una rica comida a la noche


Para eso y tantas cosas los domingos que pasaron


Cambio de tema

pensar pensé todo el día

pienso todo el tiempo

aunque no siempre piense bien


Qué fácil me voy del tema, por dios, dios mío

¿Cómo se me va a dar por por contar los domingos?

Pese a que estaba un poco triste y otro tanto melancólico hoy también hice cosas

me desperté temprano

me bañé

leí un poco en casa

había quedado con un amigo en ir a desayunar

fui, hablamos

volví, acomodé la casa

comí liviano porque quiero bajar de peso

el peso me atormenta


Descolgué la ropa de la soga

la acomodé

hice café

cociné para la semana

escuché música

mi tema preferido de la tarde fue Vida, de Hormiga Negra


Ahora no estoy tan triste

No creo que esté angustiado 

o un poquito

Sí, la verdad que sí

un poco ansioso estoy


Quizá me haga bien salir

voy a salir

Algo de ganas me quedan


No había pensado en lo finito que son los domingos

Cada domingo no es un domingo más

Ahora soy consciente de eso


Salgo

Agarro el celular, las llaves

también un libro

voy a tomarme un café en un lugar que no haya tanta gente

¿Cuántos domingos me quedan?








Taller de Lectura “Bahía Blanca”, una novela de Martín Kohan

Son innumerables las novelas de ciudades, algunas en el plano de la referencialidad, como la Dublín de James Joyce, Berlín de Alfred Alexanderplatz de Alfred Döblin, o la Buenos Aires de Jorge Luis Borges, Leopoldo Marechal y Witold Gombrowicz.

Otras gozan de su existencia en el plano imaginario como la Santa Teresa de Roberto Bolaño, la zona de Juan José Saer, la Santa María de Juan Carlos Onetti y la Macondo de Gabriel García Márquez, pese a tener un claro anclaje en ciudades reales.

Bahía Blanca será la ciudad donde transcurre la mayor parte de la trama de la novela de Martín Kohan (también en Ingeniero White)

⚠️ Atención: "Blanca", "White", "dejar la mente en blanco", "olvidar"⚠️

Bahía Blanca, Ingeniero White. Palermo, Caballito, Inolvidable la descripción y narración del viaje por la histórica ruta 3, de tanto peso simbólico para la Argentina (su opuesto es nuestra cool ruta 40), y que nada tiene que envidiarle a la marketinera ruta 66 estadounidense

Bahía Blanca es elegida por el personaje ya no para recordar sino para olvidar todo. ¿Qué es todo? Es lo que vamos a descubrir leyendo cada una de las páginas de esta magnífica novela.

¿Y qué es Bahía Blanca después de todo? Una novela de amor y desesperación que los lectores no podrán olvidar jamás




🗓️ Sábado 19 de octubre, 17 h
💻 Modalidad Virtual
📌 Actividad arancelada 


Para más información:

📧serodino@gmail.com 





domingo, 4 de agosto de 2024

Poesía | Jacques Prévert: "Este amor"



Jacques Prévert (Neuilly-sur-Seine, Francia)

ESTE AMOR

Este amor

Tan violento

Tan frágil

Tan tierno

Tan desesperado

Este amor

Bello como el día

Y malo como el tiempo

Cuando hay mal tiempo

Este amor tan verdadero

Este amor tan hermoso

Tan feliz

Tan alegre

Y tan irrisorio

Temblando de miedo como un niño en la en la oscuridad

Y tan seguro de sí mismo

Como un hombre tranquilo en medio de la noche

Este amor que da miedo a los otros

Que los hacía hablar

Que los hacía palidecer

Este amor acechado

Porque lo acechábamos

Acosado herido pisoteado rematado negado olvidado

Porque lo acosamos herimos pisoteamos rematamos negamos olvidamos

Este amor íntegro

Tan vivo aún

Y soleado

Es el tuyo

Es el mío

Es el que ha sido

Es algo siempre nuevo

Y que no ha cambiado

Tan verdadero como una planta

Tan tembloroso como un pájaro

Tan cálido tan vivo como el verano

Juntos podemos los dos

Ir y venir

Podemos olvidar

Y después volvernos a dormir

Despertarnos envejecer sufrir

Volvernos a dormir

Soñar con la muerte

Despertarnos sonreír y reír

Y rejuvenecer

Nuestro amor sigue allí

Empecinado como un borrico

Vivo como el deseo

Cruel como la memoria

Ridículo como los arrepentimientos

Tierno como los recuerdos

Frío como el mármol

Hermoso como el día

Frágil como un niño

Nuestro amor nos mira sonriendo

Nos habla sin decir nada

Y yo lo escucho tembloroso

Y grito

Grito por ti

Grito por mí

Te suplico

Por ti por mí por todos los que se aman

Y los que se han amado

Sí le grito

Por ti por mí y por todos los demás

Que no conozco

Quédate

Allí donde estás

Allí donde estabas antes

Quédate

No te muevas

No te vayas

Nosotros los que somos amados

Te hemos olvidado

Pero tú no nos olvides

Sólo te teníamos a ti sobre la tierra

No permitas que nos volvamos fríos

Aunque sea cada vez desde más lejos

Y desde donde sea

Danos señales de vida

Mucho más tarde desde el rincón de un bosque

En la selva de la memoria

Surgiendo de repente

Tiéndenos la mano

Y sálvanos.



Palabras, Jacques Prévert, Barcelona, Editorial Lumen 

Título original: Paroles, Gallimard, 1949

Traducción: Federico Gorbea














viernes, 16 de febrero de 2024

La única historia, un taller sobre Juan José Saer (en la Librería del Fondo)


De Juan José Saer ya no quedan textos ni material por conocerse. Todo lo que el autor de Serodino ha producido, incluso sus borradores de trabajo, ya se ha publicado. Si nos detenemos en su obra literaria, desde la aparición de En la zona (1960), hasta La grande (2005, póstuma), Saer publicó doce novelas, cinco libros de relatos y uno de poesía. En estos dos encuentros vamos a introducirnos en su mundo a partir de la siguiente hipótesis de lectura: Juan José Saer escribió, en su obra ficcional, una única historia. 

Cuando decimos "única historia" nos referimos a la idea de que cada uno de los textos pueden valerse por sí mismos; es decir, cada novela, relato o nouvelle se muestran como una pieza homogénea y coherente, capaz de ser aprehendido en su propia lógica, pero también pueden ser asimilados por el lugar que ocupan en el conjunto de la obra, por sus desprendimientos, sus ramificaciones y por sus lazos, lo que hace que, con cada lectura, podamos construir o configurar una trama de sentido en distintas dimensiones.

En esta ocasión, nos vamos a detener en al menos tres dimensiones que, a partir de las formas de narrar y de describir, están en relación con:


El tiempo

Una geografía definida

Los vínculos entre varios de sus personajes


Por último, dos cuestiones más serán abordadas:


El periplo editorial de una obra. ¿Cómo fue el proceso de publicación de la obra saeriana?

¿Cómo fue el proceso de consagración del autor?


Lecturas

Bibliografía del autor

(1960) En la zona. Santa Fe: Editorial Castellví

(1964) Responso. Buenos Aires: Jorge Álvarez Editor

(1976) “A medio borrar”, en el libro de relatos La mayor. Argentina: Seix Barral

 (1980) Nadie nada nunca. México: Siglo XXI Editores

(1994) La pesquisa. Argentina: Seix-Barral


Bibliografía complementaria

Brando, Oscar (2015). “La escritura de Juan José Saer. La tercera orilla del río”. Argentina: Corregidor.

Casas, Fabián (2016). Juan José Saer: El Grande, en “Trayendo a casa todo de nuevo. Todos los ensayos”. Argentina: Emecé.

Piglia, Ricardo (2016). Sexta clase 8 de octubre de 1990, en “Las tres vanguardias”. Argentina: Eterna Cadencia.

Prieto, Martín (2016). “Una forma más real que la del mundo”. Argentina: Mansalva.

Prieto, Martín (2023). “Un enorme parasol de tela verde". Argentina, Eduner.

Arce, Rafael: Juan José Saer. La felicidad de la novela (2015), Santa Fe, Universidad del Litoral

Piglia, Ricardo: Las tres vanguardias (2015), Buenos Aires, Eterna Cadencia

Prieto, Martín (comp.): Juan José Saer. Una forma más real que la del mundo (2016), Buenos Aires, Mansalva


- Gilio, María Esther: No manejo bien mis virtudes ni mis defectos

- Pauls, Alan: La música de las palabras


Prieto, Martín: Saer en la literatura argentina (2022), Santa Fe, Universidad del Litoral

Ricci, Paulo (comp.): Zona de prólogos (2011), Buenos Aires, Seix-Barral

Sarlo, Beatriz: Zona Saer, (2016), Santiago de Chile, Universidad Diego Portales

Schavelzon, Guillermo: El enigma del oficio (2022), Buenos Aires, Ampersand




Para más información: 

serodino@gmail.com 








domingo, 10 de diciembre de 2023

Taller de Lectura Verano Saer | Dos novelas, dos cuentos



La principal hipótesis que afirmamos sobre la literatura saeriana es aquella que sostiene que el autor nacido en Serodino escribió una "única historia". 

El punto de partida de esta idea no es original, mucho menos reciente. De hecho, pudimos darle forma a esta idea a partir de la lectura de las palabras que expuso Ricardo Piglia en una de sus clases en la Universidad de Buenos Aires, y que fueron publicadas en formato libro hace unos pocos años, precisamente en 2016, por la editorial Eterna Cadencia. 

El libro en cuestión es Las tres vanguardias. Saer, Puig, Walsh, donde Piglia dice:

El proyecto global de Saer debe ser visto como el de un narrador que intenta construir una novela en movimiento, que todavía no tiene fin, que ha definido una zona, ha puesto en ella una serie de personajes y ha empezado a contar la historia en diferentes relatos, fragmentariamente. Uno puede imaginar que su proyecto es construir, al final, con todos los libros, una sola historia que terminará por imbricar al conjunto de estas narraciones. se trata de un proyecto narrativo fragmentado, que por momentos se condensa, por momentos se expande, toma elementos secundarios de una historia y los autonomiza para convertirlos después en el centro de una novela en la que personajes secundarios de un relato anterior pasan a ocupar el primer plano.

Nadie nada nunca y La pesquisa son dos novelas que fueron publicadas en 1980 y 1994, respectivamente. Pero entre ambas hay una fuerte conexión, no solo por su geografía, por la mención o aparición de varios personajes, sino por la incidencia del paso del tiempo y de los destinos acaecidos de cada uno de ellos, especialmente de los hermanos Pichón y el Gato Garay, de Elisa, y también de Tomatis. 

Por supuesto, cada libro es portador de su propia trama y del tipo de escritura. En ambas, lo político está inscripto, pero no se somete a la tentativa de lo testimonial, no es una literatura de mensaje (Nadie nada nunca), ni tampoco queda atrapado en los límites del género que lo contiene, el policial (La pesquisa). 

Acompañaremos la lectura de las dos novelas con dos cuentos que nos permiten ampliar el sentido producido, no con la finalidad de lograr una totalidad, sino más bien la de expandir el mundo saeriano, de evidenciar que el devenir de los personajes no se agota cuando se cierran las tapas de un solo libro.

Si en La pesquisa es Pichón Garay quien nos cuenta sobre los crímenes de las ancianas de París, será en A medio borrar donde nos enteramos de su partida definitiva a Francia, y del no-encuentro para despedirse de su hermano el Gato Garay, personaje principal de Nadie nada nuncaRecepción en Baker Street es el relato que continúa la conversación en un bar, donde termina la novela La pesquisa.


Clase 1. Nadie nada nunca

En esta lectura de Nadie nada nunca intentaremos observar y pensar sobre varios puntos:

📌 Fragmentos de una vida enigmática, silenciosa y la historia de un destino trágico: el Gato Garay

📌 ¿Es posible pensar los misteriosos crímenes de los caballos como metáfora de la violencia política de los años 60 y 70 en Argentina?

📌 ¿Es Elisa portavoz de las atrocidades sufridas por las víctimas, los desaparecidos durante la última dictadura militar?

📌 Los universos de la ficción saeriana, dos mundos en contacto permanente: la ciudad y el campo

📌 ¿Una historia incompleta, fragmentaria o escrita hacia el futuro? Los sentidos producidos con la lectura de Nadie nada nunca se verán transformados en nuevas experiencias, una vez que se lean las novelas que Saer escribirá en años posteriores: Glosa (1984), La pesquisa (1996) y La grande (2004)


Clase 2. La pesquisa 

Cuando apareció La pesquisa en 1994, llamó la atención que Saer hubiera escrito una novela enmarcada en lo que podemos definir como género policial. Esta idea no fue producto únicamente de una determinada lectura, sino que aparecía en el paratexto del libro. Por ejemplo, en la página 3, se presentó a la novela de la siguiente manera:

“Juan José Saer. La pesquisa. Novela policial”.

En la contratapa se ratifica la supuesta pertenencia al género y se refiere a ella en esa dirección: “Relato fascinante, aguda reflexión sobre la racionalidad, el crimen y la locura. La pesquisa es la gran novela policial de Juan José Saer”.

Sin embargo, quienes habían leído al autor, sabían que no iban a encontrarse con una historia sujeta a las reglas y convenciones del género; mucho menos a la condición más específica e importante de todas, la que tiene que ver con el interrogante:

“¿Quién es el culpable?”

Por supuesto, esta pregunta estará inevitablemente en el transcurso de la narración. Porque no se trata de romper absolutamente con el género. Pero sí es necesario aclarar que en La pesquisa habrá otros enigmas importantes por revelar, además de la identidad del asesino:

📌¿Quién cuenta la trama de La pesquisa?

📌¿Quién es el autor de la novela que está dentro de la novela, “En las tiendas griegas”?

📌¿Quiénes asesinaron a la pareja de Nadie nada nunca (1980)?

📌¿Dónde están los cuerpos?


***


Bibliografía

Novelas

Saer, Juan José (1980). Nadie nada nunca. México: Siglo XXI Editores

Saer, Juan José (1994). La pesquisa. Buenos Aires. Seix-Barral


Cuentos

Saer, Juan José (1976). "A medio borrar", en La Mayor. Barcelona. Planeta

Saer, Juan José (2000). "Recepción en Baker Street", en Lugar. Buenos Aires. Seix-Barral


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Taller de Lectura Verano Saer


Dos novelas, dos cuentos: Nadie nada nunca y La pesquisa | A medio borrar y Recepción en Baker Street

Por Fernando Torres


Viernes 12 y 19 de enero, 20 horas. Modalidad virtual

Costo: 10 mil pesos. Descuento: 25% por par de inscriptos


Para más información, escribir a:

serodino@gmail.com 


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miércoles, 26 de abril de 2023

Taller de Lectura Juan José Saer | La pesquisa (1994)


Conexión 
París 🇫🇷 Colastiné 🇦🇷

Cuando apareció La pesquisa en 1994, llamó la atención que Saer hubiera escrito una novela enmarcada en lo que podemos definir como género policial. Esta idea no fue producto únicamente de una determinada lectura, sino que aparecía en el paratexto del libro. Por ejemplo, en la página 3, se presentó a la novela de la siguiente manera:

“Juan José Saer. La pesquisa. Novela policial”.


En la contratapa se ratifica la supuesta pertenencia al género y se refiere a ella en esa dirección: “Relato fascinante, aguda reflexión sobre la racionalidad, el crimen y la locura. La pesquisa es la gran novela policial de Juan José Saer”.

Sin embargo, quienes habían leído al autor, sabían que no iban a encontrarse con una historia sujeta a las reglas y convenciones del género; mucho menos a la condición más específica e importante de todas, la que tiene que ver con el interrogante:

“¿Quién es el culpable?”


Por supuesto, esta pregunta estará inevitablemente en el transcurso de la narración. Porque no se trata de romper absolutamente con el género. Pero sí es necesario aclarar que en La pesquisa habrá otros enigmas importantes por revelar, además de la identidad del asesino:

📌¿Quién cuenta la trama de La pesquisa?

📌¿Quién es el autor de la novela que está dentro de la novela, “En las tiendas griegas”?

📌¿Quiénes asesinaron a la pareja de Nadie nada nunca (1980)?

📌¿Dónde están los cuerpos?


Como decíamos anteriormente, La pesquisa no se queda atada a las características convencionales del policial, sino que, en palabras de María Teresa Gramuglio cuando habla de la literatura saeriana en su totalidad afirma que “cada una de sus novelas ensaya una forma nueva, introduciendo transformaciones en los diversos niveles del retrato, sea la extensión, la estructura de su composición, el tono o las voces narrativas”.

 

“Por el solo hecho de existir, todo relato es verídico”


Dividida en tres partes, la primera transcurre durante el invierno en Francia, en vísperas de la navidad parisina. El narrador, a quien todavía no podemos identificar, nos cuenta una serie de crímenes (veintisiete) de mujeres ancianas y solitarias, y da abundante información sobre la biografía de Morvan, el investigador de los asesinatos.

En la segunda parte, la historia transcurre en la zona saeriana por excelencia, en Rincón, en Colastiné, en “la ciudad”. Un 26 de marzo, y bajo un calor embrutecedor, tres amigos conversan durante una cena sobre los crímenes seriales de París, sobre el descubrimiento del dactilograma de 815 páginas, una novela inédita titulada “En las tiendas griegas”, y en donde, además, tratarán de descubrir quién es el auto de los crímenes. ¿Será Washington Noriega? También, durante el día, Pichón Garay, Tomatis y “Pinocho”, Marcelo Soldi (en esta novela hace su aparición en el universo ficcional saeriano), viajan en lancha por los ríos del Paraná y el pasado vuelve, interpela e  incómoda sobre el destino de Elisa y el Gato Garay, justo al pasar por la casa de Rincón.

Planteados los interrogantes, los conflictos y las motivaciones, y el recuerdo, parecería quedar todo preparado para que en la tercera parte se despliegue “la verdad” sobre las preguntas planteadas. Cuando todo parecería indicar que la identidad del asesino ha sido revelada, Tomatis se adueña de la palabra y su discurso ofrece otra posible respuesta, radicalmente opuesta, que vincula a otro personajela “autoría” de los asesinatos de las mujeres.

En La pesquisa, si bien su prosa parecería mucho más amena en cuanto a la facilidad de su lectura, gracias a la velocidad que le da al relato y a la sucesión de acontecimientos que nos propone, vertiginoso para la habitual morosidad descriptiva saeriana, parecería ser de una complejidad menor respecto a, por ejemplo, Nadie nada nunca (1980). Sin embargo, las puertas de acceso que brinda la novela nos enfrentan a un desafío nada menor respecto a los universos propuestos: la crítica al racionalismo cartesiano, a la idea de civilización, una feroz crítica a la sociedad de consumo, una serie de referencias simbólicas y mitológicos que dan sentido a los hechos que se cuentan, la discusión sobre la verdad de la experiencia y la verdad de la ficción.

 

El tiempo de La pesquisa, su portada y su relación con Nadie nada nunca y otros textos


La primera edición de La pesquisa se publicó en 1994, un año después de Lo imborrable (1993). En una entrevista con Martín Prieto, Juan José Saer afirmó que el tiempo de escritura de La pesquisa fue de quince meses, tiempo bastante menor si lo comparamos con el que le llevó escribir Nadie nada nunca (1980), -alrededor de seis años según la cronología que cuidadosamente corrigió Sergio Delgado en Zona de prólogos (2011), a la de Julio Premat en La dicha de Saturno (2002); o un poco más que Cicatrices (1969), que la escribió en veinte noches.

Su portada actual mantiene la imagen que fue tapa de la edición original Mirando al cielorraso, del artista plástico y amigo del autor, Juan Pablo Renzi, que, además, fue el compañero de la María Teresa Gramuglio, una de las intelectuales que más hizo por la consagración y reconocimiento (junto a Beatriz Sarlo y Susana Zanetti), de la obra de Juan José Saer.

El vínculo de La pesquisa con Nadie nada nunca es de gran proximidad. En Nadie nada nunca, el Gato Garay es el protagonista de la historia narrada; en La pesquisa, los es su hermano gemelo, Pichón Garay, que vuelve a la zona saeriana después veinte años de haberse radicado en Francia.

Si en Nadie nada nunca conocemos la casa del Gato desde adentro, en La pesquisa la veremos desde el exterior, desde el río, luego de un paseo en lancha “La rubita”, del padre de “Pinocho” Marcelo Soldi, presentado por Tomatis ante Pichón de la siguiente manera: “le sobra polenta como pensador”.

En este taller ampliaremos las conexiones saerianas: dos relatos del libro Lugar (2000), vienen a dialogar respecto al futuro de La pesquisa, que se suman a las relaciones ya vistas con A medio borrar, cuento largo o nouvelle del libro La mayor (1976).


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Inscripción y consultas:

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Fernando Torres







domingo, 29 de enero de 2023

¡Todo se trataba de un simple chiste! | La causa justa, de Osvaldo Lamborghini

El 18 de diciembre de 2022, la selección de fútbol Argentina obtiene el campeonato del mundo. Y para que eso suceda, mucho tuvo que ver un argentino que ahora juega en un club parisino, pero que desde 2001 y hasta mediados de 2021, creció y vivió en Barcelona.

Otro 18 de diciembre, esta vez de 1985, muere de un paro cardíaco en Barcelona, una de las figuras más destacadas de la literatura argentina: Osvaldo Lamborghini.

Y fue durante 2022 que la editorial Mansalva decidió publicar de manera individual “La causa justa”, dentro de su colección de Poesía y Ficción Latinoamericana, una bellísima edición, cuya portada muestra el rostro del autor. 

En este texto, ¿cuento? ¿novela corta? nos encontramos con un Lamborghini descomunal: la belleza del lenguaje, en donde lo poético se despliega y prevalece por sobre la literalidad, y no impide el desarrollo ni la potencia de su narración hace que lo que nos está contando también nos atrape y capture. 

Hechos cotidianos, que bajo su escritura se vuelven acontecimientos; la Argentina o La Gran Llanura de los Chistes, el vuelo de sus personajes, el poder de sentencia de cada uno de ellos para la gracia, el honor y el horror (Tokuro), para la chabacanería o lo que fuera; la ferocidad de lo sexual y la violencia bajo la pátina de lo paródico y la ironía, cuya elongación del lenguaje lo fuerza hasta el grado último, el instante anterior al quiebre. Y eso es motivo de celebración porque sabemos siempre que, cuando leemos a Lamborghini estamos leyendo ficción, en un mundo y en una época donde lo literal tiende a arrasar y a encorsetar el sentido, o peor aún, a anular absolutamente todo.

Todo este magma hace que su literatura sea única y esplendorosa.

Podríamos decir que casi no  importa lo que sucede; en la historia, en este caso, un partido de fútbol entre los trabajadores de una Empresa. Podían ser obreros de una fábrica, o mineros en una montaña, o lo que se nos ocurra; su literatura sería igual de brillante.
 
Pero Lamborghini eligió un partido de fútbol. Un partido de fútbol, el ya casi extinto -por cuestiones culturales de esta época- “solteros vs. casados”: 

“Jugaban por puro hábito, estrechar lazos para aumentar el nivel de comunicación, cómo decía el sub-jefe de Relaciones Públicas Internas”.

El partidito devino en una batalla discursiva única, atroz y fenomenal:

Terminado el partido empezaban, lamentablemente, a ‘desarrollarse los acontecimientos’, las pioladas y las bromas de mal gusto, ese repugnante clima de ‘formamos todos una gran familia'.

Lamborghini juega con las palabras y también con el sentido común, con esas berretadas que escuchamos día a día, “es una manera de decir; es un chiste; vos te tomás todo al pie de la letra”; no solo juega con eso, sino que lo destruye, lo pulveriza con su poesía. 

Y las consecuencias de este gran chiste, a su vez deriva en algo superior, fundamental: cuidemos, prestemos atención el valor de la palabra. 

Por último, podemos decir que La causa justa fue el primer texto del libro “Novelas y cuentos II” (Penguin Random House), cuya edición estuvo al cuidado de otro de los mejores escritores argentinos: César Aira. 

En la nota que apunta Aira nos dice que La causa justa (1983), si bien no fue publicado en vida por el autor sí fue pasado en limpio, mecanografiado y entregado para su publicación. Vale decirse que de Lamborghini casi toda su obra es póstuma: solo El fiord, Sebregondi retrocede, Poemas, fueron publicados en vida.


Mis simpatías todas argentinas, y yo voy a dar mi vida por este país tan raro, Argentina: 

¡todo era un simple chiste!


Mansalva, 2022
75 páginas



miércoles, 10 de agosto de 2022

Taller de Lectura Juan José Saer | Nadie nada nunca (1980)

Escrita entre 1974 y 1978, finalmente publicada en 1980 por Siglo XXI Editores México, Nadie nada nunca es una de las novelas fundamentales de la obra saeriana.

Frente a los vientos de una época donde el debate acerca del papel que “debía” jugar la ficción, o mejor dicho, la literatura, la propuesta de Saer se abre camino ante la literatura política o testimonial.

Sin embargo, la política no está ausente en el proyecto narrativo de Saer, sino todo lo contrario. Aparece de un modo singular, a veces casi imperceptible, pero lo suficientemente capaz como para impregnar la vida social con los acontecimientos de la “realidad” en la cotidianidad de los personajes. 

¿O acaso la decadencia de Barrios, periodista de Responso (1964) no es consecuencia, entre otras cosas, de la caída del peronismo en el 55?

En esta lectura de Nadie nada nunca intentaremos observar y pensar sobre varios puntos:

📌 Fragmentos de una vida enigmática, silenciosa y la historia de un destino trágico: el Gato Garay

📌 ¿Es posible pensar los misteriosos crímenes de los caballos como metáfora de la violencia política de los años 60 y 70 en Argentina?

📌 ¿Es Elisa portavoz de las atrocidades sufridas por las víctimas, los desaparecidos durante la última dictadura militar?

📌 Los universos de la ficción saeriana, dos mundos en contacto permanente: la ciudad y el campo

📌 ¿Una historia incompleta, fragmentaria o escrita hacia el futuro? Los sentidos producidos con la lectura de Nadie nada nunca se verán transformados en nuevas experiencias, una vez que se lean las novelas que Saer escribirá en años posteriores: Glosa (1984), La pesquisa (1996) y La grande (2004)


Bibliografía 

Saer, Juan José (1980). "Nadie nada nunca". México: Siglo XXI Editores.

Saer, Juan José (1994). "Nadie nada nunca". Argentina: Seix Barral. 


Bibliografía complementaria

Brando, Oscar (2015). “La escritura de Juan José Saer. La tercera orilla del río”. Argentina: Corregidor.

Casas, Fabián (2016). Juan José Saer: El Grande, en “Trayendo a casa todo de nuevo. Todos los ensayos”. Argentina: Emecé.

Piglia, Ricardo (2016). Sexta clase 8 de octubre de 1990, en “Las tres vanguardias”. Argentina: Eterna Cadencia.

Prieto, Martín (2016). “Una forma más real que la del mundo”. Argentina: Mansalva:

- Gilio, María Esther: No manejo bien mis virtudes ni mis defectos

- Pauls, Alan: La música de las palabras

Prieto, Martín (2021). “Saer en la literatura argentina”. Argentina: Universidad Nacional del Litoral.

Ricci, Paulo (comp.) (2011). Nadie nada nunca. Lisa y dorada la ribera en “Zona de prólogos”. Argentina: Seix Barral.

Sarlo, Beatriz (2016). “Espacios, comidas, conversaciones”, en Zona Saer. Chile: Universidad Diego Portales.


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Inscripción y consultas:

serodino@gmail.com

Fernando Torres





viernes, 29 de julio de 2022

ENTREVISTA elDiarioAR | Martín Prieto tras la huella de Saer: “La paciencia no es algo que solo nos reclama su literatura. Es un reclamo de la literatura en general”

 

Un mural con el rostro de Saer en su ciudad natal, Serodino, Santa Fe (El Ciudadano web)

El diarioar

Un mes de junio de 1937 nació el escritor argentino Juan José Saer y también un junio, pero de 2005, murió en París. Martín Prieto analiza en esta entrevista su proceso de consagración y aprovecha para hablar también de literatura.


Fernando Torres, 19 de junio de 2022
Entrevista para elDiarioAR 

Dos efemérides de uno de los mejores escritores de la literatura argentina suceden en junio. Juan José Saer, autor de Glosa, entre otras de sus novelas más reconocidas, nació en Serodino, un pueblo de la provincia de Santa Fe, el 28 de junio de 1937 y murió en París, con una obra ya estudiada, valorada, e influyente -es decir, consagrada-, a los 67 años, el 11 de junio de 2005.

En Saer en la literatura argentina, publicado por la editorial de la Universidad Nacional del Litoral, Martín Prieto, Licenciado en Letras y Doctor en Literatura y Estudios Críticos por la Universidad Nacional de Rosario, y autor de libros de ineludible consulta como Breve historia de la literatura Argentina, analiza el proceso de consagración de su obra. ¿Cómo un escritor nacido en un pueblo ignoto de Santa Fe, llega al deseado reducto de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA donde, en los 80, se establecía “el canon” argentino? ¿Por qué despierta efervescencia en ciertas escenas literarias? Hace un tiempo, por ejemplo, el vapor banal de las redes se sacudió porque alguien, en un humilde post, osó decir que el autor le aburría. Prieto no responde de manera directa. Pero, bajo su mirada crítica, que analiza desde la particularísima cadencia sintáctica y su exploración sensitiva; hasta el proceso canónico donde siempre el riesgo está en transmutar de una vital vanguardia, a fósil monumento laudado; las interacciones con las estéticas en disputa, la huella de Saer, en este, suyo, dos veces junio, sigue interesando, no solo por su aún extendida influencia- o angustia de ella, al decir de Harold Bloom. También por cómo funcionaron algunos mecanismos. Porque Prieto también explica la operación inversa hecha por el autor: por ejemplo, el poeta Juan L. Ortiz, logra no solo volver a ser leído, sino que también se amplía el universo de sus lectores, hasta convertirse en uno de los autores más reconocidos de la poesía argentina. Y en esta operación fue determinante el papel de impulsor que tuvo Saer. 


-En el inicio de Saer en la literatura argentina contás que lo primero que leíste de él, cuando tenías 19 años, fue Nadie nada nunca, ¿qué te resultó fascinante de la novela?

-Fue el primer libro que leí “en vivo”. Cuando digo “en vivo” quiero decir que es el primer libro de Saer que leí cuando se publicó, inmediatamente.


 (para seguir leyendo hacer click acá)



Muchas gracias Sonia Budassi, Editora de la revista cultural de elDiarioArR, y Silvina Heguy, Editora Estratégica elDiarioAR, por la edición y publicación de esta entrevista.