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jueves, 23 de enero de 2025

César Aira, "Cumpleaños"

Las ciento cinco páginas de Cumpleaños nos ofrece una riqueza literaria, filosófica y poética que no es fácil de encontrar en otros textos. La escritura es fluida y accesible, pero al mismo tiempo profunda y compleja, lo que la hace ideal para aquellas lectoras y lectores que busquen un desafío intelectual.

La puerta de entrada a este libro es un hecho que atraviesa a todas las personas, la palabra que le da el título al libro: Cumpleaños

Muchas veces, para quienes festejan sus aniversarios, y también para quiénes no, el día del cumpleaños suele ser marcado como el momento justo para un nuevo comienzo, tener ahí la posibilidad de dar un verdadero y definitivo inicio hacia una vida nueva. 

Inicio que se conforma al menos con no permanecer en los errores acarreados (pueden venir desde la infancia), y mejor aún, destruir la mitología que cada persona lleva consigo.

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Son muchos los temas que aborda César Aira y nosotros los lectores, debido a la riqueza de sus ideas, podemos quedar perplejos ante tanta lucidez intelectual.

Cumpleaños es un breve (pero profundo) texto escrito en primera persona, que trabaja especialmente sobre dos cuestiones: la escritura y el tiempo. Para ello, son variadas y diversas las historias y anécdotas que nos cuenta con las que conceptualiza dichos tópicos.

Al detenernos en cualquiera de las cuestiones planteadas por el escritor pringlense pareciera que estuviéramos a punto de ingresar en otra dimensión. Y cuando esto sucede, inevitablemente la noción de tiempo se resignifica. 

Respecto a la escritura, es para destacar la propuesta aireana, la de vincular y reflexionar sobre el proceso creativo y el lazo que establece con la experiencia personal, la vida propia.

Cuando habla de la escritura, también sobrevuela la idea de solemnidad, no tanto peyorativamente pero sí que pareciera tener su fundamento o razón de existir a partir de la inexperiencia, por qué no de la juventud, (lo que no quiere decir que no haya escritoras y escritores solemnes de edades avanzadas y con trayectoria) y que dicho sea de paso, viene acompañada de una dosis de candidez, como es el caso de la chica que atiende en un bar de Coronel Suárez, "que escribía siempre, en toda ocasión, para desahogarse o expresarse".

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Clasificar a este texto como una novela o como un ensayo sería tan insuficiente como una injusticia. Es todo esto y mucho más.

César Aira nos da un texto de alto vuelo literario y filosófico, con una prosa tan fluida como inconfundible, que nos invita a pensar el mundo desde nuevas perspectivas, que no prescinde del humor ni de la ironía.

Cumpleaños ha tenido un gran alcance que hasta hasta la socióloga canadiense Naomi Klein utilizó en “La doctrina del Shock” una frase del libro de Aira como epígrafe para el suyo:

“Todo cambio de tema, es un tema”

Cumpleaños puede leerse como una enciclopedia o lo que es más intenso aun, como un tratado. Preguntas que están en nuestro pensamiento pero que por falta de tiempo, pereza intelectual o simplemente porque no nos dimos cuenta, son las que nos puede despertar la curiosidad, o más fuerte todavía, sacarnos de nuestras creencias, romper con eso que llamamos certezas, y que no fueron cuestionadas a causa de lo sedimentadas que están en nuestra matriz de pensamiento:

¿Cómo es que se puede permanecer tanto tiempo, tantos años en un ‘error’, tan sólo por no intentar pensar más profundamente sobre aquello que se nos ofrece como Verdad?”

La filosofía y la matemática; el esencialismo y el existencialismo; la creencia, el verosímil y la verdad; el lenguaje y la carencia de la traducción; el etnocentrismo y el conformismo; la revolución y la globalización; la emancipación pero también sus dos reversos: la condescendencia y la filantropía; la Historia y el paso del tiempo; la juventud y la experiencia; la ignorancia; la vida y la muerte; ser escritor y ser lector; la Luna. 

Todos estos temas presentes en la galaxia aireana dan el marco a este libro que el autor escribió al cumplir sus cincuenta años (el tiempo de escritura quedó grabado en la fecha fijada en la última página del libro: 18 de julio de 1999).

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Por último, y otra vez con respecto a la cuestión del tiempo, podríamos afirmar que el tiempo de lectura pura (no solo en este libro, sino que me atrevería a decir en toda la bibliografía aireana), su grado cero –la mera decodificación de palabras, párrafos y páginas- en comparación con el tiempo de aprehensión del texto, están demasiado alejados. 

Da fe de esto Cumpleaños que, objetivamente se puede leer en tres horas, pero es muchísimo más grande el tiempo que genera la reflexión sobre las ideas ofrecidas en este maravilloso libro.








martes, 1 de marzo de 2016

"El santo", de César Aira


Lionel Messi, el segundo caminador más famoso de Cataluña

En el mundo del fútbol siempre se escuchan y leen cosas disparatadas. Una de ellas tiene que ver con que Lionel Messi camina mucho en el campo de juego. Afortunadamente, él mismo desmiente y pulveriza estos discursos, partido a partido. Lo que nunca se dice es que Messi no es el primer caminador de Cataluña más famoso. El primero fue "El santo", un monje milagroso cuya vida es narrada por César Aira.

A nosotros los lectores, muchas veces nos preguntan por cuál libro comenzar a leer a un determinado autor. Es por ello que a la hora de recomendar un libro para hacer “el viaje iniciático” nos fijamos en un texto donde se reconozcan los rasgos específicos del autor, sus marcas, su secretos y sus recurrencias en relación a la escritura y al estilo. La última condición es que la historia narrada sea más o menos entretenida, no tanto en términos de diversión sino que tenga la suficiente potencia como para capturar la atención del lector.

Para todos aquellos que quieran leer a César Aira, “El santo”, novela publicada a mediados de 2015 bajo el sello Penguin Random House, es una muy buena puerta de ingreso a su mundo. Para los que ya lo leyeron, está de más decirles que la calidad de la novela está asegurada.

En los últimos siglos de la Edad Media, y tal como nos cuenta el narrador, cuando nada hacía prever su fin, un monje milagroso, en cuyo haber tenía más de ochenta prodigios realizados, le comunica al abad del convento catalán en el que vive, la decisión de volver a su pueblo natal para pasar las últimas horas de su vida.
El abad y los “vecinos” de Cataluña no aceptan la partida de “El santo” ya que, debido a la atracción que generaba en aldeas cercanas y también lejanas, la economía del pueblo se vería afectada sensiblemente.
Para evitar su regreso a la zona etrusca, deciden llevar a cabo un plan innombrable con consecuencias inesperadas para “El santo” De un momento a otro, su vida ya no sería solo una caminata lenta, reflexión metafísica y religiosa. Los nuevos tiempos, de movimientos y vaivenes llegarán inmediatamente.

Podemos afirmar que “El santo” es una muy buena novela por la creatividad, imaginación e inventiva que despliega sin mezquindad César Aira. Se despliega su ocurrencia ante cada nuevo rumbo al que se ve llevado por los designios del azar el viejo monje. No deja de ser menos interesante el juego de anacronismos con los que se luce el autor: el plan “Poligamia para todos”; el funcionamiento de lo que sería “el mercado” en épocas anteriores al mismo “protocapitalismo”; pensar la relación costo-beneficio sobre si a un empresario le conviene más un esclavo o un “trabajador libre”.

“El santo” es una novela en la que Aira nunca pierde el hilo del relato, la salida forzada de las tierras en las que siglo más tarde tendrá a otro ser milagroso, también extranjero: Lionel Messi.

Por último, lo que para muchos escritores puede ser un límite, para César Aira es simplemente un marco. El autor ha manifestado en varias entrevistas que en su método de trabajo, una de las tareas que lleva a cabo inexorablemente, es escribir aunque más no sea una página por día, todos los días y sobre todo, porque le gusta. 

Sí podemos desmentir a Aira cuando dice que no corrige ni revisa; tal vez sea una exageración: cuando terminen la novela se darán cuenta de esto cuando lean al principio de los primeros capítulos y luego, cerca del final de la novela, la fineza y exactitud con la que narra una micro-historia acerca de las pantuflas que lleva puesta el monje, que fueron cosidas por unas monjitas del convento. Ahí podrán ver que en Aira no hay cabo suelto.

“El santo” de Cesar Aira, un relato que avanza, fluye y huye, siempre hacia adelante.






sábado, 22 de marzo de 2014

César Aira, "Tres historias pringlenses"

Ya desde el título, Cesar Aira se propone engañarnos diciéndonos que son tres las historias de esa localidad que va a contar, y cuando las leemos, nos damos cuenta de que en realidad, son cuatro. Una posibilidad era pensar que en uno de estos cuatro relatos no se haga mención a Coronel Pringles.
Falso. En todas las historias se hace referencia a dicha ciudad.  Lejos de ser un error, podemos decir que desde el título ya nos encontramos con una broma aireana.

En “La iglesia”, primer relato del libro, el padre Tomás es enviado a Coronel Pringles en una época en la que aún no había iglesia en la ciudad, cuya tarea sagrada será construirla. El obispo de La Plata le giraba la partida presupuestaria periódicamente para llevar a cabo dicha misión. Pero el cura usaba el dinero para otros fines, ya sea practicando la beneficencia o para dinamizar financieramente al sector agropecuario.

“La sombra” es el segundo relato y comienza de la siguiente manera: “La luna es buena”. Evidentemente, el satélite natural de la Tierra es una debilidad del autor (en la novela “Cumpleaños” se profundiza la reflexión a partir de la contemplación de la Luna -leer más-).

La referencia a la ciudad está ya en el primer párrafo: “Debía de ser una de esas noches de verano en Pringles, cuando las familias salían a la vereda a tomar el fresco, los vecinos charlaban, los chicos jugábamos".

El cuento es narrado por un adulto que vuelve a su niñez recordando sus escapes de la institución “dormir la siesta”, la soledad de esas horas porque el resto de los niños sí la acataban, y el recuerdo de una fábula local: “la sombra dominante” (debo dejar de contar acá para que el lector pueda enterarse a medida que avanza la lectura).

El tercer cuento es “La gallina”. Las supersticiones están a la orden del día en todos los pueblos -y también en las ciudades, mal que le pese a la Razón- del mundo. Coronel Pringles no será la excepción. Aira nos invita a la permanente deconstrucción de mitos y verdades fosilizadas, a desmantelar el sentido común.
“(…) el falso progreso que se especializa en criticarnos y ponernos palos en la rueda, va a decir no le des un pescado, enséñale a pescar. ¿Y qué se gana con eso? Pescar. Sentarse a la orilla del río y ver pasar las horas, en una meditación sin objeto. Y los pescados que saque verán el ingreso perpetuo de una economía de subsistencia, sin miras de futuro, enemiga de un progreso que interrumpiría su eterna siesta”.

La leyenda que nos trae Aira es la mil veces ya contada historia de la gallinita de los huevos de oro. Y nos deja algunas preguntas para la reflexión: “¿Qué es la inteligencia?”, “¿Para qué nos sirve?”, “¿Cómo elegir la decisión correcta?”

El último relato del libro es “El santito” y también se sitúa en la zona pringlense:

“Se habló de trasladar el teatro de operaciones lejos, fuera del alcance de esa monstruosa concreción represiva, por ejemplo a Santa Fe, pero los argumentos en contra eran contundentes: no conocían el terreno, tardarían años en establecer una red confiable de compradores, los ganados no serían tan abundantes y a la mano como los que tenían en los campos de Pringles”.


El relato comienza con la historia de un Santito, un gauchito niño o joven, que al morir prefirió ir al Infierno antes que al Cielo, y que por ser él un ser travieso, revoluciona la vida de allá abajo transformándola en un lugar al que todos desean ir. Según la leyenda, esto hacía que las categorías del Bien y del Mal se confundan, y como consecuencia de ello, los gauchos perdieran el miedo a las consecuencias de sus actos, ya que andarían sin el temor pos-vida que tan bien le vino al control social, y  por lo tanto, haciendo sin lío sin ningún tipo de remordimientos. Sin embargo, esta parábola sólo es la introducción a la discusión entre los diez gauchos cuatreros integrantes de una misma banda sobre los rumbos seguir o qué nuevo orden instaurar.


Ficha técnica

Autor: César Aira
Título: Tres historias pringlenses
Editorial: Biblioteca Nacional
Colección: Jorge Álvarez
Año de edición: 2013
Páginas: 68





jueves, 9 de enero de 2014

Literatura: Lecturas 2013



De todos los libros que leí durante el 2013 estos fueron los que más me gustaron: "Simone", de Eduardo Lalo; "El discurso vacío", de Mario Levrero; "Papeles inesperados", de Julio Cortázar; "Cumpleaños", de César Aira; "María Domecq", de Juan Forn y "Un maestro", de Guillermo Saccomanno.

Debe aclararse que ninguno de ellos fueron editados durante el año pasado. 

Por último, no podría enumerar a todos pero sí a algunos de los autores leídos y que también me gustaron bastante en este 2013 que acaba de irse: 

Reinaldo Arenas, Paul Auster, Julian Barnes, Jorge Luis Borges, Héctor Benedetti, Roberto Bolaño, John Maxwell Coetzee, Diego Erlan, Mariano Gallego, Carlos Gamerro, Elvio Gandolfo, Betina González, Martín Kohan, Mauro Lo Coco, Luciano Lutereau, Lucía Mazzinghi, Cormac McCarthy, Jonas Mekas, Leonardo Padura, Alan Pauls, Miguel Prenz, Sergio Olguín, Pablo Silva Olazábal, Fedra Spinelli, Italo Svevo, Johnatan Swift, Enrique Vila-Matas, Kurt Vonnegut, entre otros.