miércoles, 27 de marzo de 2019

La dialéctica de las víctimas y los victimarios




Si la literatura argentina le debe gran parte de su poder de fuego a la violencia política, basta con pensar en El matadero, Martín Fierro y Facundo (por mencionar sólo tres libros de nuestra época clásica); o en Operación masacre, El niño proletario, Los pichiciegos y Glosa (ejemplos de nuestro pasado más reciente), para comprobar que Las brigadas (Club Hem, 2017) de Ariel Luppino, inevitablemente, viaja hacia ese destino. 

“Las brigadas nos llevaron en camiones cual ganado al matadero".(p.9)

Pero todo libro que se inscribe en una tradición debe agregar algo. Y lo que agrega Luppino es una salvedad, una excepción que volverá el escenario más terrible, por no decir perverso: si antes el mundo se dividía entre buenos y malos, en Las brigadas el paradigma ha cambiado para devenir, simplemente, en víctimas y victimarios. 

Y esto sucede en Las brigadas ya no por las fallas que puedan verificarse en el sistema (en el mundo de la historia), en la racionalidad aplicada al uso de la violencia, sino en su exacerbación misma: el poder ha conseguido aplastar a sus víctimas. Lo hace directamente a través de sus verdugos, meros funcionarios, sin necesidad de mostrar o al menos de querer esconder, su verdadero rostro. Sólo conoceremos a los técnicos del espanto, y no a sus jefes intelectuales.

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Pero en Las brigadas junto al sumisión y al terror viene acompañada de la risa, la parodia. Esta risa, que no es estéril, que no es burlona, es la que permite que podamos apreciar el lenguaje, los recursos que despliega el autor en su literatura. De otro modo, nos resultaría intolerable.

"¿Qué diferencia hay entre sacarle un huevo a una gallina y cargarse un pollo?" (p.75)

Pensar en esta primera novela de Luppino nos hace rememorar una de las novelas más profundas de César Aira, vaya paradoja, de aparente lectura sencilla y de aparente contenido superficial: Los dos payasos

"No todo van a ser palos -dijo-. Te voy a sacar de este aguantadero de parias y te voy a llevar como cebador de mate al casino de oficiales (...) Y cuidado con que el mate venga lavado -dijo el Milico, entre risas, cuando me presentó en mi nuevo rol frente a la soldadesca. Hubo aplausos para mí". (p. 49-50)

Novelas que, Los dos payasos y Las brigadas, a su vez, nos remite al Michel Foucault y a la arquitectura de las sociedades disciplinarias, del sofocamiento, del encierro, del castigo, de las bondades de la normalización, cuya salida después de atravesar esas puertas dejan secuelas imborrables, y de algunas instituciones como el hospital, la cárcel y la escuela. ¿Recuerdan la escena del hombre controlando con una escopeta que nada se salga de los carriles normales, mientras los obreros "trabajan", arman la jaula y donde todos incluidos el lector, es un mero espectador?

“No respeté ninguna cultura ni ley, porque ambas cosas son inauténticas para el hombre” (p.29)


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Post Scríptum

Una de las frases más comunes que recorre el mundo de la literatura tiene que ver con aquella que se usa para referirse a un autor que se descubre de manera tardía, "el secreto mejor guardado de la literatura..." Acá podría completarse la frase con los gentilicios que uno desee. 

Esa frase funciona como un atajo, o como una herramienta para deslindar la propia responsabilidad que cada uno tiene como lector por haber descubierto "tarde" algún libro o algún autor. Pero vale decirse que no hay secretos. Hay libros leídos y libros no leídos. Hay un mundo editorial y un mercado editorial. Hay editores y correctores y hay también imprentas. Hay trabajo de prensa y obviamente, pero prefiero redundar a no decir: hay lectores. 

Si los libros no llegan a muchos lados, es cierto que muchas veces ocurre porque no hay dinero ni espacio físico para almacenar o enviar los libros a cualquier lugar. No son baratos los transportes y si no se está en un centro urbano de al menos mediana importancia, los tiempos se extienden tantísimo más. Pero es cierto también que cada día más hay más ferias y encuentros de lecturas, además de las imprescindibles librerías Y ahí hay una oportunidad, La posibilidad  del descubrimiento y de una nueva lectura. Ahí es donde se ve a un lector apostando, como si fuera un casino literario, por un autor ignoto y seguramente todavía sin reseñas, que tendrá la suerte, tal vez, de contar con una seductora contratapa o con datos interesantísimos en sus solapas. Digresión de la digresión: les recomiendo que lean la solapa del primer libro que publicó Juan José Saer cuando era un absoluto desconocido (hacer click aquí). Con un editor que leyó al autor desconocido desde un borrador, que después le haya gustado y encima, con los pesos de su bolsillo, se haya decidido a editarlo y arrojar un nuevo libro al mundo. 

Las brigadas. Todo suyo, lector.

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Libro: Las brigadas
Año: 2017
Páginas: 174
Editorial: Club Hem
Colección: Narrativa Sinfonía Emergente
Editor: Francisco Magallanes
Ciudad: La Plata
Distribución: Malisia Distribuidora





Para leer una entrevista a Ariel Luppino, haga click aquí


















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