viernes, 30 de diciembre de 2016

Laura Galarza: "Los lectores y los libros"

Laura Galarza (Fotografía: Marcela Depiera)



























Aproximadamente, ¿cuántos libros leíste en el año?

No llevo la cuenta pero leo dos o tres por semana. Así que serán cerca de cien. Leo todos los días, por trabajo y por placer. Además hay que contar que para cada nota releo la obra del autor. Este año, lo hice con Richard Ford, John Cheever, Natalia Ginzburg y Liliana Heker. Soy obsesiva para trabajar pero también me dejo llevar por las derivaciones de lecturas, que un libro me lleve a otro y ese a otro. Puedo internarme en ese mar por días. A veces necesito obligarme a parar o que alguien me pare. Un ejemplo de eso este año, fue Bruno Shultz, al que llegué a través de David Grossman por un lado y Juan Forn por otro. Su libro “Las tiendas de color canela” es una pieza de colección.


¿Cuáles son tus libros o lecturas preferidas de este año?

Hay algunas de este año y otras preexistentes a las que llegué. De este año: “Pureza” de Franzen (una máquina de narrar); “Bebé y otros cuentos”, de Paula Bomer (te muerde la mano); “El bar de las grandes esperanzas” de JR Moehringer (me emocionó), “El cielo de los animales” de David James Poissant (el mejor libro de cuentos en años); “Manual para mujeres de la limpieza” de Lucia Berlin (una revelación). A las que llegué: “Los vivos y los muertos” de Joy Williams (“una maravilla”, dijo Carver); “Meditaciones en una emergencia y otros poemas” de Frank O´Hara (libro fetiche de Mad Men); “El cuerpo y otra cosa”, poemas de Darío Jaramillo (un diamante); “Conquista de lo inútil” (Diario de filmación de Fitzcarraldo) de Werner Herzog.


¿Cuáles son tus autores preferidos?

Son varios pero algunas perduran con del tiempo: Raymond Carver, Eudora Welty, Flannery O`Connor, Muriel Spark, Alice Munro, William Goyen, Kjell Askildsen, David Vann.


¿Cuáles son los diez libros que todos deberíamos leer?

Hay que leer todo y de todo. Pero voy a nombrar algunos libros que vienen a mi memoria sin esfuerzo y sin un orden; que cambiaron mi visión del mundo y el modo de entender la literatura. “Memorias de África” de Isak Dinesen, “La dama del perrito” de Anton Chejov; “La Novela Luminosa” de Mario Levrero; “Cuentos de la Selva” de Horacio Quiroga; “Winesbourg Ohio” de Sherwood Anderson; “Catedral” de Raymond Carver; “Escribir en la oscuridad” de David Grossman; “Mientras Agonizo” de William Faulkner; “Misterio y Maneras” de Flannery O´Connor; “El Dolor” de Marguerite Duras; “Kokoro” de Natsume Soseki.


¿Cuál es el libro clásico que no leíste y que te jurás leer algún día?

Proust es sin dudas, mi mayor deuda. No pasa un tiempo sin que me lo reproche. Me engaño pensando que llegará el momento. La realidad es que con diez libros menos en el año, podría haber terminado “En busca del tiempo perdido”. Lo cual prueba que no hay excusas para no leer lo que hay que leer.


¿Cuál es el libro, considerado “canónico” que no pudiste disfrutar o dicho más fácilmente, que no te gustó?

“Las hamacas voladoras” de Miguel Briante. No logré entusiasmarme como he visto que les pasaba a mis amigos. Lo leí con esfuerzo.


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Laura Galarza es psicoanalista, escritora y crítica literaria. Escribe para el suplemento cultural Radar de Página12. Asesora al Módulo de Literatura de Enlaces de la Escuela de Orientación Lacaniana (EOL).
Es columnista literaria de Radio Del Plata donde comenzó en El Pez Náufrago con Tom Lupo. Su libro de cuentos “Cosa de Nadie” obtuvo el primer premio en el concurso nacional Manuel Savio con jurado de Ángela Pradelli, Vicente Battista y Carlos Pereiro y fue editado por Ediciones Del Dock. Dicta talleres de narrativa.







martes, 27 de diciembre de 2016

Ana Laura Pérez: "Los lectores y los libros"


Aproximadamente, ¿cuántos libros leíste en el año?


Aparte de las lecturas estrictamente vinculadas a mi trabajo, leí 43 libros completos (tengo una decena a medio leer). Lo sé porque llevo un listadito de almacenera. Me enorgullece y me tranquiliza porque cuando llego al final del año y la reviso me da una pauta precisa de si ha sido un año bueno o malo. Además me recuerda las lecturas que lo iniciaron, las constancias en el construidas por el enamoramiento con algún autor, las declinaciones. Por esa misma tara -la necesidad de tener a mano los libros leídos- casi no leo libros prestados ni en digital. De lo contrario pierdo mis propias referencias.


¿Cuáles son tus libros o lecturas preferidas de este año?

Mmmm… Tengo en mente una constelación de lecturas, textos sueltos, avances de libros, poemas, intervenciones políticas, notas: citarlos  todos sería engorroso pero me provocaron admiración y alegría, sobresaltos. Para responder más seriamente recurro a mi listadito, caprichoso y raro en un año en el que por motivos personales pasé algunos meses sin poder leer absolutamente nada, como enferma. Me voy por las ramas. Las lecturas (y relecturas, que como tengo mala memoria casi siempre son descubrimientos) que hicieron más luminoso este año fueron "Black out" de María Moreno; "El maestro ignorante" de Rancière; "Mi madre y la música", de Tsvietáieva; "Óstraca" de Teresa Arijón y "Teoría del cielo", de ella y Carrera; "Un método del mundo", de Mariela Gouric; "La salvación de lo bello", de Byung-Chul Han. Pero paro acá porque sé que el tiempo es tirano en general.


¿Cuáles son tus autores preferidos?

Preferidos… hay autores que siempre me interesan, pero no tengo esa categoría. Barrunto un listado ecuménico que después me va a dar cargo de conciencia -Debería haber puesto a....- Sebald, cosas de Banville, Joao Gilberto Noll, Bolaño, Denis Johnson, Erri de Luca, Lispector, Zadie Smith, Junot Diaz, Christian Ferrer, Matilde Sánchez, Daniel Galera. En ensayo Richard Sennett, Agamben, Boris Groys, Byung Chul-Han, Bauman, Didi-Huberman, Beatriz Preciado...

Como vengo del periodismo y tengo debilidad por la no ficción, me gustan mucho mucho María Moreno, Svetlana Alexievich, Joan Didion, Gay Talese, Ryszard Kapuściński, ¡Capote! /sus textos breves, las crónicas de Foster Wallace, Herzog, Emanuele Carrere, el imperio literario en el que está empeñado Karl Ove Knausgard; Joe Sacco y Art Spiegelman, que hacen periodismo en cómic. Se me ocurren más... Ya me pesa la conciencia.


¿Cuáles son los diez libros que todos deberíamos leer?

Dificil. Pasaría de esta. Me da no sé qué la prescripción. Digo los que me vienen a la mente, que me impactaron por motivos muy diversos: "La cultura de la conversación", de Benedetta Craveri, "Hitler" la biografía en dos tomos de Ian Kershaw, "Historia del arte"  de Gombrich; "Estancias" de Agamben, "El intocable" de Banville, "Testo yonki" de Beatriz Preciado, "Austerlitz" de Sebald, "Desgracia" de Coetzee, "El libro de la Almohada" de Sei Shonagon, "Shunko" de Abalos que daba la maestra de tercer grado y con el que entendí qué era eso que yo sentía al leer, "Diario de una princesa montonera" de Mariana Eva Pérez, "La maravillosa vida breve de Óscar Wao" de Díaz, "Fedro" de Platón, "María Antonieta" de Stefan Zweig, que mi abuelo adoraba y que conservo, "El Emperador", de Kapuściński... Todos son libros que me deslumbraron en días particulares. Libros que transformaron mi vida entonces: iba por ahí y provocaron giros, saltos, emociones, deslumbramientos. Pero que reemplazaría si recorriera mejor mi biblioteca o hiciera memoria. Ni siquiera estoy segura de haber puesto diez.


¿Cuál es el libro clásico que no leíste y que te jurás leer algún día?

"Guerra y paz". Le compré a mi hija la edición que Losada sacó hace un par de años y ella no me habilitaba porque quería “estrenarlo”. Ahora me hice de la de Penguin Clásicos, que me llevo a las vacaciones. Actualizó mi deuda el comienzo de otro libro en el que no avancé y espero sí, desquitarme pronto: "El baile de Natacha", de Orlando Figes, que para hablar de la historia de la cultura rusa empieza con una escena de Tolstoi.


¿Cuál es el libro, considerado “canónico” que no pudiste disfrutar o dicho más fácilmente, que no te gustó?

Dejo al lector decidir si entra a la categoría de clásico: "Fragmentos de un discurso amoroso" de Barthes. Yo andaba por los treinta, me estaba separando y el libro me pareció suferficial, desapasionado, engolado y berreta. Escrito por alguien que no tenía ni idea de lo que estaba hablando.



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Ana Laura Pérez nació en Lomas de Zamora en 1971. Hizo las carreras de Comunicación Social y de Periodismo (UNLZ). Empezó a trabajar en radios  y redacciones antes de cumplir 20 años y la mayor parte de su carrera la desarrolló en Clarín. Es docente en la carrera de Ciencias de la Comunicación en la UBA y en la Maestría en Periodismo de la Universidad de San Andrés. Actualmente es directora Literaria en Penguin Random House Grupo Editorial.






sábado, 24 de diciembre de 2016

Jorge Carrión: "Los lectores y los libros"

Jorge Carrión (Fotografía: Lisbeth Salas)

Aproximadamente, ¿cuántos libros leíste durante este 2016?

No lo sé. Leo de un modo constante y caótico. Supongo que, completos, uno o dos por semana. Y fragmentariamente (uno o dos cuentos, algunas páginas, un par de ensayos, algún capítulo, pasajes, poemas)otros tres o cuatro.


¿Cuáles son tus libros o lecturas preferidas de este año?

Si tuviera que destacar títulos en español que me han sorprendido por su fuerza, optaría por dos novelas de autores emergentes, Magistral de Rubén Martín Giráldez y Nefando de Mónica Ojeda, y la poesía completa de Manuel Vilas. Este año terminé de leer la tetralogía de Elena Ferrante, cuyo realismo no me acaba de convencer, pero la historia es fascinante y he podido entender mucho mejor Italia en general y Nápoles en particular gracias a ella. También me encantó Brújula de Mathias Enard, una novela de viaje y sobre el viaje absolutamente ambiciosa, una apuesta por la literatura pura en nuestra época descafeinada.


¿Cuáles son tus autores preferidos?

Son tantos que no merece la pena mencionarlos, porque seguro que me dejaría a varios, y porque su lugar en mi canon personal va variando según pasa el tiempo. De los que todavía publican con regularidad, con títulos de este 2016, destacaría a Karl Ove Knausgard (Bailando en la oscuridad tal vez sea el volumen menos interesante de los cuatro de “Mi lucha” publicados hasta la fecha, pero le soy fiel), y a Ricardo Piglia (la segunda entrega de Los diarios de Emilio Renzi, “Los años felices”, no es una novela de no ficción tan sofisticada como la primera, pero igualmente es un testimonio fascinante de su formación como escritor y de la Buenos Aires literaria de los años 70).


¿Cuáles son los diez libros que todos deberíamos leer?

Tus preguntas son cada vez más difíciles. Intentaré descubrir, en vez de redundar, entendiendo que no pueden ser sólo diez y que ya hay muchas listas en que aparecen los consabidos. Digamos: Las Encantadas, de Melville, La Regenta, de Clarín, El Entenado, de Saer, Léxico familiar, de N. Ginzburg, El desierto y su semilla, de Baron Biza, Véase: amor, de D. Grossman, Los anillos de Saturno, de Sebald, El año del pensamiento mágico, de J. Didion, Fun home, de A. Bechdel, y Las Meninas, de S. García y J. Olivares. Son prosa y cómic. Obras impresionantes todas ellas.


¿Cuál es el libro clásico que no leíste y que te jurás leer algún día?

Tengo que terminar de leer En busca del tiempo perdido. Recuerdo que después de haber leído muchos capítulos de El Quijote, cuando durante un largo viaje en 2003 lo leí entero lo disfruté y lo entendí de un modo brutal. Me gustaría experimentar algo parecido con Proust.


¿Cuál es el libro, considerado “canónico” que no pudiste disfrutar o dicho más fácilmente, que no te gustó?

Muchos. El último fue A sangre fría de Capote. La primera lectura, hace años, me dejó frío (con perdón). Le di una segunda oportunidad este verano: me pareció un libro muy mentiroso y muy tramposo. No se merece el lugar que ostenta en el ámbito de la no ficción. Pero tampoco es una gran novela de ficción.


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Jorge Carrión nació en Tarragona en 1976 pero ha pasado la mayor parte de su vida en Mataró y Barcelona. Es doctor en humanidades por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y director de su Máster en Creación Literaria. Ha vivido en Buenos Aires, Rosario y Chicago. Publica regularmente en diversos medios, entre ellos El País, La Vanguardia y Letras Libres. Es autor de la tetralogía de ficción “Las huellas” (conformada por Los muertos, Los huérfanos, Los turistas y Los difuntos) y de varios libros de no ficción, entre los que destacan Australia. Un viaje, Teleshakespeare y Librerías. Fue comisario de la exposición “Las variaciones Sebald” del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. Ha sido traducido al italiano, el alemán, el francés, el polaco, el inglés y el chino.

(https://jorgecarrion.me/about/)







viernes, 16 de diciembre de 2016

Mis lecturas preferidas de 2016




Fuera de lugar, Martín Kohan

En esta novela Martín Kohan nos presenta una trama con personas que creen actuar correctamente y deslindan en los otros las propias responsabilidades ante los abusos cometidos. El tema principal de la novela gira alrededor de lo siniestro, el abuso infantil, cuando los niños son los objetos capturados por el ojo técnico de la cámara fotográfica. Todo esto motorizado por el dinero, el verdadero generador de las perversiones narradas. Fuera de control porque en el paradigma de lo analógico las fotos podían romperse y los negativos quemarse. Pero en el mundo digital, debido a la explosión de internet, todo se volvió inmanejable. "Fuera de lugar", es también una novela sobre lo siniestro por las otras caras de la violencia que muestra, donde la búsqueda esperanzada de justicia no siempre llega a buen puerto.

Lean la nota de Fernando Bogado, “El que no quiere ver”.


El cielo de los animales, David James Poissant

Poissant en un joven escritor norteamericano y su libro está conformado por quince relatos que fueron publicados en distintos medios gráficos, antes de su edición definitiva. El hombre lagarto es el primer cuento del libro y tiene tanta potencia que cuando se lee, además parece estar viéndose.

Lean la nota de Laura Galarza, “Animal Planet”.


Black Out, María Moreno

Biografía excepcional: su padre, su infancia, cómo fue su camino en el periodismo cultural. Pero también un libro sobre una época decisiva de la literatura argentina en la que aparecen autores como Norberto Soares, Miguel Briante, Osvaldo Lamborghini, Carlos Feiling, Rodolfo Fogwill, César Aira y Jorge di Paola, entre otros.


Manual para mujeres de limpieza, Lucia Berlin

Sin dudas, la mayor sorpresa literaria del año en Argentina, México y España. Berlin nació en Estados Unidos y vivió también en Chile y México. Madre de cuatro hijos que tuvo innumerables empleos para dar sustento a su familia. Pero su vocación de toda la vida fue ser escritora y estos relatos, dan testimonio de la de lo grande que fue su literatura.


Sueños de trenes, Denis Johnson

Estados Unidos. Fines del siglo XIX hasta fines de la década del setenta. Si la novela es la historia de un destino, “Sueños de trenes” cumple esta idea a la perfección. Robert Grainier, nacido en 1886 es un jornalero devenido obrero ferroviario.


El espíritu de la Ciencia-Ficción, Roberto Bolaño

Cuando se publican libros póstumos, una especie de fantasma recorre la conciencia de los lectores: ¿Qué tipo de libro está por llegar a las librerías? Con este libro, vayan a por él sobre seguro. La genialidad y sus principios literarios están en esta novela. Un secreto: el mecánico que acondicionó a la “Princesa Azteca”, es un personaje adorable.


Correr, Jean Echenoz

Novela breve inspirada en la vida de Emile Zátopek. Zátopek se convierte en atleta tal vez no tanto por vocación deportiva, sino como posibilidad para escapar al trabajo duro en el régimen socialista. Su desempeño comienza a sobresalir y sus resultados son tan buenos como para obtener tres medallas de Oro en los Juegos Olímpicos. Aun así, la vida de Zátopek no queda exenta de dificultades.


Kirchner, el tipo que supo, Mario Wainfeld

Nadie puede dudar quién es el hombre más decisivo e influyente en la historia reciente de la Argentina: Néstor Kirchner. Este libro no es una biografía convencional, ni se organiza desde su cronología. Basado en las conversaciones que tuvo el expresidente con Mario Wainfeld, y también de los análisis y lecturas por parte de este último, lo que le da sustancia a este libro son las políticas de estado que llevó a cabo Kirchner, quién al principio fue mirado con desdén y desconfianza y al que hoy, ni el más fervoroso opositor, le resta méritos a buena parte de su labor política.


No hay risas en el cielo, Ariel Urquiza

Libro de relatos o novela, el género quedará definido por el lector. En mi caso, lo leí como una novela. La colección “Al sur del Río Bravo”, publica a jóvenes escritores y es una de las más prometedoras de la literatura contemporánea.


La extraña trayectoria de la luz, Jorge Fonderbrider

La grata sorpresa que me llevé este año cuando leí este libro. Esta edición es la obra reunida del poeta nacido en Buenos Aires, que comprende los años 1983-2013, por el sello Bajo la Luna. Esta edición cuenta con un prólogo de Fabio Morábito.

Lean la nota de Edgardo Scott, "Los acordes, la luz, las cosas"


Stoner, John Williams

Un joven se inscribe en la facultad de agronomía con el objetivo de obtener conocimientos que le haga sacar más rédito a sus tierras y que termina acercándose a la literatura. Otros de los fenómenos editoriales del año. Libro para escritores. Libro para lectores.

Lean la nota de Juan Forn, "Hablemos de Stoner"


Los Oesterheld, Fernanda Nicolini y Alicia Beltrami.

Libro de investigación pero también una biografía sobre la familia del escritor de “El Eternauta”, Héctor Oesterheld, arrasada por la violencia del aparato represivo durante la última dictadura cívico-militar.


Últimos testigos, Svetlana Alexiévich

Cuarto libro publicado de la autora bielorrusa, ganadora del Nobel de Literatura 2015. Entre la crónica y el testimonio, cuenta el horror de la guerra, esta vez poniendo en foco la experiencia de los niños.


El río, Débora Mundani

Esta novela transcurre en la zona del delta y más allá también. Un viaje en una pequeña embarcación por los ríos del Delta en la que dos historias se entrecruzan y dan sentido a dicho viaje y a la vida de los personajes.


El nacimiento de la literatura argentina, Carlos Gamerro

Debemos agradecerle a la editorial Excursiones haber reeditado este libro que fui publicado inicialmente en 2006. Gamerro es uno de los escritores (y además docente) que más estimula a seguir leyendo. Numerosos autores, para mí celebres recorren sus páginas. Mención especial para el capítulo donde se hace referencia a la institución policial como ente criminal: imprescindible.


Las aventuras de Barbaverde, César Aira

Libro s-e-n-s-a-c-i-o-n-a-l del escritor pringlense. Cuatro historias del súper-héroe Barbarverde en la que el destino de la humanidad está en juego. Y  atentos al joven periodista Sabor, capaz de conducir una nave espacial sin saber, con tal de salvar al planeta.


Brasil, Paula Brecciaroli

Narrada en primera persona, Brasil es una novela escrita a modo de diario de viaje que se compone de treinta y cuatro capítulos. La voz de esta historia corresponde a una chica que está a punto de subir a un tren para viajar a un lugar llamado “Triple Frontera”.


El cerebro musical, César Aira

Anteriormente, este libro fue publicado como “Relatos reunidos”. Pero a esta edición, además de cambiársele el título se le agregan tres relatos.
“A brick wall”, “El perro”, “Picasso”, “Duchamp en México”, “El infinito”, “La broma”, y “El cerebro musical”, por nombrar algunos, derrochan magia y virtuosismo.


Juan José Saer. Una forma más real que la del mundo (conversaciones compiladas) Martín Prieto

Del autor nacido en Serodino, con los Papeles de trabajo y sus borradores inéditos, se completó su producción literaria. Si algo nos faltaba era un libro con una compilación de sus entrevistas. La voz de Saer en primera persona.


Bolaño, el hijo de Míster Playa. Mónica Maristain

Leer este libro es como encontrarse un tesoro único. Su programa literario como  lo que significó (y significa aún su muerte en el mundo literario) está presente en el libro de Maristain. Recomendado para quienes hayan leído mucho sobre el escritor chileno como para aquellos que empiezan a recorrer su obra.


La invención de la naturaleza, el nuevo mundo de Alexander Von Humboldt, de Andrea Wulf

Qué veamos el mundo tal como lo hacemos, mucho tiene que ver con Alexander Von Humboldt. Un hombre que no se quedó en el lujo y comodidad que su origen le facilitaba, sino que decidió salir a descubrir los misterios de la naturaleza.


Novela de ajedrez, Stefan Zweig

Esta novela debería ser considerada como un gran modelo de novela breve. Talento o trabajo, vaya uno a saber, ¡no se puede escribir una historia tan sencilla como perfecta! Dos historias, dos destinos que se cruzan en un partido de ajedrez, a bordo de un transatlántico desde Polonia hacia Buenos Aires.


¿Por qué preferimos la desigualdad? (Aunque digamos lo contrario), Francois Dubet

El autor nos invita a reflexionar la cuestión de la desigualdad no sólo a partir de la brecha que hay entre los que más tienen y los que no, sino también a cargar las tintas en un “nosotros”, dentro de un mundo donde los lazos de solidaridad son cada vez más endebles y con gobiernos que tienden a alejarse del Estado de Bienestar.


Subrayados. Leer hasta que la muerte nos separe, María Moreno

Este libro es una especie de Babel, construido en base a una selección de notas que la autora escribió en distintos medios. Lenguaje de alto vuelo y sin corset, Moreno nos invita a leer en distintas claves a escritores decisivos de la literatura local y extranjera.


El partido, Andrés Burgo

En este 2016 se cumplieron treinta años del aniversario del título obtenido en México por la selección de fútbol de la mano –justamente- y del pie izquierdo -sobre todo- de Diego Maradona. “México 86” es algo más que un mundial para los futboleros argentinos. Es el mundial del partido más importante de la historia del fútbol argentino, el que jugó contra su clásico rival, en un contexto irrepetible, y cargado de tensión, luego de la guerra de Malvinas: el partido con Inglaterra. Una investigación que nunca vi para un libro de fútbol. Escrito de manera excelente. Con información interesante y pertinente, al nivel de detalle microscópico. Este será el libro clásico del Mundial más lindo de la historia del fútbol (al menos hasta ahora).

Lean la nota de Ángel Berlanga, “El partido obrero”.


Open, Andrea Agassi

Esta biografía nos cuenta la historia de un gran campeón del tenis mundial, al que cuando era bebé, su padre le ataba a la muñeca, una paleta y una pelotita para aprenda cuanto antes a jugar al tenis. El escritor que le da la voz a Agassi es J.R. Moehringer, ganador del premio Pulitzer. El libro no es sólo interesante por los logros y títulos obtenidos en su carrera sino por todo lo que debió vivir para llegar a ese lugar.


La final, Diego Estévez

En la historia del fútbol argentino sólo una vez Boca y River se enfrentaron para definir quién es el campeón. Ocurrió en 1976 en cancha de Racing, y según dice la leyenda, más de cien mil personas concurrieron al estadio. Hubo un solo gol que hasta la fecha, sólo puede reconstruirse verbalmente o por fotografías ya que el destino de esa filmación sigue siendo un misterio.


La liebre, César Aira

Nadie mejor que Aira para comenzar una novela en la que narra a un Juan Manuel de Rosas recién levantado de la siesta para realizar una serie de flexiones. Una de las que más me gustaron del escritor pringlense.


Fama y soledad de Picasso, John Berger

Biografía excepcional escrita por el escritor inglés, tal vez el nadie mejor que él para llevar a cabo este trabajo, por su sensibilidad, capacidad de observación y por la delicadeza de su escritura. El libro es valioso porque Berger pone el foco más en las condiciones del mundo en el que vivió Picasso y cómo incidió, más allá de su talento, para transformarse en el genio que el universo conoció. Cómo era la España de fines de siglo XIX, cuáles fueron los principios del Cubismo (no escrito). Y las notas de color, son maravillosas, como por ejemplo cuando su padre decide dejar de pintar (era profesor de pintura) cuando ve lo que es capaz de hacer el pequeño Pablo, a sus trece años.


El llanto, César Aira

Novela onírica, de los sueños y de los colores, también de la noche, esta novela es la historia de un hombre que acaba de ser dejado por su esposa para irse con un japonés con el deseo de “comenzar a vivir”. Entre la desdicha y el sufrimiento, el personaje de la novela debe recomponer su vida. El azar hace que en los tiempos que transcurre la historia, salga a cenar con la mujer del momento y “oh, casualidad”, en el mismo restaurant, se ve a su con el amante japonés.

Inolvidable frase de la novela para guardar toda la vida: “Imposible oírla, porque yo estaba pensando con megáfono”.








martes, 13 de diciembre de 2016

"Sueños de trenes", Denis Johnson

I

Estados Unidos. Fines del siglo XIX hasta fines de la década del setenta. Si la novela es la historia de un destino, “Sueños de trenes” cumple esta idea a la perfección. Robert Grainier, nacido en 1886 es un jornalero devenido obrero ferroviario. Lo fantástico como posibilidad para narrar lo que sucede en la intersección del misterio y de la superstición. Justamente en esa zona, Denis Johnson nos abre un camino.

II

La tala de árboles, la posterior utilización de los troncos para la construcción de puentes ferroviarios, el objetivo de poblar esas tierras que ya no son del bosque, pueden pensarse como síntoma del “progreso” que también atravesó a esa nación. Idea que recorrió el mundo ya no como fantasma pero sí con su propia carga mitológica y que auguraba a los países “civilizados” un punto de llegada no menos que prometedor.

III

Una de las características más destacadas de la novela de Johnson es que si bien el tiempo del relato no deja de avanzar y se permite algún flashback, la prosa de este autor no prescinde de la paciencia que hace que cada párrafo lleve un ritmo tan musical como armonioso. Sus descripciones merecen destacarse ya que si bien no son microscópicas menos renuncian a la elegancia:

“A Grainier no le gustaron las sombras, las siluetas larguiruchas de los abedules ni las nubes que tapaban la media luna amarilla. Todo parecía diseñado para asustar al niño que llevaba dentro”.

IV

La novela comienza con un intento de justicia por mano propia: un grupo de operarios que construye un puente quiere arrojar a un operario chino supuestamente por haber robado en el almacén donde los obreros gastan lo que ganan. El mundo que los contiene se ocupa de reducir los bosques y armar gigantescos puentes:

“Las vías solamente eran para transportar la madera una vez fuera del bosque”.

V

Lo anecdótico suele darle un aire fresco al relato. En 1950 Grainier vio en un circo itinerante al hombre más gordo del mundo y también a un muchacho rural que viajaba en tren y que pronto se convertiría en un icono de la cultura de masas norteamericana: Elvis Presley.

VI

Una de los pasajes más escalofriantes de la novela es el encuentro de Grainier, a sus trece años, con un “trota” (vagabundo o mendigo): el espeluznante William Coswell Haley. Un acto de violencia sexual llevada a cabo bajo la más absoluta perversión.

VII

Difícilmente haya un período en el siglo XX donde no se vinculen estos dos significantes: “Estados Unidos” y “guerra”. En “Sueños de trenes”, la guerra aparece pero su impronta es lejana:

“La guerra en Europa había generado una gran demanda de madera de pícea. En realidad hacía dieciocho meses que se había firmado un armisticio, pero el capitán estaba convencido de que los armisticios eran simples situaciones temporales hasta que se reanudaban las batallas y uno de los bandos masacraba al otro hasta no dejar a nadie vivo”.

Tampoco hay mención a los conflictos internos de dicho país. La geografía de la novela es la tierra de la tribu de los Kootenai, pueblo originario que aparece en esta historia sólo a través de algunas de sus leyendas.

VIII

De Grainier sabemos casi todo. Pero casi nada sobre sus padres ni de su infancia. Solo que llegó a Idaho porque lo habían enviado en un tren a los seis o siete años. Grainier creía que pudo haber nacido en Utah o Canadá en 1886. Todo se presume. Sí sabemos que dejó la escuela a los doce o trece años.
Ya adulto, Grainier adquirió una media hectárea de tierra en un acantilado de Moyea. Se la compró a un joven que quería su primer automóvil, un Ford T. En esas circunstancias, llevó a Gladys a conocer el lugar y se besaron por primera vez. Cada paso dado era para acercarse a la felicidad, más aún con el nacimiento de Kate. Hasta que llegó la tragedia.

IX

En sus últimos años, a pesar de todo lo que vivió, Grainier vería a nuevos obreros jóvenes trabajando (tal vez como lo hubieran visto a él), tirándose unos diez o doce metros abajo para rebotar en la red de seguridad, divirtiéndose en la construcción de nuevos puentes que ya no serán de madera, sino de metal. Los bosques fueron recuperando su fisonomía, una vez superados los momentos de la intervención del hombre.
Un lugar en una época, la de la etapa final de Robert Grainier donde no sólo el ferrocarril, los automóviles y los aviones son moneda corriente, sino de naves espaciales que desde algún tiempo atrás habían comenzado a orbitar por la galaxia.

X

¿Por qué la historia de un destino? Porque es la historia de un hombre corriente que a pesar de haberse caído en el infierno, siempre y de algún modo, intenta aferrarse a la vida.

lunes, 12 de diciembre de 2016

"Brasil", de Paula Brecciaroli

Narrada en primera persona, Brasil es una novela escrita a modo de diario de viaje que se compone de treinta y cuatro capítulos. La voz de esta historia corresponde a una chica que está a punto de subir a un tren para viajar a un lugar llamado “Triple Frontera”.

La extensión de cada capítulo es de tres páginas aproximadamente excepto el primero, que se despliega en once, y es donde se presentan los personajes de esta novela: el guarda que le da permiso para subir al tren “Ahora sí, señorita ansiosa”; el viejo del asiento de al lado, Boris o José Luis “No parece interesado en hablar. Es un alivio”; Martín “Seguro tiene una novia que lo espera en la terminal”; Ludmila, “la chica que viaja con los tres pibes se sentó en la otra punta del vagón"; los gitanos, y los inquietantes pasajeros que parecieran permanecer en sus lugares entre imperceptibles conversaciones y ronquidos.

Un viaje en soledad porque Leo ya no está “Con Leo hubiera podido hablar y distraerme hasta que abrieran el comedor. No quiero pensar en él”. Y aunque el amor ya no sea parte de la vida de quien escribe este diario, el viaje que ella tenía programado, igualmente lo realiza.

Mochila nueva, un libro al que le faltan pocas páginas para terminar de leerse, una revista de armas comprada a último momento antes de subirse al vagón, un llamado de último momento a la madre, avisándole que está en el aeropuerto y no en la estación de tren. Como suele suceder en determinados tipos de viaje lo que se carga, lo que se arrastra –pesadamente- es uno mismo.

En la literatura, hay cientos de viajes narrados; están los que se hacen para no recordar o para olvidar -“Bahía Blanca” de Martín Kohan-; los que se hacen cuando todo es derrota -“Una sombra ya pronto serás”, de Osvaldo Soriano-, por mencionar solo dos ejemplos.

En Brasil el viaje tal vez venga a funcionar como mecanismo para comenzar a exorcizar los fantasmas de un pasado reciente o como procedimiento de cierre de una etapa, todavía impregnada por el dolor.

Rumbo al norte, tres días en tren. Sin necesidad de llegar a una ciudad hermosa. Sólo viajar.

La forma concreta, física, de salir del lugar de siempre un departamento que fue compartido con Leo, al menos por un tiempo. Y sin importar si ese destino lejano, Triple Frontera, “a 1896 km”, sea atractivo.

El Brasil de esta novela no nos hace pensar en el Brasil de las playas, de los hoteles cuatro estrellas. O tal vez sí. Pero ese Brasil del sentido común, del imaginario será el de Leo, “el mochilero con el que iba a hacer esta expedición en tren”, el que cambió el viaje a Triple Frontera por vacaciones “con una compañera de trabajo teñida de rubio y con las tetas hechas”. Tampoco pareciera pertinente la cuestión del dinero, si es suficiente o no. Sólo servirá para comprarse algo de comer o un whisky de calidad aceptable en el vagón de los gitanos.

Si tuviéramos que improvisar una clasificación para el género de Brasil, podríamos decir que el viaje en tren se define como una historia de ciencia ficción realista. Su decadencia, debido a su mal estado y a su pésimo funcionamiento hace del mundo de la historia, el tren, un espacio agobiante. El tren puede pasar dos veces por la misma estación. El maquinista puede confundir el camino al hacer un cambio de vías. El mantenimiento de las vías es ínfimo o nulo y por eso, la formación debe circular en su tramo más veloz a 50 kilómetros por hora. El resto del viaje solo podrá alcanzar los 35 kilómetros por hora. El tren puede recibir el impacto, un choque de otra formación…

El vagón comedor puede estar cerrado por un problema con la concesión y por eso, lo único disponible para beber sea el agua caliente que sale de la canilla del baño de mujeres. Comer, un tema en sí mismo: lo que llevó cada pasajero, como el viejo con sus salames y manzanas o comprarles a los gitanos, capaces de armar una parrilla en su vagón y de vender hasta alfajores regionales de poca gracia. El baño devenido en una cancha de fútbol para jugar con los niños, un vagón devenido en salón de fiestas para celebrar un cumpleaños.

A los infortunios propios de la desidia en el ferrocarril, se le agregan los factores naturales. Una plaga de tábanos que amedrentan y atemorizan a los pasajeros durante gran parte del viaje, obligándolos a una especie de organización racional entre tanta promiscuidad para no sufrir el ataque de estos insectos; una lluvia que cae como balacera sobre los techos de los vagones, el calor que hacen del clima una atmósfera irrespirable, el hacinamiento producido por el encierro, los olores de los cuerpos, el humo de los cigarrillos, el humo de la cocina de los gitanos, el humo producido por papeles quemados, “el olor a mierda de los chicos”, el aire cargado de humedad dejada por la lluvia, la tierra o el polvo, omnipresente.

Brasil, de Paula Brecciaroli, tiene 128 páginas que se leen a la velocidad de un TGV francés. Fue su primera novela publicada, bajo el sello Conejos (2011), editorial de la que forma parte. En 2015 se publicó su segunda novela Otaku.







jueves, 11 de agosto de 2016

"Hay unos tipos abajo", de Antonio Dal Masetto traducido al danés

Suele decirse que los libros muchas veces actúan como radiografía de una determinada época y la dictadura cívico militar argentina de 1976 ha producido abundante material literario sobre el tema.

La incertidumbre, el miedo y la paranoia son rasgos que suelen aparecen, muchas veces inevitablemente, en las historias que supieron narrar escritores como Martín Kohan, Laura Alcoba, Felix Bruzzone, Guillermo Saccomanno, Juan José Saer y Antonio Dal Masetto. Novelas que no sólo se leyeron y se siguen leyendo en nuestro país, sino que también tienen un recorrido de circulación y lectura en otros países.

Justamente en estos días acaba de publicarse en Dinamarca Der er nogle typer dernede, bajo el sello editorial Apuleius Æsel, la traducción de la  novela de Antonio Dal Masetto: Hay unos tipos abajo.

Esta novela fue editada por primera vez en la Argentina en el año 1998, pero lo interesante es que ese texto tuvo su origen como una serie de apuntes que Dal Masetto fue escribiendo durante la semana previa a la final de la Copa del Mundo 1978 entre Argentina y Holanda, en plena dictadura.

Fue a los mediados de los años ochenta que el cineasta Rafael Filipelli le pidió un guión sobre este tema a Dal Masetto para realizar una película de cine (estrenada en 1985) que llevó el mismo nombre “Hay unos tipos abajo”.

Recién en 1998, Dal Masetto publicó esta novela, con el mismo título.


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Fragmento

Pablo dejó la bolsa del mercado en el piso, abrió la puerta del edificio, la aguantó con la rodilla y cuando estaba por entrar lo detuvieron unos bocinazos y gritos que se acercaban:
—Argentina, Argentina.
El alboroto impresionaba como una larga caravana, pero eran sólo tres autos que venían bajando por la calle Paraguay, con muchachas y muchachos asomándose por las ventanillas y agitando banderas. Cuando pasaron frente al edificio, una rubiecita de voz ronca echó medio cuerpo afuera, estiró los brazos hacia Pablo y le lanzó un beso:

—Argentina campeón del mundo, mi amor.

Pablo los miró irse sin hacer un gesto.


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Autor: Antonio Dal Masetto
Título: Hay unos tipos abajo
Editorial: Penguin Random House Grupo Editorial
Sello: DEBOLSILLO
Formato, páginas: RUSTICA BOLSILLO, 128
Medidas: 12,5 X 19 mm
ISBN: 9789875664135
Colección: Contemporánea
















lunes, 27 de junio de 2016

Messi o La insoportable autoindulgencia del ser



Lionel Messi. El niño nacido en Rosario con un problema hormonal que afectaba su crecimiento.
Entró a la adolescencia cargando un gran obstáculo en su joven vida: la dificultad para él y sobre todo para sus papás de afrontar el alto costo económico del tratamiento médico que Lionel necesitaba.
Ya de niño era un jugador excepcional. Comenzó en infantiles en Central Córdoba de Rosario. Luego, fichó en Newell’s Old Boys, el club de su vida. A los doce se fue a probar a River Plate, y quedó. Pero cuando se enteraron de su problema hormonal, los Millonarios, decidieron no afrontar con tanto gasto por un juvenil.

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Entonces decidió irse a España con su papá, inmediatamente. Desarraigo: cambio de casa, de ciudad, de país. Sí, de país. Él, que no iba a poder ser futbolista se inyectaba, se clavaba dos agujas en su cuerpo diariamente, él solo.
Messi, al que después de verlo jugar en una prueba, el Barcelona F.C. no dudó ni un instante y decidió invertir en él: le dieron una casa para su familia, trabajo, la seguridad médica.
Tiempo después, España le ofrecía la ciudadanía y también jugar en la selección de ese país. Mientras abandonaba la furia que no le había servido de mucho a lo largo de su historia, empezaba a jugar al toque y a ras del piso. Cesc, Piqué (sus amigos en las divisiones inferiores catalanas), más Iniesta y Xavi y otros más de la generación dorada española, se preparaban para ser la gran sensación del fútbol mundial.
Messi le dijo que no a España, al país que se comportó con él y su familia como una verdadera madre patria. De nuevo: Messi dijo no.
Dos mil cuatro. En el apuro por no perderlo, la AFA de Julio Grondona organizó un vulgar partido de fútbol sólo para que juegue por primera vez Lionel. Pasaron muchos años desde aquella fría noche de junio en la que Messi vistió por primera vez la camiseta argentina, en la cancha de Argentinos Juniors. Un pintoresco 8 a 0 y el primer gol del joven rosarino ante un improvisado seleccionado juvenil de Paraguay fueron los datos estadísticos más relevantes de aquel partido.
De este modo, la AFA se aseguraba la excusa reglamentaria para tenerlo cautivo, rehén de la celeste y blanca. Está de más decir que no hacía falta. Messi quería jugar en Argentina.
Messi vino a jugar para Argentina.

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Un discurso que con el paso del tiempo fue tomando cada vez más resonancia dice: "Messi no ganó nada con la selección".En el medio, pasaron muchas competencias: Mundial de Alemania (Cuartos de final), Sudáfrica (Cuartos de final) y Brasil (Finalista). Cinco ediciones de la Copa América (cuatro subcampeonatos). No se cuenta la Copa del Mundo Sub 20 que ganó en los Países Bajos ni la Medalla de Oro en Beijing 2008.
Los títulos con el Barcelona parece que no vale contarlos. El chauvinismo tiene sus argumentos y también sus excepciones.

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Messi ¿fin?
Tal vez lo que dijo Messi “La selección se terminó para mí”  sea una expresión de calentura, O de hartazgo, de estar podrido de cargar una mochila colectiva, ajena, en la que se le exige que gane, GANE TODO, como si él no lo quisiera hacer por voluntad propia, como si tuviera que ganar un título para nosotros, los hinchas, los espectadores, los que señalamos con el dedito y ponemos motes, fracasado aquél, fracasado ese, fracasado ellos.
Claramente, la autoindulgencia debe ser la mejor cualidad que nos define a los seres humanos: los fracasados siempre son los demás, nunca nosotros mismos.
Ojalá Messi siga jugando.
Para mí, en esas palabras, hay una expresión de coraje, tal vez de queja si se quiere, como si hubiera dicho de otro modo: a mí no me putean más, no me dicen más pecho frío.
Como si Lionel en ese "la selección se terminó para mí", dijera: a mí no me dicen más galleguito (porque los apelativos además de despectivos, suelen ser bastante dolorosos) ni me mandan a jugar con España; no me joden más con el tema del himno, si lo canto o no, si mis lágrimas son sinceras.
Yo, Lionel Messi, el fracasado, cuando digo “La selección se terminó para mí”: les estoy diciendo vayan ustedes, los ganadores. Vayan y ganen.






lunes, 9 de mayo de 2016

Final del juego: Último día de la Feria del Libro



Allá lejos y en el tiempo (o antes del 21 de abril) cuando se inauguraba la 42° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, el último día del evento literario más importante del país, lunes 9 de mayo, nos parecía tan lejano como irreal. Sin embargo, ese día ya llegó.


A horas del cierre de esta 42° edición y luego de recorrer algunos stands editoriales, para aquellos que quieran darse una última vuelta o por si todavía no concurrieron al predio de Palermo, dejamos acá algunas impresiones.

En el Pabellón Amarillo se puede visitar el stand de Akal. Según Joaquín Ramos Mora, el libro más vendido fue el "Atlas Histórico Mundial", un clásico de este sello. Por otra parte, también nos dice que el libro que debemos leer y que también fue uno de los más vendidos es "Breve historia del neoliberalismo", de David Harvey.

Siguiendo con las ciencias sociales, en el Pabellón Azul, el director de editorial Prometeo, Raúl Carioli nos cuenta que uno de los libros que mejor funcionó en la feria, además de algunos textos clásicos, es el libro de casi de 400 páginas de Roberto Pittalunga, "Los soviets en Argentina"

Leonardo Lanzani de Manantial nos informa que el libro más vendido, una constante de los últimos tres años, es "El hombre en busca de sentido", de Victor Frankl. Pero también debemos tener muy en cuenta los libros del filósofo nacido en Corea del Sur Byung-Chul Han, como por ejemplo "La sociedad del cansancio". 

Una de las gratas sorpresas de esta edición de la feria se dio con dos títulos infantiles recientemente publicados por Corregidor: "El león ya no quiere rugir" de Paulo Valente e Irene Singer y "Amanecer Esmeralda", de Férrez y Pupé (Mariana Pereyra). Respecto a su línea literaria Juan Pampín, Guido Cervetti y Federico Gori afirman que el libro más vendido y uno de los que más recomiendan es el ya clásico "Simone", de Eduardo Lalo (Premio Rómulo Gallegos 2013).

En el imponente stand de la distribuidora Waldhuter que comercializa cientos de editoriales extranjeras y numerosas editoriales argentinas, uno de los libros más solicitados es "Stoner", de John Williams, de Fiordo Editorial. Cabe destacarse que este ya es un libro de culto, aclamado especialmente por libreros. 

Un año después de la muerte de Eduardo Galeano, Siglo XXI Editores publicó su último libro llamado "El cazador de historias", que agotó en pocos días su primera edición de 30 mil ejemplares y ya tiene una segunda edición disponible en todas las librerías.

En el stand de Planeta uno de los libros (o tres, mejor dicho) que hay que llevarse para leer son los tres tomos de "Los viernes", de Juan Forn, en el que podemos volver a disfrutar las habituales notas que el autor viene publicando desde hace varios años en el diario Página/12. En ese mismo stand está la editorial Tusquets y según nos cuenta Ricardo Cejas, uno de los libros que más se ha pedido es el de Almudena Grandes, "Los besos en el pan".

El que concurre al stand de Penguin Random House no puede no llevarse para leer el nuevo libro de Manuel Rivas publicado por editorial Alfaguara, "El último día de Terranova"; así nos los recomienda Gabriela Segade. Es una historia donde se nos permite descubrir la vida de un librero, sus vivencias, su oficio y el rol político que desempeña, y donde por supuesto, podemos disfrutar del talento y la calidad de la escritura de Rivas. Otro de los libros que se destacan es el Carlos Gamerro, "Facundo o Martín Fierro", que fue premiado por la  Fundación El Libro como el mejor libro del año 2015. 

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Especial agradecimiento por colaborar con esta nota a: Joaquín Ramos Mora (Akal Argentina), Juan Pampín (Corregidor), Ricardo Cejas (Tusquets Editores), Gabriela Segade (Penguin Random House), Gabriel y Jorge Waldhuter (Distribuidora Waldhuter), Diego Colombi (Siglo XXI Editores), Raúl Carioli (Prometeo) y Leonardo Lanzani (Manantial).











martes, 15 de marzo de 2016

El curioso caso Leicester City F.C.

Las figuras del Leicester City: Riyad Mahrez y Jamie Vardy


El Leicester City F.C. es el equipo sensación de la Premier League. Ayer venció 1-0 al Newcastle de “Rafa” Benítez, y está cada vez más cerca de obtener su primer título al mantener los cinco puntos de diferencia sobre su perseguidor, el Tottenham Hotspurs. Restan ocho fechas para la finalización del torneo.

Desde su fundación en 1884 a la actualidad, Leicester City nunca pudo ganar la First Division y mucho menos la Premier League. Estuvo a punto de conseguir su primer título en la temporada 1928/1929 pero debió conformarse con el segundo puesto.
El jugador más famoso del conjunto azul que dio al mundo fue Gary Lineker, Balón de Plata y goleador del mundial México 86, que convirtió el descuento 1-2 en los cuartos de final, el día de “la mano de Dios” y del “barrilete cósmico”.

El Leicester City juega de local en un muy bonito estadio construido en 2002. Su capacidad es de 32 mil espectadores y la entrada para concurrir a un adulto le cuesta alrededor de 57 dólares. Un menor paga aproximadamente 30 dólares.

El entrenador del Leicester City tiene 64 años; tal vez por ese motivo, su cabello sea de color blanco. Claudio Rainieri es conocido por los hinchas argentinos de la época en que dirigía el Valencia F.C. de España a fines de la década del noventa y en el que jugaban el “Piojo” López, el “Burrito” Ortega y Guillermo Morigi. Muchos recordarán que estos tres jugadores fueron los autores de los goles en el triunfo histórico ante Barcelona en el Camp Nou por 4 a 3, luego de ir perdiendo 0-3, a veinte minutos de la finalización del partido.

Cuando asume Rainieri en el Leicester City las pretensiones distaban de ser ambiciosas; para pelear el primer puesto estaban equipos como el Arsenal de Arsène Wenger, el Manchester City de Agüero y Pellegrini, Manchester United de Van Gaal o el Chelsea que había “repatriado” a José Mourinho. Para el Leicester, el principal objetivo iba a ser salvarse del descenso y y si se podía, estar arriba de la mitad en la tabla de posiciones.

Respecto al juego, la táctica de Rainieri seguiría siendo la misma de siempre, lo que mostró en cada uno de los equipos que dirigió: su letal contrataque. Un arquero con buena pegada para sacar rápido y a larga distancia; defensores fuertes y con presencia en el juego aéreo, ya sea en defensa o en ataque (el central alemán Robert Huth hizo tres goles en lo que va del torneo); que los defensores y mediocampistas estén muy cerca y conectados, para no perder el orden táctico y quedar siempre bien parados; que sus delanteros sean rápidos y oportunistas (el japonés Okazaki o el argentino Ulloa) más el goleador Jamie Vardy. No hay lugar para el "tiki tiki" de Ángel Cappa ni tampoco preocupación por el control de la pelota (es uno de los equipos con menor posesión de balón).

Jugando de esa forma el Leicester City venció al Tottenham, al Chelsea, al Liverpool, al Manchester City, y empató con el United, al que deberá visita en la antepenúltima fecha de la liga. En la 36°será ante el Everton a quién ya le ganó y en la última, visitará al irregular Chelsea, sin Mourinho y con Guus Hiddink.

Más meritoria es la campaña del Leicester City si tenemos en cuenta que no es un club que cuente con los ingresos económicos más importantes de la Premier; no hay jeques árabes ni millonarios rusos o chinos detrás de las finanzas del club. Valga la aclaración, tampoco es un club pobre (ningún equipo de la primera divsión inglesa lo es); recibe sólo por derechos de televisación más de 100 millones de Euros.

Hasta hoy, se llevan disputadas treinta fechas de la Premier League y el Leicester City sigue al frente de la tabla de posiciones.


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Al momento de pensar las claves del Leicester City estamos en condiciones de afirmar que son varias las individualidades que sobresalen en el equipo de Rainieri: Mahrez, Vardy y Schmeichel. 

La gran figura del equipo es el argelino-francés Riyad Mahrez. Este jugador nació en Sarcelles (Francia) en 1991 y juega con el número 26 pero debería llevar el 10. Es un mediocampista de creación y su pierna más hábil es la izquierda. Jugó el mundial pasado en Brasil para Argelia, país del que es oriundo su papá; su mamá nació en Marruecos. A la fecha, lleva convertido 15 goles en 28 partidos. Sin embargo, también debemos contar sus 11 asistencias, especialmente aprovechadas por Jamie Vardy, goleador inglés del equipo y de la Premier League.

Jamie Vardy tiene 29 años y es el 9 del equipo. Pero su historia también merece un párrafo propio. A los 16 jugaba en las inferiores de Sheffield Wednesday y fue dejado libre. Recaló en un club muy menor llamado Stocksbridge Park Steels donde ganaba muy poco dinero. Por este motivo, debió conseguirse un empleo como obrero. A los 23 años y por su buen rendimiento en el Stocksbridge pasó al Halifax de la séptima división (si existiera una equivalencia con el fútbol argentino sería como una “Primera G”); luego pasó al Fleetwood de la quinta división hasta que el Leicester City decidió hacer una gran apuesta: pagar un millón de dólares por este ignoto delantero. A fuerza de goles (lleva 19 en 29 partidos), fue convocado para jugar en la selección inglesa.

En el arco aparece un apellido ilustre: Schmeichel. Pero no es Peter sino su hijo Kasper.
Kasper Schmeichel se formó en el club rival donde su padre fue ídolo, el Manchester City, (dicho sea de paso, fue donde Peter se retiró). Debutó en 2007 en el club “Ciudadano” pero no logró consolidarse. Su carrera continuó en divisiones de menor rango en el fútbol inglés. En 2011 fichó para el Leicester City y volvió a jugar en la Premier a partir de la temporada 2014-2015. Debido a su buen nivel, la federación inglesa quiso que el joven Schmeichel jugara para la selección pero el arquero rechazó la propuesta, dándole prioridad a la de Dinamarca, de la que hoy forma parte. En enero pasado corrió el rumor de que el Manchester United quiere sumarlo a sus filas para reemplazar a De Gea (posible traspaso al Real Madrid). Mientras tanto, Schmeichel sigue dando muy buen rédito en el Leicester City.

José Leonardo Ulloa hizo inferiores en la Comisión de Actividades Infantiles de Comodoro Rivadavia. Siendo jovencito pasó a San Lorenzo de Almagro. Jugó a préstamo en Arsenal de Sarandí y Olimpo de Bahía Blanca. Poco tiempo después, emigró a Europa en 2008. Jugó en clubes de poca trascendencia como Castellón, Almería y Brighton. En 2014 llegó a Leicester City y convirtió hasta ahora 3 goles; alterna con el japonés Shinji Okazaki, quién suma cuatro tantos.

Ocho fechas. Tan solo ocho pasos le queda transitar al Leicester City para obtener el título que no pudo conseguir ni siquiera una vez. ¿Cómo saber si es poco o mucho? Se verá.






miércoles, 2 de marzo de 2016

Contacto en Francia: ¿se conocieron Barón Biza y Céline?

"Viaje al fin de la noche" y "Barón Biza. El inmoralista"

Estuve leyendo "Barón Biza. El inmoralista", la biografía que escribió Christian Ferrer, recientemente editada en su versión definitiva por editorial Sudamericana y al enterarme de la estadía de Raúl Barón en París inmediatamente pensé en "Viaje al fin de la noche" de Louis-Ferdinand Céline, cuando el escritor francés hacía referencia en su novela a los "argentinos":

"Militares del ejército de tierra se la disputaban a brazo partido, aviadores también y con mayor facilidad aún, pero la palma seductora se la llevaban los argentinos".

"Todos aquellos argentinos, todos aquellos oficiales, aquellos clientes buscones le causaban una inquietud casi animal".

"Acompañaba cada vez con mayor frecuencia a las cantantes a casa de los argentinos".

En la página 51 de la biografía "Barón Biza", Ferrer nos informa sobre la presencia muchísimos argentinos en París aquella época, las primeras décadas del siglo XX:

"Era un argentino en París, lo cual quería decir algo, mucho en verdad, pues por allí pulularon niños bien -varias generaciones de niños bien-, artistas, literatos, estudiantes, calaveras y una runfla de tangueros. Promediando la década de 1920 había miles de compatriotas anclados en la "Ciudad Luz, sede central de la Internacional del Modernismo".

Raúl Barón lejos estaba de ser un hombre de bajo perfil; me pregunto si tal vez no se llegaron a conocerse estos dos hombres, aunque sea de vista, o si al menos, compartieron alguna reunión. En relación a esto, el único dato que conozco es que Céline había regresado a París en 1919 y que en 1920, Barón Biza ya estaba en la "Ciudad Luz".







martes, 1 de marzo de 2016

"El santo", de César Aira


Lionel Messi, el segundo caminador más famoso de Cataluña

En el mundo del fútbol siempre se escuchan y leen cosas disparatadas. Una de ellas tiene que ver con que Lionel Messi camina mucho en el campo de juego. Afortunadamente, él mismo desmiente y pulveriza estos discursos, partido a partido. Lo que nunca se dice es que Messi no es el primer caminador de Cataluña más famoso. El primero fue "El santo", un monje milagroso cuya vida es narrada por César Aira.

A nosotros los lectores, muchas veces nos preguntan por cuál libro comenzar a leer a un determinado autor. Es por ello que a la hora de recomendar un libro para hacer “el viaje iniciático” nos fijamos en un texto donde se reconozcan los rasgos específicos del autor, sus marcas, su secretos y sus recurrencias en relación a la escritura y al estilo. La última condición es que la historia narrada sea más o menos entretenida, no tanto en términos de diversión sino que tenga la suficiente potencia como para capturar la atención del lector.

Para todos aquellos que quieran leer a César Aira, “El santo”, novela publicada a mediados de 2015 bajo el sello Penguin Random House, es una muy buena puerta de ingreso a su mundo. Para los que ya lo leyeron, está de más decirles que la calidad de la novela está asegurada.

En los últimos siglos de la Edad Media, y tal como nos cuenta el narrador, cuando nada hacía prever su fin, un monje milagroso, en cuyo haber tenía más de ochenta prodigios realizados, le comunica al abad del convento catalán en el que vive, la decisión de volver a su pueblo natal para pasar las últimas horas de su vida.
El abad y los “vecinos” de Cataluña no aceptan la partida de “El santo” ya que, debido a la atracción que generaba en aldeas cercanas y también lejanas, la economía del pueblo se vería afectada sensiblemente.
Para evitar su regreso a la zona etrusca, deciden llevar a cabo un plan innombrable con consecuencias inesperadas para “El santo” De un momento a otro, su vida ya no sería solo una caminata lenta, reflexión metafísica y religiosa. Los nuevos tiempos, de movimientos y vaivenes llegarán inmediatamente.

Podemos afirmar que “El santo” es una muy buena novela por la creatividad, imaginación e inventiva que despliega sin mezquindad César Aira. Se despliega su ocurrencia ante cada nuevo rumbo al que se ve llevado por los designios del azar el viejo monje. No deja de ser menos interesante el juego de anacronismos con los que se luce el autor: el plan “Poligamia para todos”; el funcionamiento de lo que sería “el mercado” en épocas anteriores al mismo “protocapitalismo”; pensar la relación costo-beneficio sobre si a un empresario le conviene más un esclavo o un “trabajador libre”.

“El santo” es una novela en la que Aira nunca pierde el hilo del relato, la salida forzada de las tierras en las que siglo más tarde tendrá a otro ser milagroso, también extranjero: Lionel Messi.

Por último, lo que para muchos escritores puede ser un límite, para César Aira es simplemente un marco. El autor ha manifestado en varias entrevistas que en su método de trabajo, una de las tareas que lleva a cabo inexorablemente, es escribir aunque más no sea una página por día, todos los días y sobre todo, porque le gusta. 

Sí podemos desmentir a Aira cuando dice que no corrige ni revisa; tal vez sea una exageración: cuando terminen la novela se darán cuenta de esto cuando lean al principio de los primeros capítulos y luego, cerca del final de la novela, la fineza y exactitud con la que narra una micro-historia acerca de las pantuflas que lleva puesta el monje, que fueron cosidas por unas monjitas del convento. Ahí podrán ver que en Aira no hay cabo suelto.

“El santo” de Cesar Aira, un relato que avanza, fluye y huye, siempre hacia adelante.






viernes, 12 de febrero de 2016

El día que volvió Rafael Nadal

11 de febrero de 2015: Rafa Nadal vuelve al ATP de Buenos Aires y debuta ante su amigo Pico Mónaco

A principios de 2005 Rafael Nadal jugó por primera vez el torneo ATP 250 de Buenos Aires. No pudo superar los cuartos de final porque se cruzó con Gastón Gaudio, el último argentino ganador de un Gran Slam (Roland Garros 2004 ante el Mago Guillermo Coria, curiosa circunstancia la de ver dos argentinos disputando una final de un torneo tan importante).

El resultado de aquella noche de verano fue llamativo. Nadal se lleva el primer set 0-6. En el segundo, Gaudio se recupera y gana por el mismo resultado: 6-0. En el set definitivo el argentino vence 6-1. Gran recuperación del Gato y adiós para Rafael Nadal del torneo de Buenos Aires.

Lo que nadie sabía es que muy poco tiempo después estaba por dar inicio la era Rafa Nadal.

Luego de la derrota en Buenos Aires, Nadal gana los ATP de San Pablo, Acapulco, Barcelona, los Master Series de Montecarlo y Roma. El 5 de junio el español iba a dar su primer gran golpe en el mundo del tenis: disputa la final ante Mariano Puerta y gana Roland Garros, el torneo más importante en polvo de ladrillo siendo hasta ahora el jugador más joven en obtenerlo). En ese ya lejano 2005, Nadal ganaría 11 títulos en total.

Lo que vino después en la carrera de Rafa ya es sabido: 14 Grand Slam, 4 Copa Davis, una Medalla de Oro en los Juegos Olímpicos y una lista interminable de otros torneos y méritos, como el de erigirse en uno de los mejores jugadores de la historia de este deporte y dejar junto a Roger Federer y Nola Djokovic una marca indeleble en este deporte.

A los que vimos a Nadal en 2005 las imágenes de aquel torneo y a pesar de estar en colores, ya nos quedaban muy lejos (el de Manacor comenzaba a usar remeras sin mangas). Rafa iba a volver a Buenos Aires en 2014 para jugar "por los porotos" (esa era el eslogan de los organizadores del ATP que tiene a Martín Jaite, -aquel tenista que obtuvo un inolvidable triunfo ante Michael Stich por la Davis en 1990-, como cara visible de la organización). Pero una lesión en la espalda le impidió volver.

Digresión: como premio consuelo (término injusto), los que teníamos entradas, vimos jugar en el Lawn Tennis al n° 3 del ránking mundial en ese momento: David Ferrer. Para sorpresa mía, Ferrer no era tan bajito como parecía en la tele y aún sabiendo lo que era, verlo en vivo fue un verdadero lujo ya que el nacido en Alicante era una verdadera maquinita de jugar tenis. Se llevó no sólo el cariño de los espectadores por haber decidido venir a jugar a último momento sino también el torneo al vencer 2 sets a 0 al talentoso y canchero Fabio Fognini (meses después regresaría para eliminar a Argentina en Mar del Plata por la Copa Davis).

Diez años después, en 2015, Nadal sí pudo volver al ATP de Buenos Aires, y ganó la final al derrotar a Juan Mónaco en dos set corridos: 6-4 y 6-1. Las principales figuras del torneo, además de los finalistas fueron: Jarkko Nieminen, Tommy Robredo, Nicolás Almagro y Fabio Fognini.

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El ATP 250 de Buenos Aires de este año fue anunciado por los organizadores como "el mejor cuadro de la historia". Quiénes iban a justificar tal cartel iban a ser John Isner (12°); Jo-Wilfred Tsonga (9°) y David Ferrer (6°), entre otros jugadores que han logrado partidos y ránkings más que interesantes: los locales Juan Mónaco, Federico Delbonis y Leo Mayer; el ucraniano Alexandr Dolgopolov, el serbio Dusan Lajovic (atento a este jugador), los españoles Nicolás Almagro, Albert Ramos y Pablo Andújar y el italiano Fabio Fognini.

A último momento y cuando casi nadie lo esperaba, se confirmó la participación de Rafael Nadal. Ahora sí, el torneo llegaría a su punto más alto.

Esta vez, compré las entradas tan sólo con una semana de anticipación. Dos días días consecutivos para los octavos de final, miércoles 10 y jueves 11 de febrero. De este modo, me aseguraba ver por los menos a tres de los cuatro jugadores del torneo. El miércoles daba la sorpresa Dusan Lajovic al vencer a John Isner en un largo partido a tres sets con dos tie break incluidos. El serbio se valió de su fina técnica y una gran capacidad de reacción para contrarrestar los misiles del estadounidense. Estando a no más de veinte metros de distancia de Isner, aún así, se hacía imposible poder ver la pelota en el momento de su saque, que llegó a alcanzar los 231 kilómetros por hora.

En el segundo turno jugaba por primera vez en Buenos Aires Jo-Wilfred Tsonga. Alto y corpulento pero con piernas demasiados finitas, como si fuera cambiadas por las de otra persona de contextura mucho más pequeña, eliminó rápidamente al Yacaré Leonardo Mayer en menos de una hora. El público, a medida que se desarrollaba el juego, intentaba dar ánimos al jugador argentino pero a pura potencia y velocidad, Tsonga no le daría posibilidad alguna de reacción. Por la manera en que jugó, Tsonga es serio candidato a ganar por primera el torneo, el primero en polvo de ladrillo.


Rafa Nadal sacando su servicio ante Juan "Pico" Mónaco.

Luego de un largo día de trabajo, el jueves a la noche fui al Buenos Aires Lawn Tennis. El encuentro se iba a jugar no antes de las 21 horas. Nada de viento, la humedad típica de esta ciudad y la temperatura por encima de los 28 grados hacía sentir que el clima era un poco menos que irrespirable. En las inmediaciones del club habían personas ofreciendo comprar entradas. Uno de ellos se me acercó y me dijo si te sobra una te la compro. Le dije que tenía solo la mía. Me ofreció el doble, el triple. Me dio lástima que no tenga entrada y la oferta era buena pero no acepté.
Por llegar sobre la hora no tuve que hacer cola en la entrada del predio, tampoco en el ingreso a la platea asignada. Sí, el lleno era total.

Primero salió al court Juan Mónaco que fue muy aplaudido por todos los espectadores; luego acomodó sus cosas a la derecha del umpire y esperó a su rival. El locutor del estadio, tras enunciar sus logros más importantes, dio la bienvenida a Rafael Nadal, que ingresó sonriendo y levantando su mano para devolver la ovación recibida. Luego del peloteo de calentamiento previo comienzo el partido.

El partido duró una hora y 38 minutos y se pudo disfrutar de todo lo que habitualmente nos ofrece Rafael Nadal. Sus tips y cábalas (antes de sacar, acomodarse el pelo detrás de sus orejas, levantarse la remera a la altura de los hombros, limpiar la línea de saque antes de servir, no pisar las líneas blancas cuando termina cada punto). Respecto al juego, siempre dominó el partido salvo un pequeño lapso del segundo set en el que Mónaco estuvo 3-1 arriba. El resto, fue todo para el oriundo de Manacor en el que no faltaron muy buenos puntos entre ambos jugadores.










miércoles, 27 de enero de 2016

Pablo Alabarces: "Los lectores y los libros"


Sobre el año 2015

Aproximadamente, ¿cuántos libros leíste en el año?

No lo puedo calcular. Leo mucho: porque me pagan para leer, porque leo hasta cuando no me pagan para leer, pero para colmo este año en particular mi trabajo consistió muy especialmente en leer (me tomé un año sabático que dediqué a actualizar mi bibliografía). Puedo decir que, entre ficción y ensayo, debo haber estado alrededor de los 80 libros en el año.


¿Cuál es o cuáles son los libros del año?

No sé cuál es el libro del año. Quedémonos con la ficción: descubrí a Samantha Schweblin y leí sus cuentos y su nouvelle (y posiblemente Distancia de rescate esté en el tope de la lista). Me encanta Franzen y devoré Pureza. Seguí fiel a McEwan y leí La ley del niño. Me devoré los Carrére que me faltaban, así que en mi lista están De vidas ajenas, Una novela rusa y El adversario (pero no pondría El reino en ese tope). Me pegué un atracón con Lemaitre: el que más me gustó fue Vestido de novia. Me sacudió fuerte Hospital Posadas, de Jorge Consiglio. Me puse al día con Saer (adeudaba Nadie nada nunca, y todavía me pregunto por qué tardé tanto en leerlo). Pero al final del año me encontré con El hombre del castillo, de Philip Dick, y me derrumbé en los brazos de Stephen King: lo confieso, no había leído It. Me encantó, también, El hermano alemán, de Chico Buarque. Pero lo más probable es que en esta síntesis me esté olvidando de algo importante. En ensayo: El país de la guerra, de Kohan, seguro, pero no Facundo y Martín Fierro, de Gamerro, que me estoy discutiendo. También leí algunas basuras, pero queda mal hacer nombres porque son figuras muy públicas.



Sobre libros en general

Si tuvieras que elegir tus autores preferidos, ¿cuáles son los que vienen a tu mente ahora?

No, imposible…son decenas. Mi amor por Cortázar me acompañará hasta la muerte, pero siempre estará acompañado por multitudes.


¿Cuáles son los diez libros que todos deberíamos leer?
Todos los libros: hay que leer todos los libros. No se puede decir “he sido feliz” si no se leyó a Borges, Cortázar, Saer, Puig, García Márquez, Arlt, Rulfo: pero esto es apenas para comenzar a desbarrancarse por los anglosajones y los franceses y los italianos (¡Calvino!) y así, hasta que los libros imprescindibles se transforman en más de 300, ponele.


¿Cuál es el libro clásico que no leíste y que algún día sí vas a leer?

El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Leí, de chico, una adaptación, y siempre esquivé la lectura definitiva y concienzuda. Tengo una hermosa edición esperándome.


¿Cuál es el libro, considerado “canónico” que no pudiste disfrutar o dicho más fácilmente, que no te gustó?

Ninguno. Pasé ocho años en Letras leyendo disciplinadamente todo lo que me ordenaron mis superiores. No hay ninguno del que pueda decir “¿qué le vieron?”.


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Pablo Alabarces (Buenos Aires, 1961) es Licenciado en Letras (UBA), Magister en Sociología de la Cultura (UNSAM) y Doctor en Sociología (University of Brighton, Inglaterra). Es Profesor Titular de Cultura Popular en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, en la que dirigió su Doctorado entre 2004 y 2010, e Investigador Principal del CONICET. Ha sido profesor visitante y conferencista invitado en diversas universidades e instituciones académicas en la Argentina, Brasil, Chile, México, Ecuador, Colombia, Uruguay, Perú y Gran Bretaña. Sus investigaciones incluyen estudios sobre música popular, culturas juveniles y culturas futbolísticas. Es considerado uno de los fundadores de la sociología del deporte latinoamericana. Entre sus catorce libros publicados se cuentan Fútbol y Patria (2002, publicado en Alemania por Suhrkamp en 2010); Hinchadas (2005); Resistencias y mediaciones. Estudios sobre cultura popular (2008, compilador), Peronistas, populistas y plebeyos (2011) y Héroes, machos y patriotas. El fútbol entre la violencia y los medios (2014).









lunes, 25 de enero de 2016

Ezequiel M. Martínez: "Los lectores y los libros"

Sobre el año 2015

Aproximadamente, ¿cuántos libros leíste en el año?

Entre 40 y 45 libros, más o menos. Ojo, cantidad de libros que terminé. El promedio sube si incluyo los libros que dejé por la mitad o que leí de forma “diagonal”. Habitualmente encuentro momentos para leer un poco más, ¡pero este último año laboral me devoró!


¿Cuál es o cuáles son los libros del año?

Esta lista es arbitraria, subjetiva y personal. La lista se compone de acuerdo a mis intereses, que suelen variar según la época. Existen momentos que me inclino más por la ficción y otros lapsus que la no ficción (ensayos, filosofía, biografías, ciencias sociales) me atrapa y encierra.  Disfruté mucho el libro de cuentos de Martín Kohan, Cuerpo a tierra; el nuevo libro de Emanuele Carrére, El reino. Me gustó mucho Sumisión, lo último de Michel Houllebecq; La isla de la infancia, el tercer tomo de esa fascinante empresa literaria que es “Mi lucha”, del sueco Karl Ove Knausgard. Hasta que te conocí, de Luis Gusmán. La maravillosa vida breve de Óscar Wao, de Junot Díaz; en cuanto a la no ficción, me gustó mucho un breve ensayo del filósofo norteamericano Ronald Dworkin, Religión sin dios, publicado por el Fondo de Cultura Económica; ¿Qué fue de los intelectuales? del filósofo italiano Enzo Traverso; o el último libro del sociólogo francés François Dubet, ¿Por qué preferimos la desigualdad? (aunque digamos lo contrario)


Sobre libros en general


Si tuvieras que elegir tus autores preferidos, ¿cuáles son los que vienen a tu mente ahora?

Te señalo diez. Este es mi “dream team” personal (jaja), Roberto Bolaño, Thomas Mann, Mark Twain, Michel Houellebecq, Martín Kohan, Karl Ove Knausgard, Franz Kafka, Emanuele Carrére, Oscar Wilde y Jack London. Aunque estoy dejando a muchos imprescindibles afuera.



¿Cuáles son los diez libros que todos deberíamos leer?

¡Es muy difícil contestar esta pregunta! Concibo a la lectura, por sobre todas las cosas, como un acto que tiene que estar vinculado al placer (al placer intelectual, literario, sensitivo). Si esta dimensión no aparece, no está, no tiene ningún sentido leer. Puedo recomendar, sugerir de forma personal, la lectura de estos títulos que me conmovieron: Guerra y paz, de Tolstoi; Los premios, de Julio Cortázar; Ampliación del campo de batalla, de Michel Houellebecq, Cien años de soledad, de Gabriel García Marquez; La montaña mágica, de Thomas Mann, Museo de la revolución, de Martín Kohan, El proceso, de Franz Kafka; La importancia de llamarse Ernesto, de Oscar Wilde; El reino, de Emanuel Carrére, Walden. La vida en los bosques, de Henry David Thoreau; Los detectives salvajes, de Roberto Bolaño.


¿Cuál es el libro clásico que no leíste y que algún día sí vas a leer? 

En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust.


¿Cuál es el libro, considerado “canónico” que no pudiste disfrutar o dicho más fácilmente, que no te gustó? 

El Ulises, de James Joyce. Le tengo que dar una nueva oportunidad, lo sé; en esta o en otra vida. 



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Ezequiel Mario Martínez nació en Buenos Aires en 1979. Estudió Sociología (UBA). Actualmente es Jefe de Prensa y Comunicación de Siglo XXI Editores Argentina. Escribe para distintos medios gráficos nacionales como Tiempo Argentino La Gaceta, entre otrosTambién trabaja en el programa Lo que el día nos dejó para Radio del Plata