
jueves, 23 de enero de 2025
César Aira, "Cumpleaños"

viernes, 29 de julio de 2022
ENTREVISTA elDiarioAR | Martín Prieto tras la huella de Saer: “La paciencia no es algo que solo nos reclama su literatura. Es un reclamo de la literatura en general”
![]() |
Un mural con el rostro de Saer en su ciudad natal, Serodino, Santa Fe (El Ciudadano web) |
Un mes de junio de 1937 nació el escritor argentino Juan José Saer y también un junio, pero de 2005, murió en París. Martín Prieto analiza en esta entrevista su proceso de consagración y aprovecha para hablar también de literatura.
Fernando Torres, 19 de junio de 2022
Entrevista para elDiarioAR
Dos efemérides de uno de los mejores escritores de la literatura argentina suceden en junio. Juan José Saer, autor de Glosa, entre otras de sus novelas más reconocidas, nació en Serodino, un pueblo de la provincia de Santa Fe, el 28 de junio de 1937 y murió en París, con una obra ya estudiada, valorada, e influyente -es decir, consagrada-, a los 67 años, el 11 de junio de 2005.
En Saer en la literatura argentina, publicado por la editorial de la Universidad Nacional del Litoral, Martín Prieto, Licenciado en Letras y Doctor en Literatura y Estudios Críticos por la Universidad Nacional de Rosario, y autor de libros de ineludible consulta como Breve historia de la literatura Argentina, analiza el proceso de consagración de su obra. ¿Cómo un escritor nacido en un pueblo ignoto de Santa Fe, llega al deseado reducto de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA donde, en los 80, se establecía “el canon” argentino? ¿Por qué despierta efervescencia en ciertas escenas literarias? Hace un tiempo, por ejemplo, el vapor banal de las redes se sacudió porque alguien, en un humilde post, osó decir que el autor le aburría. Prieto no responde de manera directa. Pero, bajo su mirada crítica, que analiza desde la particularísima cadencia sintáctica y su exploración sensitiva; hasta el proceso canónico donde siempre el riesgo está en transmutar de una vital vanguardia, a fósil monumento laudado; las interacciones con las estéticas en disputa, la huella de Saer, en este, suyo, dos veces junio, sigue interesando, no solo por su aún extendida influencia- o angustia de ella, al decir de Harold Bloom. También por cómo funcionaron algunos mecanismos. Porque Prieto también explica la operación inversa hecha por el autor: por ejemplo, el poeta Juan L. Ortiz, logra no solo volver a ser leído, sino que también se amplía el universo de sus lectores, hasta convertirse en uno de los autores más reconocidos de la poesía argentina. Y en esta operación fue determinante el papel de impulsor que tuvo Saer.
-En el inicio de Saer en la literatura argentina contás que lo primero que leíste de él, cuando tenías 19 años, fue Nadie nada nunca, ¿qué te resultó fascinante de la novela?
-Fue el primer libro que leí “en vivo”. Cuando digo “en vivo” quiero decir que es el primer libro de Saer que leí cuando se publicó, inmediatamente.
(para seguir leyendo hacer click acá)
Muchas gracias Sonia Budassi, Editora de la revista cultural de elDiarioArR, y Silvina Heguy, Editora Estratégica elDiarioAR, por la edición y publicación de esta entrevista.
domingo, 24 de mayo de 2020
Borges y algunas figuras retóricas: enumeración, metáforas, hipálages y prosopopeyas
En uno de los libros más maravillosos de la literatura universal (estamos hablando de Ficciones, editado en 1941), encontramos el siguiente fragmento en el relato “La forma de la espada”:
jueves, 28 de noviembre de 2019
Por qué leer Eichmann en Jerusalén, de Hannah Arendt
![]() |
Adolph Eichmann fue arrestado en Argentina en 1960. En 1961 fue juzgado y condenado a pena de muerte, en Israel. En 1962, se ejecutó la sentencia. |
Porque logra lo que muy pocos libros: es capaz de contar, y contar bien, lo que parece inenarrable y, al mismo tiempo, propone un modo enteramente nuevo de pensar lo establecido, dándole un mazazo al sentido común.
Históricamente la humanidad recurrió a la figura del “monstruo” o de la “bestia” para dar cuenta de aquellos que cometieron crímenes inmensos y ejercieron violencia feroz contra sus semejantes. En ese gesto, que los convierte en unos “otros” diferentes (dementes, perversos, insanos, extraviados, inhumanos), parte del problema se resuelve: son los únicos responsables / culpables.
¿Qué sucede, en cambio, si consideramos el hecho de que esas “bestias” llevan sus vidas como cualquiera de nosotros y van a trabajar todos los días, pasean con amigos, leen cuentos a sus hijos, cuidan a sus mayores? El asunto se vuelve mucho más complejo, más inquietante, más dificil de abordar.
Esa es la operación que propone Hannah Arendt al analizar el caso Eichmann y postular la idea de “la banalidad del mal”. El villano puede ser un hombre común.
En breve resumen: Adolph Eichmann, teniente coronel de las SS, fue uno de los mayores criminales de guerra nazis. Huye de Europa y se esconde en la Argentina, donde es capturado en 1960 y llevado a juicio en Israel. Hannah Arendt, como corresponsal de la revista New Yorker, cubre ese juicio, que termina con la condena a muerte de Eichmann ejecutada en 1962.
domingo, 7 de julio de 2019
Verano del '88: los días que conmovieron al mundo (argentino)
jueves, 28 de marzo de 2019
Uno no escribe con ideas, sino con frases
¿Qué idea le da origen a Las brigadas?
Yo tenía la idea de jugar con que los discursos suban al escenario y representen un papel. Pensé en sombras chinescas. Pensé en un discurso de un acto escolar, donde hay toda una retórica, un lenguaje condicionado por el contexto. Donde hay una forma de enunciación muy acorde al marco en el que se da.
Por eso pensé en el teatrino que tiene que ver con el juego del lenguaje, con los juegos con el sentido, y también, con esos personajes infantiles que resultan aterradores. Porque, muchas veces, hay una violencia en un montón de juegos donde los adultos ejercen una violencia psicológica sobre los chicos al costo de infantilizarse ellos mismos.
Un ejemplo de esto sería el cuento de la buena pipa. Es como si quedaran atrapados en esos juegos del lenguaje; esa cuestión de la repetición genera hartazgo, una sensación de absurdo, pero también hace que las palabras aparezcan desnudas y representando un papel diferente al de la mera comunicación.
No me interesan las novelas que vienen a comunicar algo, prefiero que trasmitan sentido.
¿Esta idea se ancló en alguna experiencia tuya? ¿Podemos hablar de una idea generada a partir de una epifanía? ¿Hay una relación entre la risa y la burla?
No sé si fue tan así. Creo que la clave de lo novelesco estaba dada en la teatralidad de la lengua. De cómo la lengua pueda representar por sí sola un papel y sostenerse al margen de todas las referencias que termina licuando y absorbiendo, resignificando.
¿Cómo fue el proceso de escritura de Las brigadas?
Yo me río mucho cuando escribo. la escritura de Las brigadas fue muy placentera y vertiginosa. Después de haberla escrito, la volví a leer recién cuando estuvo publicada.
Y respecto al plan inicial de la novela, ¿hubo mucha diferencia entre lo que vos imaginaste y lo que finalmente terminó siendo Las brigadas? ¿Se puede lograr la exactitud entre el plano de lo imaginario y de lo material en relación a esa idea de novela?
Yo creo que la clave de este asunto está en que uno puede llegar a tener una idea pero con la idea solamente no alcanza. Uno no escribe con ideas, sino con frases. Primero una frase, después otra, y así… En algún momento, uno deja de escribir una novela para empezar a escribir otra. Entonces, me parece que ese pasaje es otra forma de la felicidad. Con la lectura, me parece, tendría que ser igual.
El encierro y la opresión que atraviesa al mundo que construiste en Las brigadas, ¿podías, en algún punto, padecerlo?
Todo ese terror y todo ese condicionamiento está, pero digo, esa atmósfera opresiva es tan interesante como cualquier otra. Hay que aprender a disfrutarla. En la literatura se puede disfrutar. En la vida, uno no puede más que padecer. Pero está claro que la literatura es algo completamente diferente a la vida.
Me encuentro ante varios diálogos de Las brigadas y no puedo dejar de pensar en Los dos payasos, de César Aira, y un poco menos, tal vez, en Esperando a Godot y Fin de partida, de Samuel Beckett. ¿Es posible señalar esta matriz?
Con esta lectura que hacés, acá podría decir que, nuevamente aparece la teatralidad de la espera. Cuando no pasa nada, en realidad, también está pasando algo. Es la imposibilidad total que no pueda estar pasando algo. Siempre hay una aventura, incluso en el caso más extremo de la inacción.
¿Quiénes son los escritores que más te gustan?
Alberto Laiseca y Osvaldo Lamborghini. Si uno toma como referencia a estos escritores uno tiene la obligación, si escribe literatura, de intentar hacer algo diferente. Además son imposibles de copiar (risas). Es como si ellos mismos hubiesen creado los mecanismos de autodefensa para no ser plagiados. Cualquiera que haga el intento va a quedar en un lugar ridículo. Y además son un arma de doble filo.
... Una tentación muy grande en el caso que suscitan César Aira o Juan José Saer.
A Aira uno lo lee, ve sus procedimientos y pareciera creer que copiándolo (al procedimiento), puede escribir una novela como las que escribe él. Pero quienes intentan eso no tienen en cuenta que Aira tiene una poética inasible, que es lo único que importa en la literatura.
Con Saer pasa algo parecido. Me parece que Saer tradujo el nouveau roman al “santafesino”, hay algo del objetivismo del francés, y cuenta el detalle de un detalle, y por momentos parece que cuenta “lo mínimo”, como si jugara con esa idea de Flaubert de contar una novela sobre nada. Y otra vez, me parece que muchos se quedan con esa nada y pierden de vista la poética de Saer.
Y la poética es lo que más importante para definir a un escritor y me parece que en ese sentido Laiseca y Lamborghini no presentan esa tentación, son imposibles de copiarlos. Es muy difícil de ver dónde están. Y en ese sentido pueden ser como una fuente de inspiración, en la medida que son una obligación para hacer algo distinto, algo nuevo.
Pero sí, por supuesto, me interesa la obra de Aira y de Saer.
Para leer una reseña sobre Las brigadas haga click aquí
miércoles, 27 de marzo de 2019
La dialéctica de las víctimas y los victimarios
Año: 2017
Páginas: 174
Editorial: Club Hem
Colección: Narrativa Sinfonía Emergente
Editor: Francisco Magallanes
Ciudad: La Plata
Distribución: Malisia Distribuidora
sábado, 2 de febrero de 2019
Ricardo Romero: Los lectores y los libros
![]() |
Ricardo Romero |
No estoy seguro, pero calculo que entre 25 y 30. No son tantos. Con el tiempo me he vuelto un lector más lento. Y más intenso. Si el libro me gusta, releo mucho mientras leo.
¿Cuáles fueron tus lecturas preferidas de este año?
Varias novelas largas en las que estuve metido durante meses. El rey pálido, de Foster Wallace y Solenoide, de Mircea Cărtărescu. También sumaría Luz, de M. John Harrison. Las tres, maravillosas, delirantes, poéticas e incómodas.
¿Cuál fue el libro o el autor que “descubriste” durante este año de lecturas?
David Foster Wallace, con el que ya venía del año pasado, después de leer La broma infinita, y Cartarescu, del que si bien había leído El ruletista con Solenoide entré en otro nivel de experiencia.
¿Cuáles son tus autores preferidos?
Soy un lector entusiasta y agradecido, por lo que tengo muchas preferencias. Así, entre una inhalación y una exhalación me salen: Onetti, Arlt, Simenon, Faulkner, Beckett, Conrad, Levrero, Bolaño, Daniel Moyano, Conti, M. John Harrison, Modiano, Steven Millhauser, Thomas Wolfe, Dickens, Foster Wallace, Cărtărescu.
¿Cuáles son los diez libros que todos deberíamos leer?
No me siento cómodo con los "debería".
¿Cuál es el libro clásico que no leíste y que te juras leer algún día?
Un clásico ente los clásicos no leídos: En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust. Igual lo de jurarme tampoco me sale mucho que digamos. En realidad preferiría prometerme que voy a releer Los demonios, de Dostoievski.
¿Cuál es el libro, considerado “canónico” que no pudiste disfrutar, o dicho más fácilmente, que no te gustó?
El Ulises. Lo empecé dos o tres veces y no pasé la página 100. No es para mí. O no lo ha sido hasta ahora.
En 2018 la Svenska Akademien (Academia Sueca) no entregó el Premio Nobel de Literatura. Si dependiera de vos, ¿a quién se lo hubieras otorgado?
Mircea Cărtărescu. Porque con Solenoide me hizo acordar a Thomas Wolfe. De pronto uno tiene la sospecha de que no solo está leyendo. De que está haciendo algo más inefable.
martes, 29 de enero de 2019
Ana Correa: Los lectores y los libros
![]() |
Foto de Alejandra López |
No llevo la cuenta, lo empezaré a hacer este año. Pero teniendo en cuenta que por el programa de radio suelo leer hasta tres libros por semana, y que hubo semanas que por exceso de trabajo no llegué con todos, voy a decir uno por semana. Digamos unos sesenta y cuatro en el año.
¿Cuáles fueron tus lecturas preferidas de este año?
Disfruté muchísimo Los galgos, los galgos, de Sara Gallardo. No había leído nada de ella y me pareció un libro sublime. Es un libro que todos deberíamos leer. Después leí Enero y Pantalones azules, de ella también. Es una autora que es un viaje de ida. Me gustó mucho Quien no, de Claudia Piñeiro. Los cuentos son otra forma de redescubrirla y adquiere mucha más actualidad porque tiene mucho que ver con explorar lo que los humanos guardamos tras una fachada. Exactamente lo mismo que me pasó con El lugar donde mueren los pájaros, de Tomás Downey. Un autor que también recomiendo mucho leer.
De afuera, disfrute mucho La librería, de Penélope Fitzgerald. Y no sé si la palabra es disfrutar porque es un poco tremendo por su actualidad, pero me pareció un gran libro Laetitia o el fin de los hombres, de Iván Jablonka. Agrego Por qué volvías cada verano, de Belén López Peiró.
Por último, uno que tenía pendiente de Philip Roth, La mancha humana.
¿Cuáles son tus autores preferidos?
John Irving, César Aira, Juan Forn, Natalia Ginzburg, Charlotte Bronte, Jonathan Franzen, Rachel Cusk, Idea Vilariño y Philip Roth. Seguro me olvido de algunes.
¿Cuáles son los diez libros que todos deberíamos leer?
Príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra, de John Irving
Grandes Esperanzas, de Charles Dickens
Pastoral americana y La Mancha humana, ambos de Philip Roth
Un cuarto propio, de Virginia Woolf
El segundo sexo, de Simone de Beauvoir
Libertad, de Jonathan Franzen
Uno o dos de Borges
Uno o dos de Cesar Aira
Estrella distante, Roberto Bolaño
¿Cuál es el libro clásico que no leíste y que te juras leer algún día?
Retrato de una dama, de Henry James.
¿Cuál es el libro, considerado “canónico” que no pudiste disfrutar, o dicho más fácilmente, que no te gustó?
Ulises, de James Joyce
¿Cuál fue el libro o el autor que “descubriste” durante este año de lecturas?
Tomás Downey y Mario Flores, ambos argentinos. Un placer descubrir que están ahí y escriben tan bien. Y la biografía de Victoria Ocampo, La hermana meno, de Mariana Enríquez.
En 2018 la Svenska Akademien (Academia Sueca) no entregó el Premio Nobel de Literatura. Si dependiera solamente de vos, ¿a quién le hubieras otorgado el premio?
A César Aira. Me parece muy genial y me encantaría que todos los descubriéramos.
-------------------------
Ana Correa es abogada y siempre se dedicó a la comunicación política, aunque su gran amor es la literatura. Activista por los derechos de las mujeres, en 2015 participó de la organización de la primera marcha de Ni una menos. Actualmente, conduce un programa de radio sobre literatura llamado Nota al pie, (junto a Gonzalo Heredia), y que comenzará su segunda temporada a partir de este viernes 1° de febrero, por FM Radio Con Vos 89.9. Recomienda libros en Instagram en @anaelecorrea
jueves, 24 de enero de 2019
Florencia Ure: Los lectores y los libros
Fui jurado de un premio para el que leí ciento treinta originales. Por gusto, cincuenta.
¿Cuáles fueron tus lecturas preferidas de este año?
Guadalupe Nettel, Fabio Morábito y Carolina Sanín.
¿Cuál fue el libro o el autor que “descubriste” durante este año de lecturas?
Carolina Sanín. La escuché en el FILBA, me encantó lo que leía y me compré Los niños.
¿Cuáles son tus autores preferidos?
Edith Wharton, Iris Murdoch, Agota Kristof, Herta Müller, Patricia Highsmith, John Cheever, Gustave Flaubert, Marcel Proust, Henry James, Bioy, Ibsen, Jane Austen, Stendhal, Philip Roth.
¿Cuáles son los diez libros que todos deberíamos leer?
La Cartuja de Parma, de Stendhal
Rojo y negro, de Stendhal
El mar, el mar, de Iris Murdoch
En busca del tiempo perdido (vale como uno), Marcel Proust
La conciencia de Zeno, Italo Svevo
Sueño crepuscular, de Edith Warthon
La novela del matrimonio, de Tolstoi
El temblor de la falsificación, de Patricia Highsmith
Daisy Miller, de Henry James
Dormir al sol, de Adolfo Bioy Casares
¿Cuál es el libro clásico que no leíste y que te juras leer algún día?
Moby Dick, de Herman Melville.
¿Cuál es el libro, considerado “canónico” que no pudiste disfrutar, o dicho más fácilmente, que no te gustó?
Rayuela, de Julio Cortázar.
En 2018 la Svenska Akademien (Academia Sueca) no entregó el Premio Nobel de Literatura. Si dependiera de vos, ¿a quién se lo hubieras otorgado?
Philip Roth. Todos sus libros me parecen genial. Es sorprendente y no se copia a sí mismo. Como obra integral creo que es único.
----------------
Florencia Ure trabajó en el área de Comunicación de la editorial Planeta, Tusquets, El Ateneo y Penguin Random House. Unos años en la productora Ideas del Sur. Ahora edita SIE7E PÁRRAFOS, la sección de libros de RED/ACCION.