Después de leer Forever
juntos cabe preguntarse si es posible escribir sobre esta experiencia de
lectura.
La respuesta deberá ser sencilla, decir “sí” sin objeciones,
ya que no hay tema de la condición humana que no haya sido tratado y escrito.
Sin embargo, hay que hacer aclaraciones. Es sabido e innecesario a esta altura
decir que para acceder al aura de una expresión artística, para capturar la
radiación luminosa que emanan de sus trazos, sea la obra una pintura o en este
caso, la poesía de Luciano Lutereau, sólo puede lograrse mediante una
contemplativa lectura.
Forever juntos es
un libro con menos de cincuenta páginas que incluye veinte poemas (me ocuparé
exclusivamente de ello), un prólogo de la editora Julia Pirani y un breve texto,
también de Lutereau sobre la “edición independiente”.
Les amants: el amor vuelve siempre
Forever juntos
puede leerse de varias maneras. Pero la posibilidad que está presente en todas
esas sin dudas, es la del juego. En la lectura más esperable, la del orden
propuesto por el escritor, cada uno de los versos puede desplegar su potencia y
su singularidad por sí mismos, y a su vez, ser capaces de vincularse con los
restantes en plena armonía, como si cada uno de ellos fueran partes imprescindibles
de una pieza musical.
Vale decirse que en este tipo de lectura elegida, la que va de
principio a fin, no concluye como una novela rosa, mucho menos telenovela
melodramática, por más que las últimas dos palabras del libro sean “nuestro casamiento”. Sin anunciar un
final trágico, creo que no puede pensarse en un “final feliz” cuando el poema termina con esas dos palabras
precedidas de:
gente sin swing
en un museo nacional
y una lista sábana llena,
los curas, y la mafia un día
Otra posibilidad de lectura, meramente contingente, es la que
nos permite el azar. Un azar abierto a arbitrarios saltos del lector, que puede
comenzar a leer un poema de la mitad del libro, volver al primero, pasar al tercero,
continuar por el último y finalizar por el octavo… un tablero de múltiples posibilidades
de lecturas, inestable y caótico.
Porque en el estado amoroso, el caos reina. Pero también ordena, y aquí su paradoja. Si no,
¿cómo explicar que pueden convivir simultáneamente el enamoramiento y el
desgano, la pasión y la melancolía ante lo que se fue alguna vez o la necesidad
de su regreso, la posibilidad –latente – de ruptura y el casamiento con o sin “papeles”?
En el instante imperceptible, en ese momento en el que no
somos conscientes de la vivencia del amor, es muy probable que todos los
mecanismos de resguardo, del “deber ser”, de la “imagen y la compostura” se caigan
a pedazos. Esas sensaciones se alojan en
un sí-lugar, donde se expresa el estado primario de lo afectivo: el cuerpo. Y es
allí donde se plasman las experiencias.
Sin embargo, Luciano Lutereau va más allá de lo corporal. Desnuda
la conciencia amorosa, la deja expuesta, le quita los formalismos, mientras
que simultáneamente vivifica un delicado erotismo. Pero por encima de todo, aun
con palabras “cursis”, no renuncia a su compromiso con la estética y mucho
menos con la percepción.
Es a partir de este compromiso que sus veinte poemas pueden alcanzar una luminosa
belleza:
La mejor geometría
Es la de tu ropa
interior
Cuando descansa a un
lado
de la cama junto a mi
sweater
entre tu pantalón y
cuatro medias abrazadas,
indiferentes, cada
una, a sus rayas y color
un par sin simetría
podría ser, acaso,
la más prolija
definición de dormir
una noche con vos.
El sujeto amoroso y
la valentía
Sea mayor o menor la angustia, la vergüenza y el miedo al
rechazo, no hay sujeto más valiente en el mundo que aquel sujeto capaz de confesar
su amor a su amada o amado a pesar de no tener un ápice de certeza de aceptación
por parte de este o esta. Más valiente que el trapecista que se balancea solamente
con su torso sin utilizar manos, brazos y piernas, allá arriba, cerca del cielo,
mientras que debajo de él, en la Tierra, el piso mismo, sin una red que lo
proteja.
Todo vínculo amoroso comienza con una idea y quizá esta sea la
más significativa de todas. Porque allí se encuentra el origen.
yo gusto de vos
por eso estoy de acuerdo
en todo lo que decís
Lutereau no sólo la
capta sino que la cristaliza en palabras, nos la hace accesible. Porque sin esa
idea, no hay posibilidad de amor.
En busca del discurso
perdido
No me animo a dar un juicio definitivo sobre la relación que
se hace de este libro y la cuestión kirchnerista. Intentaré al menos, dejar un escenario abierto,
cuanto menos para la discusión. Se menciona al kirchnerismo no sólo en el
prólogo sino también en el último poema “La
religieuse”:
No es un mambo
que vos seas
kirchnerista
aunque del peronismo
nada
quieras saber…
La poesía de Forever
juntos está en sintonía con el kirchnerismo[1],
en cuanto está inserta en una etapa de reconstrucción económica, política y
social, luego de casi seis décadas de constante caídas y retrocesos en dichas
áreas.
Heredero fundamentalmente de la violencia represiva de los
años setenta, y luego víctima de la devastación económica de lo que denominamos
“los noventa”, el kirchnerismo fue y es partícipe de la reconstrucción del
estado en todas sus dimensiones.
En la década menemista se consolidó un tipo de discurso
egoísta, individual, y para nada sincero. Y el discurso amoroso, no salió ileso:
“lo mejor es estar solo”, “a mí me gusta
estar solo” “yo quiero estar solo”, “mejor así, sin compromiso”, ”No digamos
nada, no somos nada” , “¿Casamiento? ¡Qué horror, eso no va más!” y un sin
fin de sintagmas de esa índole.
El carácter irruptivo de Forever juntos
está dado primero por la recuperación de ciertos temas alrededor del amor. En
la poesía del Lutereau no se manifiesta vergüenza ante la confesión de un
enamoramiento y tampoco se cae en lo naif.
Hay señales de una recuperación sentimental:
El amor no se paga con dinero
Ciertos tópicos que fueron silenciados, discursos que fueron
disminuyendo su poder, Lutereau los retoma. “Comida”,
“hogar” y “sueño” vuelven a pronunciarse sin ser deslegitimado:
buscando lo mínimo
para sobrevivir
forever juntos es distinto: la comida tiene gusto a comida,
una casa es un hogar y soñar despierto
es mejor que dormir sin sueños
forever juntos es distinto: la comida tiene gusto a comida,
una casa es un hogar y soñar despierto
es mejor que dormir sin sueños
Post- scriptum
Varias puertas puede abrir la poesía. Pero las principales
impresiones que me causo Forever juntos ya
están expuestas. Leo Diarios de Alejandra
Pizarnik y es muy clara al respecto:
... en verdad, es un poco estúpido hablar de poesía: o se la hace o se la
lee.
Luciano Lutereau pudo hacerla. A nosotros,
nos queda sólo leerla y por supuesto, también pensarla. Porque es de nuestro mundo y de nuestra
contemporaneidad, de lo que el autor nos habla.
[1]
Movimiento político surgido en el peronismo que tiene como fecha fundacional
el 25 de mayo de 2003 cuando Néstor Kirchner asume la presidencia, y luego es sucedido
por Cristina Fernández (casada con Néstor Kirchner) hasta la actualidad. Sus
postulados políticos e ideológicos se basan en la defensa de los derechos
humanos, un paulatino mejoramiento en la redistribución equitativa de la riqueza, inclusión
social, rechazo de la economía de “mercado”, soberanía ante los organismos
financieros internacionales, integración regional latinoamericana.
Uh, este chabón era el piscólogo que me atendía en cierto hospital público.
ResponderEliminarMandaba mensajes de texto mientras yo hablaba, y cuando yo, que tengo mucho tacto y registro (?), hacía silencio para no desconcentralo, Lucho decía "continuá, continuá".
Bueno, capaz que no estaba mandando mensajes de texto, capaz que estaba atrapando la inspiración en el soporte que tenía más a mano (?).