viernes, 16 de febrero de 2024

La única historia, un taller sobre Juan José Saer (en la Librería del Fondo)


De Juan José Saer ya no quedan textos ni material por conocerse. Todo lo que el autor de Serodino ha producido, incluso sus borradores de trabajo, ya se ha publicado. Si nos detenemos en su obra literaria, desde la aparición de En la zona (1960), hasta La grande (2005, póstuma), Saer publicó doce novelas, cinco libros de relatos y uno de poesía. En estos dos encuentros vamos a introducirnos en su mundo a partir de la siguiente hipótesis de lectura: Juan José Saer escribió, en su obra ficcional, una única historia. 

Cuando decimos "única historia" nos referimos a la idea de que cada uno de los textos pueden valerse por sí mismos; es decir, cada novela, relato o nouvelle se muestran como una pieza homogénea y coherente, capaz de ser aprehendido en su propia lógica, pero también pueden ser asimilados por el lugar que ocupan en el conjunto de la obra, por sus desprendimientos, sus ramificaciones y por sus lazos, lo que hace que, con cada lectura, podamos construir o configurar una trama de sentido en distintas dimensiones.

En esta ocasión, nos vamos a detener en al menos tres dimensiones que, a partir de las formas de narrar y de describir, están en relación con:


El tiempo

Una geografía definida

Los vínculos entre varios de sus personajes


Por último, dos cuestiones más serán abordadas:


El periplo editorial de una obra. ¿Cómo fue el proceso de publicación de la obra saeriana?

¿Cómo fue el proceso de consagración del autor?


Lecturas

Bibliografía del autor

(1960) En la zona. Santa Fe: Editorial Castellví

(1964) Responso. Buenos Aires: Jorge Álvarez Editor

(1976) “A medio borrar”, en el libro de relatos La mayor. Argentina: Seix Barral

 (1980) Nadie nada nunca. México: Siglo XXI Editores

(1994) La pesquisa. Argentina: Seix-Barral


Bibliografía complementaria

Brando, Oscar (2015). “La escritura de Juan José Saer. La tercera orilla del río”. Argentina: Corregidor.

Casas, Fabián (2016). Juan José Saer: El Grande, en “Trayendo a casa todo de nuevo. Todos los ensayos”. Argentina: Emecé.

Piglia, Ricardo (2016). Sexta clase 8 de octubre de 1990, en “Las tres vanguardias”. Argentina: Eterna Cadencia.

Prieto, Martín (2016). “Una forma más real que la del mundo”. Argentina: Mansalva.

Prieto, Martín (2023). “Un enorme parasol de tela verde". Argentina, Eduner.

Arce, Rafael: Juan José Saer. La felicidad de la novela (2015), Santa Fe, Universidad del Litoral

Piglia, Ricardo: Las tres vanguardias (2015), Buenos Aires, Eterna Cadencia

Prieto, Martín (comp.): Juan José Saer. Una forma más real que la del mundo (2016), Buenos Aires, Mansalva


- Gilio, María Esther: No manejo bien mis virtudes ni mis defectos

- Pauls, Alan: La música de las palabras


Prieto, Martín: Saer en la literatura argentina (2022), Santa Fe, Universidad del Litoral

Ricci, Paulo (comp.): Zona de prólogos (2011), Buenos Aires, Seix-Barral

Sarlo, Beatriz: Zona Saer, (2016), Santiago de Chile, Universidad Diego Portales

Schavelzon, Guillermo: El enigma del oficio (2022), Buenos Aires, Ampersand




Para más información: 

serodino@gmail.com 








domingo, 10 de diciembre de 2023

Taller de Lectura Verano Saer | Dos novelas, dos cuentos



La principal hipótesis que afirmamos sobre la literatura saeriana es aquella que sostiene que el autor nacido en Serodino escribió una "única historia". 

El punto de partida de esta idea no es original, mucho menos reciente. De hecho, pudimos darle forma a esta idea a partir de la lectura de las palabras que expuso Ricardo Piglia en una de sus clases en la Universidad de Buenos Aires, y que fueron publicadas en formato libro hace unos pocos años, precisamente en 2016, por la editorial Eterna Cadencia. 

El libro en cuestión es Las tres vanguardias. Saer, Puig, Walsh, donde Piglia dice:

El proyecto global de Saer debe ser visto como el de un narrador que intenta construir una novela en movimiento, que todavía no tiene fin, que ha definido una zona, ha puesto en ella una serie de personajes y ha empezado a contar la historia en diferentes relatos, fragmentariamente. Uno puede imaginar que su proyecto es construir, al final, con todos los libros, una sola historia que terminará por imbricar al conjunto de estas narraciones. se trata de un proyecto narrativo fragmentado, que por momentos se condensa, por momentos se expande, toma elementos secundarios de una historia y los autonomiza para convertirlos después en el centro de una novela en la que personajes secundarios de un relato anterior pasan a ocupar el primer plano.

Nadie nada nunca y La pesquisa son dos novelas que fueron publicadas en 1980 y 1994, respectivamente. Pero entre ambas hay una fuerte conexión, no solo por su geografía, por la mención o aparición de varios personajes, sino por la incidencia del paso del tiempo y de los destinos acaecidos de cada uno de ellos, especialmente de los hermanos Pichón y el Gato Garay, de Elisa, y también de Tomatis. 

Por supuesto, cada libro es portador de su propia trama y del tipo de escritura. En ambas, lo político está inscripto, pero no se somete a la tentativa de lo testimonial, no es una literatura de mensaje (Nadie nada nunca), ni tampoco queda atrapado en los límites del género que lo contiene, el policial (La pesquisa). 

Acompañaremos la lectura de las dos novelas con dos cuentos que nos permiten ampliar el sentido producido, no con la finalidad de lograr una totalidad, sino más bien la de expandir el mundo saeriano, de evidenciar que el devenir de los personajes no se agota cuando se cierran las tapas de un solo libro.

Si en La pesquisa es Pichón Garay quien nos cuenta sobre los crímenes de las ancianas de París, será en A medio borrar donde nos enteramos de su partida definitiva a Francia, y del no-encuentro para despedirse de su hermano el Gato Garay, personaje principal de Nadie nada nuncaRecepción en Baker Street es el relato que continúa la conversación en un bar, donde termina la novela La pesquisa.


Clase 1. Nadie nada nunca

En esta lectura de Nadie nada nunca intentaremos observar y pensar sobre varios puntos:

📌 Fragmentos de una vida enigmática, silenciosa y la historia de un destino trágico: el Gato Garay

📌 ¿Es posible pensar los misteriosos crímenes de los caballos como metáfora de la violencia política de los años 60 y 70 en Argentina?

📌 ¿Es Elisa portavoz de las atrocidades sufridas por las víctimas, los desaparecidos durante la última dictadura militar?

📌 Los universos de la ficción saeriana, dos mundos en contacto permanente: la ciudad y el campo

📌 ¿Una historia incompleta, fragmentaria o escrita hacia el futuro? Los sentidos producidos con la lectura de Nadie nada nunca se verán transformados en nuevas experiencias, una vez que se lean las novelas que Saer escribirá en años posteriores: Glosa (1984), La pesquisa (1996) y La grande (2004)


Clase 2. La pesquisa 

Cuando apareció La pesquisa en 1994, llamó la atención que Saer hubiera escrito una novela enmarcada en lo que podemos definir como género policial. Esta idea no fue producto únicamente de una determinada lectura, sino que aparecía en el paratexto del libro. Por ejemplo, en la página 3, se presentó a la novela de la siguiente manera:

“Juan José Saer. La pesquisa. Novela policial”.

En la contratapa se ratifica la supuesta pertenencia al género y se refiere a ella en esa dirección: “Relato fascinante, aguda reflexión sobre la racionalidad, el crimen y la locura. La pesquisa es la gran novela policial de Juan José Saer”.

Sin embargo, quienes habían leído al autor, sabían que no iban a encontrarse con una historia sujeta a las reglas y convenciones del género; mucho menos a la condición más específica e importante de todas, la que tiene que ver con el interrogante:

“¿Quién es el culpable?”

Por supuesto, esta pregunta estará inevitablemente en el transcurso de la narración. Porque no se trata de romper absolutamente con el género. Pero sí es necesario aclarar que en La pesquisa habrá otros enigmas importantes por revelar, además de la identidad del asesino:

📌¿Quién cuenta la trama de La pesquisa?

📌¿Quién es el autor de la novela que está dentro de la novela, “En las tiendas griegas”?

📌¿Quiénes asesinaron a la pareja de Nadie nada nunca (1980)?

📌¿Dónde están los cuerpos?


***


Bibliografía

Novelas

Saer, Juan José (1980). Nadie nada nunca. México: Siglo XXI Editores

Saer, Juan José (1994). La pesquisa. Buenos Aires. Seix-Barral


Cuentos

Saer, Juan José (1976). "A medio borrar", en La Mayor. Barcelona. Planeta

Saer, Juan José (2000). "Recepción en Baker Street", en Lugar. Buenos Aires. Seix-Barral


***


Taller de Lectura Verano Saer


Dos novelas, dos cuentos: Nadie nada nunca y La pesquisa | A medio borrar y Recepción en Baker Street

Por Fernando Torres


Viernes 12 y 19 de enero, 20 horas. Modalidad virtual

Costo: 10 mil pesos. Descuento: 25% por par de inscriptos


Para más información, escribir a:

serodino@gmail.com 


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miércoles, 26 de abril de 2023

Taller de Lectura Juan José Saer | La pesquisa (1994)


Conexión 
París 🇫🇷 Colastiné 🇦🇷

Cuando apareció La pesquisa en 1994, llamó la atención que Saer hubiera escrito una novela enmarcada en lo que podemos definir como género policial. Esta idea no fue producto únicamente de una determinada lectura, sino que aparecía en el paratexto del libro. Por ejemplo, en la página 3, se presentó a la novela de la siguiente manera:

“Juan José Saer. La pesquisa. Novela policial”.


En la contratapa se ratifica la supuesta pertenencia al género y se refiere a ella en esa dirección: “Relato fascinante, aguda reflexión sobre la racionalidad, el crimen y la locura. La pesquisa es la gran novela policial de Juan José Saer”.

Sin embargo, quienes habían leído al autor, sabían que no iban a encontrarse con una historia sujeta a las reglas y convenciones del género; mucho menos a la condición más específica e importante de todas, la que tiene que ver con el interrogante:

“¿Quién es el culpable?”


Por supuesto, esta pregunta estará inevitablemente en el transcurso de la narración. Porque no se trata de romper absolutamente con el género. Pero sí es necesario aclarar que en La pesquisa habrá otros enigmas importantes por revelar, además de la identidad del asesino:

📌¿Quién cuenta la trama de La pesquisa?

📌¿Quién es el autor de la novela que está dentro de la novela, “En las tiendas griegas”?

📌¿Quiénes asesinaron a la pareja de Nadie nada nunca (1980)?

📌¿Dónde están los cuerpos?


Como decíamos anteriormente, La pesquisa no se queda atada a las características convencionales del policial, sino que, en palabras de María Teresa Gramuglio cuando habla de la literatura saeriana en su totalidad afirma que “cada una de sus novelas ensaya una forma nueva, introduciendo transformaciones en los diversos niveles del retrato, sea la extensión, la estructura de su composición, el tono o las voces narrativas”.

 

“Por el solo hecho de existir, todo relato es verídico”


Dividida en tres partes, la primera transcurre durante el invierno en Francia, en vísperas de la navidad parisina. El narrador, a quien todavía no podemos identificar, nos cuenta una serie de crímenes (veintisiete) de mujeres ancianas y solitarias, y da abundante información sobre la biografía de Morvan, el investigador de los asesinatos.

En la segunda parte, la historia transcurre en la zona saeriana por excelencia, en Rincón, en Colastiné, en “la ciudad”. Un 26 de marzo, y bajo un calor embrutecedor, tres amigos conversan durante una cena sobre los crímenes seriales de París, sobre el descubrimiento del dactilograma de 815 páginas, una novela inédita titulada “En las tiendas griegas”, y en donde, además, tratarán de descubrir quién es el auto de los crímenes. ¿Será Washington Noriega? También, durante el día, Pichón Garay, Tomatis y “Pinocho”, Marcelo Soldi (en esta novela hace su aparición en el universo ficcional saeriano), viajan en lancha por los ríos del Paraná y el pasado vuelve, interpela e  incómoda sobre el destino de Elisa y el Gato Garay, justo al pasar por la casa de Rincón.

Planteados los interrogantes, los conflictos y las motivaciones, y el recuerdo, parecería quedar todo preparado para que en la tercera parte se despliegue “la verdad” sobre las preguntas planteadas. Cuando todo parecería indicar que la identidad del asesino ha sido revelada, Tomatis se adueña de la palabra y su discurso ofrece otra posible respuesta, radicalmente opuesta, que vincula a otro personajela “autoría” de los asesinatos de las mujeres.

En La pesquisa, si bien su prosa parecería mucho más amena en cuanto a la facilidad de su lectura, gracias a la velocidad que le da al relato y a la sucesión de acontecimientos que nos propone, vertiginoso para la habitual morosidad descriptiva saeriana, parecería ser de una complejidad menor respecto a, por ejemplo, Nadie nada nunca (1980). Sin embargo, las puertas de acceso que brinda la novela nos enfrentan a un desafío nada menor respecto a los universos propuestos: la crítica al racionalismo cartesiano, a la idea de civilización, una feroz crítica a la sociedad de consumo, una serie de referencias simbólicas y mitológicos que dan sentido a los hechos que se cuentan, la discusión sobre la verdad de la experiencia y la verdad de la ficción.

 

El tiempo de La pesquisa, su portada y su relación con Nadie nada nunca y otros textos


La primera edición de La pesquisa se publicó en 1994, un año después de Lo imborrable (1993). En una entrevista con Martín Prieto, Juan José Saer afirmó que el tiempo de escritura de La pesquisa fue de quince meses, tiempo bastante menor si lo comparamos con el que le llevó escribir Nadie nada nunca (1980), -alrededor de seis años según la cronología que cuidadosamente corrigió Sergio Delgado en Zona de prólogos (2011), a la de Julio Premat en La dicha de Saturno (2002); o un poco más que Cicatrices (1969), que la escribió en veinte noches.

Su portada actual mantiene la imagen que fue tapa de la edición original Mirando al cielorraso, del artista plástico y amigo del autor, Juan Pablo Renzi, que, además, fue el compañero de la María Teresa Gramuglio, una de las intelectuales que más hizo por la consagración y reconocimiento (junto a Beatriz Sarlo y Susana Zanetti), de la obra de Juan José Saer.

El vínculo de La pesquisa con Nadie nada nunca es de gran proximidad. En Nadie nada nunca, el Gato Garay es el protagonista de la historia narrada; en La pesquisa, los es su hermano gemelo, Pichón Garay, que vuelve a la zona saeriana después veinte años de haberse radicado en Francia.

Si en Nadie nada nunca conocemos la casa del Gato desde adentro, en La pesquisa la veremos desde el exterior, desde el río, luego de un paseo en lancha “La rubita”, del padre de “Pinocho” Marcelo Soldi, presentado por Tomatis ante Pichón de la siguiente manera: “le sobra polenta como pensador”.

En este taller ampliaremos las conexiones saerianas: dos relatos del libro Lugar (2000), vienen a dialogar respecto al futuro de La pesquisa, que se suman a las relaciones ya vistas con A medio borrar, cuento largo o nouvelle del libro La mayor (1976).


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Inscripción y consultas:

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Fernando Torres







domingo, 29 de enero de 2023

¡Todo se trataba de un simple chiste! | La causa justa, de Osvaldo Lamborghini

El 18 de diciembre de 2022, la selección de fútbol Argentina obtiene el campeonato del mundo. Y para que eso suceda, mucho tuvo que ver un argentino que ahora juega en un club parisino, pero que desde 2001 y hasta mediados de 2021, creció y vivió en Barcelona.

Otro 18 de diciembre, esta vez de 1985, muere de un paro cardíaco en Barcelona, una de las figuras más destacadas de la literatura argentina: Osvaldo Lamborghini.

Y fue durante 2022 que la editorial Mansalva decidió publicar de manera individual “La causa justa”, dentro de su colección de Poesía y Ficción Latinoamericana, una bellísima edición, cuya portada muestra el rostro del autor. 

En este texto, ¿cuento? ¿novela corta? nos encontramos con un Lamborghini descomunal: la belleza del lenguaje, en donde lo poético se despliega y prevalece por sobre la literalidad, y no impide el desarrollo ni la potencia de su narración hace que lo que nos está contando también nos atrape y capture. 

Hechos cotidianos, que bajo su escritura se vuelven acontecimientos; la Argentina o La Gran Llanura de los Chistes, el vuelo de sus personajes, el poder de sentencia de cada uno de ellos para la gracia, el honor y el horror (Tokuro), para la chabacanería o lo que fuera; la ferocidad de lo sexual y la violencia bajo la pátina de lo paródico y la ironía, cuya elongación del lenguaje lo fuerza hasta el grado último, el instante anterior al quiebre. Y eso es motivo de celebración porque sabemos siempre que, cuando leemos a Lamborghini estamos leyendo ficción, en un mundo y en una época donde lo literal tiende a arrasar y a encorsetar el sentido, o peor aún, a anular absolutamente todo.

Todo este magma hace que su literatura sea única y esplendorosa.

Podríamos decir que casi no  importa lo que sucede; en la historia, en este caso, un partido de fútbol entre los trabajadores de una Empresa. Podían ser obreros de una fábrica, o mineros en una montaña, o lo que se nos ocurra; su literatura sería igual de brillante.
 
Pero Lamborghini eligió un partido de fútbol. Un partido de fútbol, el ya casi extinto -por cuestiones culturales de esta época- “solteros vs. casados”: 

“Jugaban por puro hábito, estrechar lazos para aumentar el nivel de comunicación, cómo decía el sub-jefe de Relaciones Públicas Internas”.

El partidito devino en una batalla discursiva única, atroz y fenomenal:

Terminado el partido empezaban, lamentablemente, a ‘desarrollarse los acontecimientos’, las pioladas y las bromas de mal gusto, ese repugnante clima de ‘formamos todos una gran familia'.

Lamborghini juega con las palabras y también con el sentido común, con esas berretadas que escuchamos día a día, “es una manera de decir; es un chiste; vos te tomás todo al pie de la letra”; no solo juega con eso, sino que lo destruye, lo pulveriza con su poesía. 

Y las consecuencias de este gran chiste, a su vez deriva en algo superior, fundamental: cuidemos, prestemos atención el valor de la palabra. 

Por último, podemos decir que La causa justa fue el primer texto del libro “Novelas y cuentos II” (Penguin Random House), cuya edición estuvo al cuidado de otro de los mejores escritores argentinos: César Aira. 

En la nota que apunta Aira nos dice que La causa justa (1983), si bien no fue publicado en vida por el autor sí fue pasado en limpio, mecanografiado y entregado para su publicación. Vale decirse que de Lamborghini casi toda su obra es póstuma: solo El fiord, Sebregondi retrocede, Poemas, fueron publicados en vida.


Mis simpatías todas argentinas, y yo voy a dar mi vida por este país tan raro, Argentina: 

¡todo era un simple chiste!


Mansalva, 2022
75 páginas



miércoles, 10 de agosto de 2022

Taller de Lectura Juan José Saer | Nadie nada nunca (1980)

Escrita entre 1974 y 1978, finalmente publicada en 1980 por Siglo XXI Editores México, Nadie nada nunca es una de las novelas fundamentales de la obra saeriana.

Frente a los vientos de una época donde el debate acerca del papel que “debía” jugar la ficción, o mejor dicho, la literatura, la propuesta de Saer se abre camino ante la literatura política o testimonial.

Sin embargo, la política no está ausente en el proyecto narrativo de Saer, sino todo lo contrario. Aparece de un modo singular, a veces casi imperceptible, pero lo suficientemente capaz como para impregnar la vida social con los acontecimientos de la “realidad” en la cotidianidad de los personajes. 

¿O acaso la decadencia de Barrios, periodista de Responso (1964) no es consecuencia, entre otras cosas, de la caída del peronismo en el 55?

En esta lectura de Nadie nada nunca intentaremos observar y pensar sobre varios puntos:

📌 Fragmentos de una vida enigmática, silenciosa y la historia de un destino trágico: el Gato Garay

📌 ¿Es posible pensar los misteriosos crímenes de los caballos como metáfora de la violencia política de los años 60 y 70 en Argentina?

📌 ¿Es Elisa portavoz de las atrocidades sufridas por las víctimas, los desaparecidos durante la última dictadura militar?

📌 Los universos de la ficción saeriana, dos mundos en contacto permanente: la ciudad y el campo

📌 ¿Una historia incompleta, fragmentaria o escrita hacia el futuro? Los sentidos producidos con la lectura de Nadie nada nunca se verán transformados en nuevas experiencias, una vez que se lean las novelas que Saer escribirá en años posteriores: Glosa (1984), La pesquisa (1996) y La grande (2004)


Bibliografía 

Saer, Juan José (1980). "Nadie nada nunca". México: Siglo XXI Editores.

Saer, Juan José (1994). "Nadie nada nunca". Argentina: Seix Barral. 


Bibliografía complementaria

Brando, Oscar (2015). “La escritura de Juan José Saer. La tercera orilla del río”. Argentina: Corregidor.

Casas, Fabián (2016). Juan José Saer: El Grande, en “Trayendo a casa todo de nuevo. Todos los ensayos”. Argentina: Emecé.

Piglia, Ricardo (2016). Sexta clase 8 de octubre de 1990, en “Las tres vanguardias”. Argentina: Eterna Cadencia.

Prieto, Martín (2016). “Una forma más real que la del mundo”. Argentina: Mansalva:

- Gilio, María Esther: No manejo bien mis virtudes ni mis defectos

- Pauls, Alan: La música de las palabras

Prieto, Martín (2021). “Saer en la literatura argentina”. Argentina: Universidad Nacional del Litoral.

Ricci, Paulo (comp.) (2011). Nadie nada nunca. Lisa y dorada la ribera en “Zona de prólogos”. Argentina: Seix Barral.

Sarlo, Beatriz (2016). “Espacios, comidas, conversaciones”, en Zona Saer. Chile: Universidad Diego Portales.


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Inscripción y consultas:

serodino@gmail.com

Fernando Torres





viernes, 29 de julio de 2022

ENTREVISTA elDiarioAR | Martín Prieto tras la huella de Saer: “La paciencia no es algo que solo nos reclama su literatura. Es un reclamo de la literatura en general”

 

Un mural con el rostro de Saer en su ciudad natal, Serodino, Santa Fe (El Ciudadano web)

El diarioar

Un mes de junio de 1937 nació el escritor argentino Juan José Saer y también un junio, pero de 2005, murió en París. Martín Prieto analiza en esta entrevista su proceso de consagración y aprovecha para hablar también de literatura.


Fernando Torres, 19 de junio de 2022
Entrevista para elDiarioAR 

Dos efemérides de uno de los mejores escritores de la literatura argentina suceden en junio. Juan José Saer, autor de Glosa, entre otras de sus novelas más reconocidas, nació en Serodino, un pueblo de la provincia de Santa Fe, el 28 de junio de 1937 y murió en París, con una obra ya estudiada, valorada, e influyente -es decir, consagrada-, a los 67 años, el 11 de junio de 2005.

En Saer en la literatura argentina, publicado por la editorial de la Universidad Nacional del Litoral, Martín Prieto, Licenciado en Letras y Doctor en Literatura y Estudios Críticos por la Universidad Nacional de Rosario, y autor de libros de ineludible consulta como Breve historia de la literatura Argentina, analiza el proceso de consagración de su obra. ¿Cómo un escritor nacido en un pueblo ignoto de Santa Fe, llega al deseado reducto de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA donde, en los 80, se establecía “el canon” argentino? ¿Por qué despierta efervescencia en ciertas escenas literarias? Hace un tiempo, por ejemplo, el vapor banal de las redes se sacudió porque alguien, en un humilde post, osó decir que el autor le aburría. Prieto no responde de manera directa. Pero, bajo su mirada crítica, que analiza desde la particularísima cadencia sintáctica y su exploración sensitiva; hasta el proceso canónico donde siempre el riesgo está en transmutar de una vital vanguardia, a fósil monumento laudado; las interacciones con las estéticas en disputa, la huella de Saer, en este, suyo, dos veces junio, sigue interesando, no solo por su aún extendida influencia- o angustia de ella, al decir de Harold Bloom. También por cómo funcionaron algunos mecanismos. Porque Prieto también explica la operación inversa hecha por el autor: por ejemplo, el poeta Juan L. Ortiz, logra no solo volver a ser leído, sino que también se amplía el universo de sus lectores, hasta convertirse en uno de los autores más reconocidos de la poesía argentina. Y en esta operación fue determinante el papel de impulsor que tuvo Saer. 


-En el inicio de Saer en la literatura argentina contás que lo primero que leíste de él, cuando tenías 19 años, fue Nadie nada nunca, ¿qué te resultó fascinante de la novela?

-Fue el primer libro que leí “en vivo”. Cuando digo “en vivo” quiero decir que es el primer libro de Saer que leí cuando se publicó, inmediatamente.


 (para seguir leyendo hacer click acá)



Muchas gracias Sonia Budassi, Editora de la revista cultural de elDiarioArR, y Silvina Heguy, Editora Estratégica elDiarioAR, por la edición y publicación de esta entrevista.


domingo, 12 de junio de 2022

De cómo se gestó la “operación Saer” y qué sería de la literatura argentina sin su presencia

El libro de Martín Prieto, estudioso, conocedor y apasionado lector, retrata el camino de vida y las dificultades que atravesó el escritor santafesino antes de su consagración

Por Fernando Torres, 24 de Enero de 2022
Nota para Infobae 

“No fue en un libro donde aprendí las primeras estrofas del Martín Fierro: el actor Enrique Muiño, que recitaba fragmentos del poema por la radio: un poco todas las noches. Y en cuanto a la lectura, en los almanaques de Alpargatas expuestos en el almacén de ramos generales de mi familia, en Serodino, los versos del poema estaban impresos entre el calendario y las magníficas ilustraciones, que hoy todavía, casi sesenta años más tarde, persisten impresionantes y vívidas en mi memoria”.

Libros argentinos, de Juan José Saer


Saer fue un autor que no hizo su carrera de “escritor” en Buenos Aires, la ciudad hegemónica respecto a la centralidad del campo literario. Comenzó a escribir desde muy joven en el diario El Litoral hasta 1956, pero tuvo que renunciar por las repercusiones generadas después de la publicación del cuento “Solas”. Entre 1958 y 1959 vivió en Rosario. Luego, volvió a Colastiné con su mujer Bibí Castellaro, hasta que en 1968 obtuvo una beca del gobierno francés y se fue a París. ¿Buenos Aires? Fue tan solo el paso obligado para ir al aeropuerto y subirse al avión.

La carrera editorial de Saer no se consolidó hasta los años ochenta, cuando comenzó a trabajar, de allí en más definitivamente, con su editor Alberto Díaz, primero en Alianza, años después en Seix-Barral. Desde En la zona (1960) hasta El entenado (1983), había publicado en diez editoriales distintas; sin hacer pie, por un motivo u otro, en ninguna de ellas: Castellví (Santa Fe), Jorge Álvarez Editor (Buenos Aires), Camarda-Junior Editores (Buenos Aires), Galerna (Buenos Aires), Biblioteca Popular Constancio C. Vigil (Rosario), Sudamericana (Buenos Aires), Fundarte (Caracas), Planeta (España), Siglo XXI (México) y Folios (Buenos Aires).

El libro de Martín Prieto, Licenciado en Letras y Doctor en Literatura y Estudios Críticos por la Universidad Nacional de Rosario pero sobre todo lector apasionado de Saer, está organizado en nueve capítulos y dos apartados con referencias bibliográficas. Y comienza con una experiencia del autor: su lectura “en vivo” de Nadie nada nunca. La expresión “en vivo” oculta una pequeñísima trampa porque se refiere a que su lectura se dio enseguida, luego de publicarse la novela. Además de la fascinación que le produjo, Prieto presenta los interrogantes que serán los hilos conductores de su trabajo: “¿Cómo cambia una literatura nacional cuando entra un autor? ¿En qué se convierte un autor cuenta entra en esa literatura?”


Se presenta el vínculo entre la historia política y la historia de la literatura. ¿Es posible pensar en una literatura nacional hasta que no haya Nación? También se podría pensar que por más que se haya creado una Nación, no implica necesariamente que exista una literatura nacional. Vale recordarse que en un determinado momento, “en los índices muchos de los manuales de literatura que se enseñaban en la escuela media desde principios del siglo XX, se pensaba a la literatura argentina como un capítulo de la literatura española”.

Justamente, una de las apuestas que hace el autor tiene que ver con ponerle una fecha de nacimiento a la literatura nacional: “¿Cuándo se hace argentina la literatura argentina?”. Esa fecha es el 25 de enero de 1846, que fue marcada por Sandra Contreras y retomada por Martín Prieto, es la que figura en la carta que le envía Sarmiento a Vicente Fidel López, donde reflexiona sobre el Martín Fierro, la gauchesca, su propio Facundo.

También Prieto da a conocer varios aspectos de la biografía de Saer, algo de lo que a lo largo de su vida y trayectoria fue muy reticente a compartir. Decía que es la obra la que debe hablar por el autor y no los hechos de su vida privada. Sin embargo, sin caer en el rumor ni en el chisme y con sumo cuidado y discreción, el autor invita a conocer detalles de vida con una finalidad: reconocer, trazar una línea de puntos entre la vida real y la vida ficcional.

El quinto capítulo comienza con un gesto que incomodaría hasta al acérrimo lector enemigo de Saer. En el bar Gran Doria, “estimulado por el contexto ambiental” el poeta entrerriano Daniel Durand -su nombre verdadero era Miguel Ángel Correa- preguntó si Saer había reconocido la deuda de su obra con la del narrador Mateo Booz, autor del clásico Santa Fe, mi país. Esa pregunta, lejos de clausurar una discusión, la profundiza. Y en ella, se llega a comprender que quizás haya que buscar en la obra de José Pedroni una influencia aún más importante.

A medida que avanza, el libro invita a acercarse al periplo de Saer en tanto hombre de carne y hueso. Su trabajo como periodista en el diario El Litoral, su partida de Santa Fe a Rosario -y su breve paso pero no por ello menos relevante por la universidad-, cuando conoce a María Teresa Gramuglio, a Juan Pablo Renzi, Aldo Oliva, Noemí Ulla, quienes, entre otros, se transformarán en sus lectores y en los escuderos de su obra. Su regreso a Colastiné, ya casado con Bibí Castellaro, su ingreso en la Universidad Nacional del Litoral como docente de Crítica y estética cinematográfica, y los amigos santafesinos: Raúl Beceyro, Marilyn Contardi, Hugo Gola, Nicolás Sarquís.

También da cuenta de las críticas negativas sobre algunos de sus libros: la primera, de Edelweis Serra para En la zona; la de Norma Desinano por La vuelta completa; y como dice Prieto “hasta la inolvidable, por su torpeza, reseña de Glosa, firmada por Jorge Masciángoli en La Nación”.

Uno de los puntos más altos del libro está en el relato de lo que podría llamarse la “operación Saer”, que tiene que ver con la instalación de un autor en el campo de la literatura argentina. Tres mujeres en lugares estratégicos trazaron los vectores que apuntarán el destino de la obra de Saer hacia su consagración: una serie de textos y reseñas desde la revista Punto de vista bajo la dirección de Beatriz Sarlo; la inclusión por parte de María Teresa Gramuglio en un seminario de Literatura Argentina en la Universidad de Buenos Aires; y la publicación de El limonero real, gestionada por Susana Zanetti, en ese momento directora del Centro Editor de América Latina, quien le envió una hermosísima carta “con tiempo para ver si le interesa y si lo puede ‘pelear’ con Planeta” (para que interceda en la autorización para publicar dicha novela). Estas tres líneas estratégicas dieron una lectura crítica, un gran trabajo de difusión y de recomendación, y de sustento de la literatura saeriana, que no está de más decir, se defendía por sí misma.

Pero antes de eso, hay un juego especulativo (no en términos peyorativos) sino que propone estimular la reflexión teórica antes que una maquinaria contrafáctica, que da lugar a la imaginación en detrimento de la alucinación. Consiste en preguntarse qué efectos provocaría en la literatura argentina la ausencia de una obra: es la pregunta que se hizo Ricardo Piglia al año siguiente de la muerte de Saer. Pero no se pregunta por la ausencia física de esa persona, de ese hombre, sino por el faltante de esa obra. ¿Qué pasaría con Alfonsina Storni si sacáramos de la literatura nacional a Juana Bignozzi? O como imaginó Sarlo, ¿qué pasaría con la literatura nacional si sacáramos a Borges? “Serían Girondo y Juan L. Ortiz los autores preponderantes de la poesía argentina, Martínez Estrada el gran ensayista, y se destruiría el orden de la narrativa de ficción de esa primera mitad del siglo, sustentado en el par Borges - Arlt”.


Ficha técnica

Autor: Martín Prieto
Título: Saer en la literatura argentina
Editorial: Ediciones UNL
Año: 2021 (primera edición)
Páginas: 176
ISBN: 978-987-749-314-6












martes, 11 de enero de 2022

"Suicidio", de Édouard Levé

Nadie nos debería decir cómo leer un libro. Y si alguien se atreviera, no sería un gran consejo, mucho menos necesario.

Suicidio, de Édouard Levé es un libro corto, de lectura rápida (digresión: pensar a la lectura en relación con la velocidad es algo que no debería ni siquiera considerarse; tiempo y lectura son dos vectores que fluyen por carriles absolutamente separados).

Pero en este caso, decir lectura rápida refiere a que el tema y a cómo lo trabaja Levé es muy seductor: las frases, oraciones y palabras están tan bien construidas e hilvanadas que hace que quien las lea no pueda detenerse hasta terminar el libro. 

Sin embargo, por rápido que se avance, la pausa predomina en el acto de la lectura; la contemplación de cada párrafo es una herramienta indispensable para pensar cada idea pronunciada, porque si bien la prosa es fluida, el contenido de lo dicho, es insondable. 

¿Por qué un libro triste puede ser un gran libro?

1 Porque pone en palabras aquello que resulta tan intolerable como (o casi) indecible

2 Y porque eso que se nos aparece como indecible y doloroso, no solo se puede poner en palabras sino también que puede disfrutarse, percibir "lo bello".

Édouard Levé, con su libro Suicidio es un claro y gran ejemplo de esto.

Escrita en segunda persona, el narrador le escribe a su amigo de la adolescencia, una especie de relato cronológico, un descargo pero sin llanto, tal vez algún punto de reproche, casi imperceptible, luego de que él se quitara la vida. 

Lo que más impacta, además de las reflexiones sobre la muerte voluntaria, es la lectura que nosotros hacemos del del texto en relación con el lo que terminó siendo el destino de Levé, quien días después de entregar el manuscrito de este libro a su editor, también decidió poner punto final a su propia vida. 


Diez frases marcadas


  • Seguirás viviendo mientras quienes te hayan conocido sigan viviendo. Morirás con el último de ellos.

    Te encantaba haber nacido un 25 de diciembre: "Todo el mundo está de fiesta y se olvida de la mía".
  • Tu mirada ya no estaba entonces en el mundo que la rodeaba, sino en el blanco que apuntaba.
  • La alegría de las cosas simples se ve iluminada por la luz de tu triste recuerdo.
  • Cuando estabas callado, tus ojos se expresaban en lugar de tu cuerpo.
  • Tu vida fue menos triste de lo que tu suicidio podría creer. Se ha dicho que moriste de sufrimiento. Pero la tristeza no era tanto tuya como de quienes te recuerdan.
  • Quienes te conocieron releen cada uno de tus gestos a la luz del último.
  • No te faltaba dinero. Pero los linyeras eran como los espectros que te anunciaban uno de tus finales posibles.
  • Cuando uno habla de ti, empieza describiendo tu muerte, antes de remontarse en el tiempo para explicarla. ¿No es raro que ese último gesto invierta tu biografía? Desde tu muerte, nunca he oído que nadie contara tu vida empezando por el principio. Tu suicidio se ha transformado en el acto fundacional.
  • Los que te sobrevivirían serían los únicos que cargarían con el dolor de tu muerte. Ese egoísmo de tu suicidio te desagradaba. Pero en la balanza, la calma de tu muerte pesó más que la agitación dolorosa de tu vida.


Autor: Édouard Levé
Título: Suicidio
Editorial: Eterna Cadencia 
Traductor: Matías Battistón
Edición: 2017 
Páginas: 96
Fecha de publicación en su idioma original: 2008, Francia.




martes, 7 de diciembre de 2021

Lo triste y lo bello, "Parte de la felicidad", Dolores Gil

1992. Septiembre. Domingo. Lo que iba a ser una comida familiar, un asado de primavera, se transformó en un quiebre para el destino de una familia. La cotidianidad se abrió paso y dejó lugar a la contingencia, a la fatalidad y al absurdo. Una chispa que saltó fuera de lugar provocó un incendio sofocado rápidamente, pero en la desesperación, generó otro accidente. 

Así comienza "Parte de la felicidad", el primer libro de Dolores Gil, editado por Vinilo Editora (2021). Una historia contada con las palabras precisas para transmitir los hechos y las sensaciones sin golpes bajos, ni morbo. 

Una trama inesperada y demoledora. Una vida truncada por el azar, pero a la inversa, porque el azar suele ser mencionado para los hechos revestidos con la impronta de la dicha, de la alegría y de la buena suerte. Pero en esta historia no es así: el azar es motorizador del dolor y de la tristeza, el factor que desata lo irreversible y que hará preguntarse a la narradora del por qué durante un tiempo casi eterno. Pregunta que no encontrará respuestas pero que finalmente, un día dejará, por fin, de lastimar. Y ese momento será cuando el devenir y la experiencia de una vida nueva, llegue. 

Se ha leído y escuchado que la escritura muchas veces puede ser reparadora. Dolores Gil con su “Parte de la felicidad”, cumple con esa idea: su lenguaje está provisto de belleza y vitalidad, se instala lejos de las frases comunes.











domingo, 31 de mayo de 2020

El pasado


𝗠𝗲 𝗮𝗰𝘂𝗲𝗿𝗱𝗼, de Martín Kohan (Ediciones Godot), no es un libro de efemérides, tampoco es un libro de memorias, mucho menos un diario. Es bastante más que eso: es una pieza artística, un 𝗺𝗮𝘁𝗲𝗿𝗶𝗮𝗹 𝘀𝗲𝗻𝘀𝗶𝗯𝗹𝗲. 

Muy probablemente nos resulte insuficiente hablar de enumeración, aunque nos encontremos con objetos, hechos y sucesos del autor que nos trae en cada una de sus páginas. Pero aquí el efecto (de lectura) decisivo del libro, al menos para mí: habla de nuestros modos de vida, de nuestros propios recuerdos, de tal vez lo más sensible que pueda tener y llevar por siempre cada uno con sí mismo, aquello que llamamos 𝗲𝘅𝗽𝗲𝗿𝗶𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮. 

Quiénes compartimos esta lectura, nos sentimos especialmente interpelados por haber apoyado los dos pies en el siglo XX, y nos agarra viviendo en este maquillado pero nada prometedor y cada vez más desigual siglo XXI. Somos los que vivimos en dos siglos, en dos épocas, y como sabemos muy bien, las transiciones no suelen ser escasamente conflictivas. 

𝗠𝗲 𝗮𝗰𝘂𝗲𝗿𝗱𝗼 es también un libro sobre el paso del tiempo y la finitud, de la infancia y sobre todo, de los vínculos: amigos, novias, compañeros de colegio, hermanos, padres y madres, la comunidad (los amigos de la cuadra o del barrio, algo que por ejemplo hoy, en las grandes ciudades, se va perdiendo día a día), los juguetes ¡Benjamin!, el incipiente mundo de la indumentaria deportiva, las zapatillas, la pelota de fútbol, los ídolos y los héroes, pero también los imaginarios, los que fuimos construyendo, sí, pero también los que imperaban en aquella época. 

No se sorprendan si al ir recorriendo las páginas de 𝗠𝗲 𝗮𝗰𝘂𝗲𝗿𝗱𝗼, y sobre todo al finalizarlas, se encuentran con los ojos rojos, humedecidos, con un llanto que les hará creer o sentir que conocieron un poco más al autor del libro. Debo decirles que esas lágrimas será mucho más para con ustedes mismos, que pudieron reconocerse en esas páginas.








domingo, 24 de mayo de 2020

Borges y algunas figuras retóricas: enumeración, metáforas, hipálages y prosopopeyas



En la literatura de Jorge Luis Borges abundan las figuras retóricas. Una de las que más se suelen mencionar en su extensa obra es la Enumeración. 

Ya es un clásico recordar ¡todo! lo que el personaje “Borges” observa cuando desciende al sótano de la casa de Constitución en el cuento que le da el nombre al libro El Aleph (1949), mientras rememora y extraña a Beatriz Viterbo, su gran amor (aunque no correspondido):

“(…) vi tigres, émbolos, bisontes, marejadas y ejércitos, vi todas las hormigas que hay en la tierra, vi un astrolabio persa, vi un cajón del escritorio (y la letra me hizo temblar) cartas obscenas, increíbles, precisas, que Beatriz había dirigido a Carlos Argentino (…)”

En “Eduardo Wilde”, incluido en El idioma de los argentinos (1928), tenemos otro ejemplo:

“(…) los dos quieren lo casero del mundo y son como emperadores de cosas quitas: álbumes, rinconeras, piezas de ajedrez, perillas, óleos muertos de militares muertos, arañas embaladas que son como globos en viaje a la disolución, patios con mínimum angosto de cielo, casas desmanteladas, barriles”.

En el libro Evaristo Carriego (1930), en “Las inscripciones de los carros” podemos leer la siguiente lista de calles:

“La calle pisada puede ser Montes de Oca o Chile o Patricios o Rivera o Valentín Gómez, pero es mejor Las Heras, por lo heterogéneo del tráfico”.

Nuestro último ejemplo de Enumeración es el que vemos es “Vindicación de ‘Bouvard et Pécuchet’”, del volumen Discusión (1932):

“(…) una herencia les permite dejar su empleo y fijarse en el campo, ahí ensayan la agronomía, la jardinería, la fabricación de conservas, la anatomía, la arqueología, la historia, la mnemónica, la literatura, la hidroterapia, el espiritismo, la gimnasia, la pedagogía, la veterinaria, la filosofía y la religión; cada una de estas disciplinas heterogéneas les depara un fracaso”.

***

Borges también utiliza muchísimo las metáforas. Y porque tal vez sea la más fácil de buscar, sólo vamos a citar dos ejemplos. Se caen de maduras de cualquiera de sus libros. Pero veamos al menos esos dos casos.
Primero, nos detenemos en el poema “Calle con almacén rosado”, que pertenece al libro Luna de enfrente (1925):

“Ya se le van los ojos a la noche en cada bocacalle”.

El segundo y último ejemplo de Metáfora lo vamos a ver en El hacedor (1960), en el libro dedicado a Leopoldo Lugones y donde Borges escribió su poema “Mil novecientos veintitantos”:

“La rueda de los astros no es infinita (…), la historia, la indignación, el amor, las muchedumbres como el mar (…)”

***

Ahora es momento de ir a otro tipo de figuras, un poco más jugosas. Una de las figuras retóricas más reconocibles, casi una marca registrada en la obra de Borges es la “hipálage”, que según la RAE consiste en la atribución de un complemento a una palabra distinta de aquella a la que debería referirse lógicamente. Como la definición puede ser algo complicada, qué mejor entonces que recurrir a algunos ejemplos borgeanos.

En uno de los libros más maravillosos de la literatura universal (estamos hablando de Ficciones, editado en 1941), encontramos el siguiente fragmento en el relato “La forma de la espada”:


“Le cruzaba la cara una cicatriz rencorosa: un arco ceniciento y casi perfecto que de un lado ajaba la sien y del otro el pómulo”.

En uno de sus cuentos más famosos, tal vez el más importante de todos, (estamos hablando de “El Sur”), vemos otro ejemplo que es bastante ilustrativo:

“Ya se había hundido el sol, pero un esplendor final exaltaba la viva y silenciosa llanura, antes que la borrara la noche”.

Dentro de esta figura, no está demás resalta que Borges ha insistido de manera persistente en lo silencioso. En el “La lotería de Babilonia”, podemos ver cómo el autor vuelve sobre esta cualidad para adjudicársela al objeto y no al sujeto:

“En una cámara de bronce, ante el pañuelo silencioso del estrangulador, la esperanza me ha sido fiel; en el río del pánico”.


Un último ejemplo de Hipálages y “silencios”, nos lleva al poema “Los Justos”, incluido en el libro de poesía La cifra (1981):

“Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez”.

Dejemos ya los “silencios” y vayamos hacia “La trama”, un texto brevísimo que forma parte del libro El hacedor (1960), y donde Borges brilla con el uso de la Hipálage:

“Para que su horror sea perfecto, César, acosado al pie de una estatua por los impacientes puñales de sus amigos, descubre entre las caras y los aceros la de Marco Junio Bruto, su protegido, acaso su hijo, y ya no se defiende y exclama: ¡Tú también, hijo mío! Shakespeare y Quevedo recogen el patético grito”.

En el último párrafo del cuento el “Zahir”, de un libro que ya citamos anteriormente, nos referimos a El Aleph, observamos un ejemplo que grafica notablemente a la hipálage, otorgándole el valor que tiene la palabra “desiertas”, mucho más a las horas y no tanto a las calles. Veamos:

“En las horas desiertas de la noche aún puedo caminar por las calles”.

***

Otra figura retórica que podemos evidenciar y de la que podemos afirmar sin titubear que es una en las que Borges hizo verdaderamente gala es la “prosopopeya”. Antes de avanzar con algunos ejemplos, primero sepamos que la Real Academia Española (RAE) la define como una “Atribución a las cosas inanimadas o abstractas, de acciones y cualidades propias de los seres animados, o a los seres irracionales de las del ser humano”.



Ya sabiendo de qué se trata, fuimos a buscar algunos ejemplos y afortunadamente pudimos encontrar uno en su primer libro publicado, Fervor de Buenos Aires (1923), más exactamente en el poema “Un patio”:

“Con la tarde,

se cansaron los dos o tres colores del patio”.

En el cuento “El jardín de senderos que se bifurcan”, del libro Ficciones (1941), tenemos un lindo ejemplo de esta figura para referirse a la iluminación generada por un artefacto dispuesto a tal fin:

“Una lámpara ilustraba el andén, pero las caras de los niños quedaban en la zona de sombra”.


También aparece esta figura en otro de sus cuentos más reconocidos, “El atroz redentor Lazarus Morell”, el primero de Historia universal de la infamia (1935):

“Es un río de aguas mulatas. Más de cuatrocientos millones de toneladas de fango insultan anualmente el Golfo de Méjico, descargadas por él”.

Vale decir que no nos íbamos a quedar sin prosopopeyas en la poesía de Borges. A continuación, el inicio del poema “Un sajón”, que forma parte del libro El otro, el mismo (1964):

“La nieve de Nortumbria ha conocido
y ha olvidado la huella de tus pasos
y son innumerables los ocasos
que entre nosotros, gris hermano, han sido”.


Por último, vamos a ver qué nos dice Jorge Luis en “El títere”, sexto poema del libro Para las seis cuerdas (1965):

“Bailarín y jugador,
no sé si chino o mulato,
lo mimaba el conventillo,
que hoy se llama inquilinato”.

***


TRIVIA BORGES



¿Cuál fue para el autor su mejor cuento o uno de los mejores de su propia obra?


§  Funes el memorioso
§  El Aleph
§  Emma Zunz
§  El Sur 

(La respuesta está unas líneas más abajo)































El Sur: en el prólogo de “Artificios”, la segunda parte de Ficciones, Borges dice: “De El Sur, que es acaso mi mejor cuento, básteme prevenir que es posible leerlo como directa narración de hechos novelescos y también de otro modo”.