jueves, 31 de octubre de 2013

Alejandra Pizarnik, "Diarios"


"Entro en una librería desconocida. Me dirijo a los anaqueles coloreados, llena de curiosidad y tensa emoción. La esperanza de hallar 'algo nuevo' es quebrada por la voz del empleado que me pregunta qué títulos busco. No sé qué decirle. Al fin, recuerdo uno. No está. Hubiese querido seguir mirando, pero sentía sobre mí el peso de esa mirada comerciante, tan estrecha y desaprobadora ante alguien que 'no sabe' lo que quiere. ¡Siempre lo mismo!"

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"No puedo leer La condición humana. No comprendo lo que leo. Pronto habré de retornar a los cuentos para niños. Pero tal vez ni a ellos los comprenda. No puedo leer".

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"Imposible hablar con palabras. Ansiedad y urgencia por decirlo todo mediante una sola palabra. Leo a Kafka para calmarme con sus prolongaciones infinitas de sucesos y de frases, con su poder de mediación. No sé lo que quiero, sólo sé que salto, que salteo, que hay un abismo y que el salto es mi cobardía como lo es la orilla y mi impaciencia por alcanzarla".

Alejandra Pizarnik, Diarios, Lumen, 2012.


lunes, 21 de octubre de 2013

Sergio Olguín en Vivaldi Libros Bar





Sergio Olguín

Nació en Buenos Aires en 1967 y estudió Letras en la universidad de esa ciudad. Trabaja como periodista desde 1984. Fundó la revista V de Vian, y fue cofundador y el primer director de la revista de cine El Amante. Ha colaborado en los diarios Página/12La Nación y El País (Montevideo). Es jefe de redacción de la revista Lamujerdemivida y responsable de cultura del diario Crítica de la Argentina. Editó, entre otras, las antologías Los mejores cuentos argentinos (1999), La selección argentina (2000), Cross a la mandíbula (2000)y Escritos con sangre (2003). En 1998 publicó el libro de cuentos Las griegas (Vian Ediciones) y en 2002 su primera novela, Lanús, reeditada en España en 2008 (Andanzas 647). Le siguieron Filo (2003, Tusquets Editores Argentina) y las narraciones juveniles El equipo de los sueños (2004) y Springfield (2007), traducidas al alemán, francés e italiano. Oscura monótona sangre mereció el V Premio Tusquets Editores de Novela, según el jurado, por la magnífica resolución de una trama de obsesión y doble moral, de pasión y conflicto social, en la que se ve envuelto el protagonista, un hombre dispuesto a traspasar todos los límites por una relación inconfesable. En 2013 publicó La fragilidad de los cuerpos (Tusquets Editores Argentina).

Fuente de la información: Tusquets Editores Argentina.

sábado, 19 de octubre de 2013

Fernando Torres, "El perro que amaba a los hombres"

Finalmente la muerte se impone. Por eso el horror, el sufrimiento. Al que sufre la muerte de otro ser, se le aplasta el alma, el que muere  deja de estar (y aquí una de las trampas del lenguaje), o sea, no está más. Ya no será posible la comunicación verbal ni corporal, es el fin de un destinatario. ¿A quién se le habla ahora, a quién se escucha, a quién se interpreta? A Otro, pero a ése, ya no.
Hace más de diecisiete años y medio Charly vino a este mundo, antes no estaba, no existía, no se suponía siquiera su existencia. Luego, azarosamente, en una jaula que compartió con dos cachorros nacidos junto a él (¿qué habrá sido de la vida de ellos?), lo eligieron mi hermano y mi mamá. Cabía en la palma de mi mano –no es una metáfora-. A los dos días de haberse instalado en la casa, no mostraba un buen estado, se quejaba de dolor, se le caía el pelo, hasta perdelo casi completamente. Daniel, mi papá lo llevó a innumerables guardias veterinarias, incluidas MAPA y el hospital para animales de Agronomía. Y nada. Cero resultado. Ningún veterinario lo mejoró. Lo intentaron, no pudieron. Y lo peor de todo es que nos dijeron "no hay nada para hacer", "qué mala suerte", "nació enfermito" y discursos de ese tipo.
Remedios paganos: una vecina de barrio, de esas que sólo creemos reales en las ficciones le dijo a mi papá que lo bañáramos en aceite para autos, usado, obviamente, teniendo cuidado que no se lo trague ni le entre en los ojitos. Creer o reventar, de esa forma, repitiendo el tratamiento varios días, Charly comenzó a mejorarse. Con el tiempo, breve tiempo, se curó y volvió a tener pelo. Se le fue esa especie de sarna maldita y vaya a saber qué enfermedad más. Crecía vital, le gustaba jugar. Se venía a dormir a los pies de Sergio, a los míos.

Charly apenas recién nacido, 2004

Ahora que lo pienso, quizá Charly vino también sin proponérselo y nosotros sin darnos cuenta, a paliar un dolor, una herida que no cerraría por mucho tiempo: la partida, la muerte de Emiliano, mi hermano de un año y seis meses (no hablaré de eso en estas hojas).
Como decía recién, dormía con nosotros, se metía adentro de la cama, y se iba a los pies. Podía quedarse toda la noche ahí. Nuestro temor era que se asfixiara. Nada de olor a perro tenía Charlito (así lo bautizó la abuela Ana). Primero en el barrio, luego en el edificio, lo querían todos los vecinos.
Chiquito el perro, que con su diminuto cuerpo, generaba más ternura pero nos asustaba también ya que se enfrentaba a todos los perros de las razas que fueran y que a su lado, parecían bestias de historias fantásticas. Ellos lo respetaban, se puede decir que ninguno lo agredió. Lo bajamos a la calle y nosotros nos subíamos los veinte pisos; al rato, algún vecino o él solito, no sabemos cómo, se aparecía en el piso veinte E. Los primeros años, hasta dosmilsiete, disfrutó de las mejores comidas y poco y nada de alimento balanceado. Paté, bife, chorizo y churrasco a granel, ravioles, pastel de papás y cuando estuve pobre, porque vivió conmigo siempre, fideos a mansalva. María Rosa, mi mamá, le daba leche y cariñosamente le preguntaba si estaba rica al “micifuz”, como si fuera un gato, vaya a saber uno porque esa asociación, aunque creo que el comportamiento de Charly en muchas ocasiones se parecía más al de los gatos que a los perros mismos, ya que también debo decir que no le gustaba mucho la franela ofrecida salvo que el la solicite, y menos que menos, acariciarlo en contra de su voluntad.

Con el tiempo apareció Clarisa. A los catorce años del perro. Y fue su hada madrina, ¡posta, eh!. Acá sí Charly encontró el debido cuidado, porque su amo, es decir yo, era bastante dejado en esas tareas (y en otras también)… pero cómo venía diciendo, con Clari conoció los controles necesarios en los tiempos necesarios para preservar su salud. Los paseos diarios, triple turno, se hicieron impostergables ante cualquier motivo; la dieta ya era la adecuada, en base a las “piedritas” o como debe decirse, alimentos balanceados.
Pero el tiempo pasa. Y Charlito se fue poniendo grande. Viejito. Mientras tanto, yo tenía un deseo secreto. Que Charly estuviera cuando yo tenga un hijo. Bueno, los que me conocen ya lo saben. Tuve una hija: Julia. Y Charly la conoció. Fueron muy buenos amigos; compartieron espacios, tiempos y juegos.

Charly a los 17 años y medio, 2011

El 4 de noviembre de 2011 Charly dio su último suspiro. Vuelvo a ese día y los ojos comienzan a arder, molestarme: ya están cayendo algunas lágrimas. En esos últimos instantes hubo lugar al abrazo final. Es cierto, el hombre es un ser bastante estúpido, tiende a pensar en lo que refiere a los objetos, a las plantas y también a los animales bajo su lupa y parámetros antropocentristas. Dudo poder escaparme de esto.
Sólo decirles que en ese instante final, me miró a los ojos. Apoyé su patita en mi mano y con el otro brazo lo acerqué como si lo envolviera hacia mí. En esa mirada estaba la despedida, pero también contenido ahí, todo el amor del perrito que amaba.

Marzo, 2012.

viernes, 18 de octubre de 2013

Eduardo Lalo, ganador del premio Rómulo Gallegos 2013 en Buenos Aires

Fragmentos de la novela "Simone":
  • "Es curioso el fenómeno que consiste en que si no anoto un recuerdo o una idea, éstos pierden su poder como si se secara su sustancia, haciéndolos para siempre inertes. Es como si sólo pudiera distinguir la vida a partir de la tinta".
  • "Cuando se va, no puedo impedir acordarme de ella y sentir un malestar que viene de la noche de los tiempos y que es la huella de todas las humillaciones que no he podido nombrar nunca".
  • "Esperaba la felicidad. Esperaba lo imposible y por eso continuaba esperando. Estaba atado a lo que había perdido y en estos días el ansia que sentí por ella sólo fue comparable a la vida vivida cuando recibía sus mensajes, cuando temía, a cada momento, que estuviera a punto de perder a alguien que no había encontrado".
  • "Ya no podía dejar pasar la vida presumiendo que no pasaría nada, que los años en esta ciudad no serían más calles que lo que conocía hasta el asco. Este deambular por calles y avenidas, sin ningún lugar a dónde ir, con la vaga esperanza de que algún día encontraría una salida que permitiera la ilusión momentánea de que se había partido, de que era posible otra vida o una situación que pareciera de verdad otro mundo".
Fuente: editorial Corregidor

sábado, 12 de octubre de 2013

Roland Barthes TV, "El placer del texto"

En este video Roland Barthes habla sobre "El placer del texto":


"Es evidente que el placer de la lectura es muy diferente según los sujetos. Alguien se enoja con un texto que nosotros amamos, y al revés.

Y por eso es extremadamente difícil hacer, proponer una especie de ley general del placer de la lectura. Esta es una primera incerteza.
La segunda incerteza es que la noción misma de placer, diría que en un plano psicológico está finalmente bastante mal conocido.
Recordaré simplemente, sin querer hacer historia de la filosofía, que no viene aquí al caso, que toda la filosofía occidental en su conjunto ha censurado más o menos, el concepto de placer".


Roland Barthes (1915-1980) fue una de las figuras intelectuales más importantes que emergieron en Francia en la posguerra, y sus escritos son, todavía hoy, objeto de estudio y discusión. Este crítico y ensayista francés, nacido en noviembre de 1915, desarrolló gran parte de su trabajo en un ambiguo espacio entre la lingüística y la literatura.

Fuente de la biografía: Siglo XXI Editores Argentina.


Harry Levin, “James Joyce”

Hasta la vastísima y monumental biografía de Richard Ellmann sobre James Joyce, sin dudas, la más importante fue la del profesor estadounidense Harry Levin, editada en Argentina por la editorial Fondo de Cultura Económica.
El “James Joyce” de Levin fue la principal referencia para el lector especializado y también para el principiante que quiso o quiere hoy también, acercarse a la obra del genio irlandés.
Todos los biógrafos,  críticos y estudiosos que lo siguieron, citándolo o no, han tomado su trabajo (alrededor de 250 páginas) como punto de partida para producciones posteriores. Vladimir Nabokov,  el mismísimo Richard Ellmann y, los más cercanos nuestros, como Carlos Gamerro y Ricardo Piglia que han tomado el libro de Levin como una herramienta importante. Su influencia y sobre todo su pertinencia son evidentes y notorias. Como si Levin hubiera diseñado un mapa joyceano y el resto, a partir de ese boceto, se hubieran encargado de completarlo y expandirlo.

Debemos destacar también la profundidad alcanzada por el autor en cada capítulo del libro, tomando lo relevante de la vida personal del autor, pero principalmente lo intelectual y lo referido a su producción artística. Además, es para destacar la inmediatez de la publicación de esta biografía ya que se edita en el mismo año de la muerte James Joyce (1941).
En la obra, Levin se ocupa de explicarnos su estilo, sus influencias, sus cambios y variaciones respecto al estilo, partiendo desde los relatos “Dublineses” hasta llegar al “Finnegans Wake”; el contexto sociohistórico y cultural en el que se inscribe el mundo joyceano, su compromiso con el arte y su alejamiento del factor religioso.
Hace Levin de este texto libro muy ameno y legible, enriquecido no sólo con los datos concretos de la vida de Joyce sino también con innumerables anécdotas sobre él, como por ejemplo sobre cuál fue la novela preferida de Joyce: “La odisea” de Homero, “ya que lo encierra todo”.
Siempre se ha hablado de la necesaria lectura de “La odisea” de Homero, para comprender o facilitarse el acceso a “Ulises”. Al respecto, Harry Levin nos dice que “es innecesario decir que no todo en el "Ulises" tiene sus correspondencias en “La odisea” ni que han sido conservados el orden y el énfasis de la epopeya original. Al lector de Joyce que se vuelve a consultar a Homero, le sorprenden más las divergencias que las analogías” (p. 77).

Traducción y notas del libro: Antonio Castro Leal.

Julio Cortázar, "Mi sufrimiento doblado..."


Y también no estar triste,
no crecer con las fuentes, no doblarse en los sauces.
Ancha es la luz para dos ojos, y el dolor danza
en los pechos que aceptan sin flaqueza sus fríos escarpines.
Y no decirte ni lejana ni perdida
para no darle razón al mar que te retiene.
Y elogiarte en la más perfecta soledad
a la hora en que tu nombre es la primera lumbre en mi ventana.

Benditos sean mis ojos
porque tan alto miraron.


En "Papeles inesperados", pág. 478.

sábado, 5 de octubre de 2013

Almudena Grandes, “El tema más importante para escribir literatura erótica es el deseo”

El miércoles 18 de septiembre de 2013, la escritora española Almudena Grandes se presentó en la Fundación Malba para dialogar con la periodista Raquel Garzón. Entre los temas más destacados, la escritora nacida en Madrid nos contó de sus novelas "Inés y la alegría", "El lector de Julio Verne", de la literatura erótica, el libro "Cincuenta sombras de Grey", y del pasado y presente de España.
A continuación,  los momentos más salientes de la entrevista:

Imagen: Sergio Torres

Inés y la alegría

Yo escribí novelas de la guerrilla y podría seguir escribiendo hasta el día de mi muerte. Hay pocos temas que me apasionen tanto como este. Y estas novelas comparten una condición que no es más ni menos que tomar un hecho o acontecimiento histórico de la vida real para luego, convertirlos en un marco en el que se introduce una historia de ficción.
Cuando publiqué “Inés y la alegría” un chico muy joven me dijo “deberías llamar a la colección ”nuevos episodios nacionales”. Pero no me animé porque ‘nacional’ en España es un adjetivo robado, que en vez de unir a todos los españoles, lo que hace es reflejar la actitud de los franquistas, de llamarse a sí mismos “nacionales” se erigieron como los representantes de España contra la anti-España. Es una historia muy larga y muy triste.
Los personajes que me interesan a mí son los sobrevivientes; ni los héroes y mártires ni los villanos.
Otra de mis motivaciones tiene que ver con el impacto de las ideologías en las emociones. Y en “Inés y la alegría” la que cuenta la historia es la cocinera del cuartel de la guerrilla.

El lector de Julio Verne

Cuando escribo novelas parto de una imagen y los pies de Cristiano (una amigo mío) está en el origen de esta novela. Él me contó una historia de su infancia en Jaén, una localidad famosa por su producción de aceite de oliva. Su papá era un “guardia civil”, agente de la fuerza represiva de la España rural. Primero debo contarles que España siempre ha sido un país pobre pero ha sabido vivir siempre también con dignidad.
Desde esa pequeña dignidad de los pobres, el padre de Cristino le dijo a su mujer que pensaba que el niño debía estudiar mecanografía, porque si es bajito y no llega a dar batalla, sabiendo francés y escribir a máquina puede colocarse como oficinista en la diputación o en la oficina de Ayuntamiento. Vivirá bien aunque sea bajito y le tratarán de “don”. Eso me impresionó muchísimo.
Cuando Cristino,  salía de la escuela y sus amigos iban a jugar al fútbol, a él lo obligaban a ir a la oficina del cuartel, que debía ser un sitio muy siniestro.  Al ser bajito, le ponían una silla alta, un almohadón y una enciclopedia, para que pudiera llegar a la máquina de escribir con las manos, pero los pies no tocaban el suelo. Cuando vi aquellos pies de Cristino en el vacío, en una oficina oscura, debiendo aprender a escribir a máquina con un sargento, ahí supe que iba a escribir una historia sobre Cristino.
 Esta novela es un homenaje a la literatura de aventuras y Cristino será homenajeado con Nino. Este personaje lee mucho. Los libros le ofrecen a Nino un código moral y un código existencia pero también son herramientas. La literatura también puede ser una manera de escapar de una realidad horrorosa.  Y mientras Nino lee libros de aventuras no se da cuenta que su vida se está convirtiendo en una.

Las sombras de la literatura erótica

Creo que lo más importante para escribir literatura erótica, (y ese no es el camino que lleva “Cincuenta sombras de Grey”), es tener claro que el tema literario es el deseo. “Cincuenta sombras…” el sexo es fácil, lo que es difícil es el amor.
El sexo como actividad física es muy gratificante para el que lo hace pero es muy monótono para el que se lo cuentan. En primera persona, creo, todas las personas saben que es una emoción inefable, que no se puede describir. El sexo es una dimensión importante en el ser humano. Lo que sí es infinito, emocionante e infinito es el deseo. Esa angustia, ansiedad, desesperación del que desea. No tanto las escenas de sexo en sí. En
Voy a contar un chiste que tiene que ver mucho con lo que opino sobre “Cincuenta sombras…”, un chiste clásico en España, muy machista (eso es lo más triste) pero que viene muy bien a la ocasión: “¿saben por qué las mujeres miran películas pornográficas? Para ver si se casan al final”. Y yo leí “Cincuenta sombras…” y decía: “chicos, por favor no se casen, no se casen”.
“Cincuenta sombras…”  tiene la ventaja de ser una historia sadomasoquista que no da miedo; es inocuo, es inofensivo. Porque el dominante es un corderito con una fusta. Es un producto muy consumible. A algunas lectoras puede ser que le dé la sensación de qué es muy fuerte.

La España “roja”

A mí Stalin no me representó en absoluto. Pero los españoles en la década del ‘40 y del ’50 no tenían tanto para pensar en el cuando su enemigo inmediato era el fascismo de Franco.
He escrito sobre los conflictos de mi generación. Éramos la primera generación que no tuvimos miedo. Nunca hemos ido al mismo ritmo que el resto de Europa; o más rápido  o más lento.
Yo no tengo motivos para ser una española orgullosa pero sí para ser una ‘roja’ española.
El tema de la memoria está presente en todos mis libros.

La España de nuestros días

El 15-M es un fenómeno muy complejo que despertó mucha ilusión. Fue un hecho con mayor importancia en el plano moral que en plano de la política. Sin embargo, aún siendo maravilloso no tuvo la capacidad de organizarse. En su mismo nacimiento está su fragilidad. No tuvo una incidencia real en la política pero ojo, está ahí...
En la actual coyuntura económica de España, que la crisis económica que vive Europa en general y España en particular, no es una crisis sino una estafa. Es un ataque sistemático contra el estado de bienestar. Es un ataque de los mercados que han decidido  ¿por qué hay que tolerar que haya países con servicios públicos si desmontando los servicios públicos, la medicina privada, la educación privada, las pensiones privadas son una oportunidad de negocios espectacular?


martes, 1 de octubre de 2013

Julio Cortázar, "Cartas vol. 2: 1965 a Jorge Bolechover"

"En todo caso, la vida es siempre un poco eso, buscar cosas que no existen. 
Quizá, buscándolas, las creamos, las sacamos de la nada. 
Y además, ¿quién nos quita el paseo?"

Imagen: Blog de Eterna Cadencia

Pablo Silva Olazábal, "Conversaciones con Mario Levrero"

Pues bien, el fenómeno Mario Levrero ha llegado para quedarse. 
Y esto ocurre porque día a día, a partir de su calidad literaria y de su capacidad creativa, va sumando nuevos y numerosos lectores. ¿Su principal estrategia de difusión? Ni más ni menos que el ya conocido “boca a boca”
Su obra, inédita e inconseguible durante muchos años, afortunadamente está disponible casi en su totalidad. Sus títulos más destacados,“La novela luminosa”, “El discurso vacío”,”Diario de un canalla”, “Dejen todo en mis manos”, “La ciudad”, “El lugar”, “París”, entre otros, están siendo publicados por Random House Mondadori.
Y no sólo eso… En lo que va del año, al menos tres son los libros que se publicaron sobre el escritor montevideano: “Un silencio menos” (Mansalva), “La máquina de pensar en Mario” (Eterna Cadencia) y “Conversaciones con Mario Levrero” (Editorial Conejos). De este último, me ocuparé brevemente.

Es correcta la sentencia de la contratapa cuando se nos dice que este es un libro necesario.  Pero vale agregar que “Conversaciones…” también es un libro para disfrutar; tanto para los lectores habituales de Mario Levrero como también para aquellos que lo están descubriendo. 

Compuesto por una larga serie de entrevistas, a través de “Conversaciones…” se podrá acceder a los pensamientos del escritor uruguayo: la relación entre literatura y arte, sus manías, métodos de escritura, cuestiones referidas a la imaginación y a la invención, el estilo, la técnica.

“Las técnicas son las que vos usás en cada texto y sirve para ese texto. Si otro las usa, será un imitador tuyo, de modo que más te vale no estudiar técnicas”.

Nacido en Uruguay, Pablo Silva Olazábal fue alumno del taller virtual de Levrero y las entrevistas que aparecen en este libro son producto de los correos electrónicos que se enviaron mutuamente. Como bien dice Silva Olazábal, “las palabras de Levrero surgen del contexto de una correspondencia personal: esto quiere decir que el tono usado por Levrero no es exactamente el de sus pocas apariciones en la prensa escrita”.

En este libro también podemos conocer los gustos literarios de Levrero: Kafka, Faulkner, Proust, Calvino, Chandler, Hammett, Onetti, Joyce, entre otros. Pero también nos dice qué escritores no le gustan ni un poquito (tarea para el lector averiguar quiénes son).

Escribir un texto no implica la finalización del mismo. Luego viene un proceso, que en muchos casos puede ser arduo y duradero, que es la fase de corrección. Respecto a ella, Levrero nos dice:

“Los textos necesitan corrección, es cierto. Yo nunca publico nada sin que por lo menos alguien de mi confianza lo haya leído y me haya señalado lo que le suena mal. Hace unos años, entusiasmado con la electrónica, corregí una novela eliminando repeticiones abusivas de ‘qué, ‘de’ y mil cositas más. El texto quedó perfecto. Después se publicó un fragmento en una revista y cuando lo vi me agarró una terrible depresión. No era mi texto. No era nada. Era una mamarracho insufrible. Por suerte había conservado la versión anterior, con una etiqueta que decía ‘para quemar’ (y de haragán no había quemado nada), y me tomé el trabajo de restituir al texto todo lo que le había corregido. Y por  suerte, así se publicó. Llena de esas imperfecciones que hace a mi estilo”.

Sebastián Carassai, "Los años setenta de la gente común"


En este libro, Sebastián Carassai se propone estudiar (solamente) a las clases medias que no se vieron involucradas de manera directa en la lucha política de los años setenta. Este período, el más convulsionado de la historia argentina, se caracterizó por la violencia política y una feroz represión ilegal por parte del Estado.
Como explica el autor en su introducción, cuando se estudió el periodo 1969-1982 se prestó atención principalmente al comportamiento de las autoridades militares o civiles, los dirigentes sindicales, partidarios o eclesiales, los sectores movilizados del movimiento obrero, la juventud politizada, los grupos armados de izquierda y las fuerzas armadas. Pero no se trabajó en profundidad con  los sectores medios que se mantuvieron distantes del tipo de compromiso y del modo de participación que caracterizó a la militancia y que no fueron alcanzados por el terrorismo estatal.
Carassai, según los resultados de su método de investigación, llegó a la conclusión que las personas entrevistadas tienen menos presente de aquella época las devaluaciones, los ajustes, la caída del salario real o la liberalización de la economía antes que un atentado guerrillero o la desaparición de una persona conocida.
Parte de su investigación se basó en entrevistas. Para ello, trabajó con personas residentes en la ciudad de Buenos Aires, San Miguel de Tucumán y, Correa, un pueblo de Santa Fe con 5 mil habitantes.
Carassai trabajó también con materiales de archivo, gráficos (revista Panorama, El Gráfico, Gente, Corsa, Para Ti, diario La Capital de Rosario, La Gaceta de Tucumán), y audiovisuales (publicidades de la época y documentales).
“Los años setenta de la gente común” es el séptimo título de la serie “el pasado presente” de la colección Historia y Cultura editada por Siglo XXI Argentina.