miércoles, 10 de agosto de 2022

Taller de Lectura Juan José Saer | Nadie nada nunca (1980)

Escrita entre 1974 y 1978, finalmente publicada en 1980 por Siglo XXI Editores México, Nadie nada nunca es una de las novelas fundamentales de la obra saeriana.

Frente a los vientos de una época donde el debate acerca del papel que “debía” jugar la ficción, o mejor dicho, la literatura, la propuesta de Saer se abre camino ante la literatura política o testimonial.

Sin embargo, la política no está ausente en el proyecto narrativo de Saer, sino todo lo contrario. Aparece de un modo singular, a veces casi imperceptible, pero lo suficientemente capaz como para impregnar la vida social con los acontecimientos de la “realidad” en la cotidianidad de los personajes. 

¿O acaso la decadencia de Barrios, periodista de Responso (1964) no es consecuencia, entre otras cosas, de la caída del peronismo en el 55?

En esta lectura de Nadie nada nunca intentaremos observar y pensar sobre varios puntos:

📌 Fragmentos de una vida enigmática, silenciosa y la historia de un destino trágico: el Gato Garay

📌 ¿Es posible pensar los misteriosos crímenes de los caballos como metáfora de la violencia política de los años 60 y 70 en Argentina?

📌 ¿Es Elisa portavoz de las atrocidades sufridas por las víctimas, los desaparecidos durante la última dictadura militar?

📌 Los universos de la ficción saeriana, dos mundos en contacto permanente: la ciudad y el campo

📌 ¿Una historia incompleta, fragmentaria o escrita hacia el futuro? Los sentidos producidos con la lectura de Nadie nada nunca se verán transformados en nuevas experiencias, una vez que se lean las novelas que Saer escribirá en años posteriores: Glosa (1984), La pesquisa (1996) y La grande (2004)


Bibliografía 

Saer, Juan José (1980). "Nadie nada nunca". México: Siglo XXI Editores.

Saer, Juan José (1994). "Nadie nada nunca". Argentina: Seix Barral. 


Bibliografía complementaria

Brando, Oscar (2015). “La escritura de Juan José Saer. La tercera orilla del río”. Argentina: Corregidor.

Casas, Fabián (2016). Juan José Saer: El Grande, en “Trayendo a casa todo de nuevo. Todos los ensayos”. Argentina: Emecé.

Piglia, Ricardo (2016). Sexta clase 8 de octubre de 1990, en “Las tres vanguardias”. Argentina: Eterna Cadencia.

Prieto, Martín (2016). “Una forma más real que la del mundo”. Argentina: Mansalva:

- Gilio, María Esther: No manejo bien mis virtudes ni mis defectos

- Pauls, Alan: La música de las palabras

Prieto, Martín (2021). “Saer en la literatura argentina”. Argentina: Universidad Nacional del Litoral.

Ricci, Paulo (comp.) (2011). Nadie nada nunca. Lisa y dorada la ribera en “Zona de prólogos”. Argentina: Seix Barral.

Sarlo, Beatriz (2016). “Espacios, comidas, conversaciones”, en Zona Saer. Chile: Universidad Diego Portales.


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Inscripción y consultas:

serodino@gmail.com

Fernando Torres





viernes, 29 de julio de 2022

ENTREVISTA elDiarioAR | Martín Prieto tras la huella de Saer: “La paciencia no es algo que solo nos reclama su literatura. Es un reclamo de la literatura en general”

 

Un mural con el rostro de Saer en su ciudad natal, Serodino, Santa Fe (El Ciudadano web)

El diarioar

Un mes de junio de 1937 nació el escritor argentino Juan José Saer y también un junio, pero de 2005, murió en París. Martín Prieto analiza en esta entrevista su proceso de consagración y aprovecha para hablar también de literatura.


Fernando Torres, 19 de junio de 2022
Entrevista para elDiarioAR 

Dos efemérides de uno de los mejores escritores de la literatura argentina suceden en junio. Juan José Saer, autor de Glosa, entre otras de sus novelas más reconocidas, nació en Serodino, un pueblo de la provincia de Santa Fe, el 28 de junio de 1937 y murió en París, con una obra ya estudiada, valorada, e influyente -es decir, consagrada-, a los 67 años, el 11 de junio de 2005.

En Saer en la literatura argentina, publicado por la editorial de la Universidad Nacional del Litoral, Martín Prieto, Licenciado en Letras y Doctor en Literatura y Estudios Críticos por la Universidad Nacional de Rosario, y autor de libros de ineludible consulta como Breve historia de la literatura Argentina, analiza el proceso de consagración de su obra. ¿Cómo un escritor nacido en un pueblo ignoto de Santa Fe, llega al deseado reducto de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA donde, en los 80, se establecía “el canon” argentino? ¿Por qué despierta efervescencia en ciertas escenas literarias? Hace un tiempo, por ejemplo, el vapor banal de las redes se sacudió porque alguien, en un humilde post, osó decir que el autor le aburría. Prieto no responde de manera directa. Pero, bajo su mirada crítica, que analiza desde la particularísima cadencia sintáctica y su exploración sensitiva; hasta el proceso canónico donde siempre el riesgo está en transmutar de una vital vanguardia, a fósil monumento laudado; las interacciones con las estéticas en disputa, la huella de Saer, en este, suyo, dos veces junio, sigue interesando, no solo por su aún extendida influencia- o angustia de ella, al decir de Harold Bloom. También por cómo funcionaron algunos mecanismos. Porque Prieto también explica la operación inversa hecha por el autor: por ejemplo, el poeta Juan L. Ortiz, logra no solo volver a ser leído, sino que también se amplía el universo de sus lectores, hasta convertirse en uno de los autores más reconocidos de la poesía argentina. Y en esta operación fue determinante el papel de impulsor que tuvo Saer. 


-En el inicio de Saer en la literatura argentina contás que lo primero que leíste de él, cuando tenías 19 años, fue Nadie nada nunca, ¿qué te resultó fascinante de la novela?

-Fue el primer libro que leí “en vivo”. Cuando digo “en vivo” quiero decir que es el primer libro de Saer que leí cuando se publicó, inmediatamente.


 (para seguir leyendo hacer click acá)



Muchas gracias Sonia Budassi, Editora de la revista cultural de elDiarioArR, y Silvina Heguy, Editora Estratégica elDiarioAR, por la edición y publicación de esta entrevista.


domingo, 12 de junio de 2022

De cómo se gestó la “operación Saer” y qué sería de la literatura argentina sin su presencia

El libro de Martín Prieto, estudioso, conocedor y apasionado lector, retrata el camino de vida y las dificultades que atravesó el escritor santafesino antes de su consagración

Por Fernando Torres, 24 de Enero de 2022
Nota para Infobae 

“No fue en un libro donde aprendí las primeras estrofas del Martín Fierro: el actor Enrique Muiño, que recitaba fragmentos del poema por la radio: un poco todas las noches. Y en cuanto a la lectura, en los almanaques de Alpargatas expuestos en el almacén de ramos generales de mi familia, en Serodino, los versos del poema estaban impresos entre el calendario y las magníficas ilustraciones, que hoy todavía, casi sesenta años más tarde, persisten impresionantes y vívidas en mi memoria”.

Libros argentinos, de Juan José Saer


Saer fue un autor que no hizo su carrera de “escritor” en Buenos Aires, la ciudad hegemónica respecto a la centralidad del campo literario. Comenzó a escribir desde muy joven en el diario El Litoral hasta 1956, pero tuvo que renunciar por las repercusiones generadas después de la publicación del cuento “Solas”. Entre 1958 y 1959 vivió en Rosario. Luego, volvió a Colastiné con su mujer Bibí Castellaro, hasta que en 1968 obtuvo una beca del gobierno francés y se fue a París. ¿Buenos Aires? Fue tan solo el paso obligado para ir al aeropuerto y subirse al avión.

La carrera editorial de Saer no se consolidó hasta los años ochenta, cuando comenzó a trabajar, de allí en más definitivamente, con su editor Alberto Díaz, primero en Alianza, años después en Seix-Barral. Desde En la zona (1960) hasta El entenado (1983), había publicado en diez editoriales distintas; sin hacer pie, por un motivo u otro, en ninguna de ellas: Castellví (Santa Fe), Jorge Álvarez Editor (Buenos Aires), Camarda-Junior Editores (Buenos Aires), Galerna (Buenos Aires), Biblioteca Popular Constancio C. Vigil (Rosario), Sudamericana (Buenos Aires), Fundarte (Caracas), Planeta (España), Siglo XXI (México) y Folios (Buenos Aires).

El libro de Martín Prieto, Licenciado en Letras y Doctor en Literatura y Estudios Críticos por la Universidad Nacional de Rosario pero sobre todo lector apasionado de Saer, está organizado en nueve capítulos y dos apartados con referencias bibliográficas. Y comienza con una experiencia del autor: su lectura “en vivo” de Nadie nada nunca. La expresión “en vivo” oculta una pequeñísima trampa porque se refiere a que su lectura se dio enseguida, luego de publicarse la novela. Además de la fascinación que le produjo, Prieto presenta los interrogantes que serán los hilos conductores de su trabajo: “¿Cómo cambia una literatura nacional cuando entra un autor? ¿En qué se convierte un autor cuenta entra en esa literatura?”


Se presenta el vínculo entre la historia política y la historia de la literatura. ¿Es posible pensar en una literatura nacional hasta que no haya Nación? También se podría pensar que por más que se haya creado una Nación, no implica necesariamente que exista una literatura nacional. Vale recordarse que en un determinado momento, “en los índices muchos de los manuales de literatura que se enseñaban en la escuela media desde principios del siglo XX, se pensaba a la literatura argentina como un capítulo de la literatura española”.

Justamente, una de las apuestas que hace el autor tiene que ver con ponerle una fecha de nacimiento a la literatura nacional: “¿Cuándo se hace argentina la literatura argentina?”. Esa fecha es el 25 de enero de 1846, que fue marcada por Sandra Contreras y retomada por Martín Prieto, es la que figura en la carta que le envía Sarmiento a Vicente Fidel López, donde reflexiona sobre el Martín Fierro, la gauchesca, su propio Facundo.

También Prieto da a conocer varios aspectos de la biografía de Saer, algo de lo que a lo largo de su vida y trayectoria fue muy reticente a compartir. Decía que es la obra la que debe hablar por el autor y no los hechos de su vida privada. Sin embargo, sin caer en el rumor ni en el chisme y con sumo cuidado y discreción, el autor invita a conocer detalles de vida con una finalidad: reconocer, trazar una línea de puntos entre la vida real y la vida ficcional.

El quinto capítulo comienza con un gesto que incomodaría hasta al acérrimo lector enemigo de Saer. En el bar Gran Doria, “estimulado por el contexto ambiental” el poeta entrerriano Daniel Durand -su nombre verdadero era Miguel Ángel Correa- preguntó si Saer había reconocido la deuda de su obra con la del narrador Mateo Booz, autor del clásico Santa Fe, mi país. Esa pregunta, lejos de clausurar una discusión, la profundiza. Y en ella, se llega a comprender que quizás haya que buscar en la obra de José Pedroni una influencia aún más importante.

A medida que avanza, el libro invita a acercarse al periplo de Saer en tanto hombre de carne y hueso. Su trabajo como periodista en el diario El Litoral, su partida de Santa Fe a Rosario -y su breve paso pero no por ello menos relevante por la universidad-, cuando conoce a María Teresa Gramuglio, a Juan Pablo Renzi, Aldo Oliva, Noemí Ulla, quienes, entre otros, se transformarán en sus lectores y en los escuderos de su obra. Su regreso a Colastiné, ya casado con Bibí Castellaro, su ingreso en la Universidad Nacional del Litoral como docente de Crítica y estética cinematográfica, y los amigos santafesinos: Raúl Beceyro, Marilyn Contardi, Hugo Gola, Nicolás Sarquís.

También da cuenta de las críticas negativas sobre algunos de sus libros: la primera, de Edelweis Serra para En la zona; la de Norma Desinano por La vuelta completa; y como dice Prieto “hasta la inolvidable, por su torpeza, reseña de Glosa, firmada por Jorge Masciángoli en La Nación”.

Uno de los puntos más altos del libro está en el relato de lo que podría llamarse la “operación Saer”, que tiene que ver con la instalación de un autor en el campo de la literatura argentina. Tres mujeres en lugares estratégicos trazaron los vectores que apuntarán el destino de la obra de Saer hacia su consagración: una serie de textos y reseñas desde la revista Punto de vista bajo la dirección de Beatriz Sarlo; la inclusión por parte de María Teresa Gramuglio en un seminario de Literatura Argentina en la Universidad de Buenos Aires; y la publicación de El limonero real, gestionada por Susana Zanetti, en ese momento directora del Centro Editor de América Latina, quien le envió una hermosísima carta “con tiempo para ver si le interesa y si lo puede ‘pelear’ con Planeta” (para que interceda en la autorización para publicar dicha novela). Estas tres líneas estratégicas dieron una lectura crítica, un gran trabajo de difusión y de recomendación, y de sustento de la literatura saeriana, que no está de más decir, se defendía por sí misma.

Pero antes de eso, hay un juego especulativo (no en términos peyorativos) sino que propone estimular la reflexión teórica antes que una maquinaria contrafáctica, que da lugar a la imaginación en detrimento de la alucinación. Consiste en preguntarse qué efectos provocaría en la literatura argentina la ausencia de una obra: es la pregunta que se hizo Ricardo Piglia al año siguiente de la muerte de Saer. Pero no se pregunta por la ausencia física de esa persona, de ese hombre, sino por el faltante de esa obra. ¿Qué pasaría con Alfonsina Storni si sacáramos de la literatura nacional a Juana Bignozzi? O como imaginó Sarlo, ¿qué pasaría con la literatura nacional si sacáramos a Borges? “Serían Girondo y Juan L. Ortiz los autores preponderantes de la poesía argentina, Martínez Estrada el gran ensayista, y se destruiría el orden de la narrativa de ficción de esa primera mitad del siglo, sustentado en el par Borges - Arlt”.


Ficha técnica

Autor: Martín Prieto
Título: Saer en la literatura argentina
Editorial: Ediciones UNL
Año: 2021 (primera edición)
Páginas: 176
ISBN: 978-987-749-314-6












martes, 11 de enero de 2022

"Suicidio", de Édouard Levé

Nadie nos debería decir cómo leer un libro. Y si alguien se atreviera, no sería un gran consejo, mucho menos necesario.

Suicidio, de Édouard Levé es un libro corto, de lectura rápida (digresión: pensar a la lectura en relación con la velocidad es algo que no debería ni siquiera considerarse; tiempo y lectura son dos vectores que fluyen por carriles absolutamente separados).

Pero en este caso, decir lectura rápida refiere a que el tema y a cómo lo trabaja Levé es muy seductor: las frases, oraciones y palabras están tan bien construidas e hilvanadas que hace que quien las lea no pueda detenerse hasta terminar el libro. 

Sin embargo, por rápido que se avance, la pausa predomina en el acto de la lectura; la contemplación de cada párrafo es una herramienta indispensable para pensar cada idea pronunciada, porque si bien la prosa es fluida, el contenido de lo dicho, es insondable. 

¿Por qué un libro triste puede ser un gran libro?

1 Porque pone en palabras aquello que resulta tan intolerable como (o casi) indecible

2 Y porque eso que se nos aparece como indecible y doloroso, no solo se puede poner en palabras sino también que puede disfrutarse, percibir "lo bello".

Édouard Levé, con su libro Suicidio es un claro y gran ejemplo de esto.

Escrita en segunda persona, el narrador le escribe a su amigo de la adolescencia, una especie de relato cronológico, un descargo pero sin llanto, tal vez algún punto de reproche, casi imperceptible, luego de que él se quitara la vida. 

Lo que más impacta, además de las reflexiones sobre la muerte voluntaria, es la lectura que nosotros hacemos del del texto en relación con el lo que terminó siendo el destino de Levé, quien días después de entregar el manuscrito de este libro a su editor, también decidió poner punto final a su propia vida. 


Diez frases marcadas


  • Seguirás viviendo mientras quienes te hayan conocido sigan viviendo. Morirás con el último de ellos.

    Te encantaba haber nacido un 25 de diciembre: "Todo el mundo está de fiesta y se olvida de la mía".
  • Tu mirada ya no estaba entonces en el mundo que la rodeaba, sino en el blanco que apuntaba.
  • La alegría de las cosas simples se ve iluminada por la luz de tu triste recuerdo.
  • Cuando estabas callado, tus ojos se expresaban en lugar de tu cuerpo.
  • Tu vida fue menos triste de lo que tu suicidio podría creer. Se ha dicho que moriste de sufrimiento. Pero la tristeza no era tanto tuya como de quienes te recuerdan.
  • Quienes te conocieron releen cada uno de tus gestos a la luz del último.
  • No te faltaba dinero. Pero los linyeras eran como los espectros que te anunciaban uno de tus finales posibles.
  • Cuando uno habla de ti, empieza describiendo tu muerte, antes de remontarse en el tiempo para explicarla. ¿No es raro que ese último gesto invierta tu biografía? Desde tu muerte, nunca he oído que nadie contara tu vida empezando por el principio. Tu suicidio se ha transformado en el acto fundacional.
  • Los que te sobrevivirían serían los únicos que cargarían con el dolor de tu muerte. Ese egoísmo de tu suicidio te desagradaba. Pero en la balanza, la calma de tu muerte pesó más que la agitación dolorosa de tu vida.


Autor: Édouard Levé
Título: Suicidio
Editorial: Eterna Cadencia 
Traductor: Matías Battistón
Edición: 2017 
Páginas: 96
Fecha de publicación en su idioma original: 2008, Francia.