sábado, 12 de octubre de 2013

Harry Levin, “James Joyce”

Hasta la vastísima y monumental biografía de Richard Ellmann sobre James Joyce, sin dudas, la más importante fue la del profesor estadounidense Harry Levin, editada en Argentina por la editorial Fondo de Cultura Económica.
El “James Joyce” de Levin fue la principal referencia para el lector especializado y también para el principiante que quiso o quiere hoy también, acercarse a la obra del genio irlandés.
Todos los biógrafos,  críticos y estudiosos que lo siguieron, citándolo o no, han tomado su trabajo (alrededor de 250 páginas) como punto de partida para producciones posteriores. Vladimir Nabokov,  el mismísimo Richard Ellmann y, los más cercanos nuestros, como Carlos Gamerro y Ricardo Piglia que han tomado el libro de Levin como una herramienta importante. Su influencia y sobre todo su pertinencia son evidentes y notorias. Como si Levin hubiera diseñado un mapa joyceano y el resto, a partir de ese boceto, se hubieran encargado de completarlo y expandirlo.

Debemos destacar también la profundidad alcanzada por el autor en cada capítulo del libro, tomando lo relevante de la vida personal del autor, pero principalmente lo intelectual y lo referido a su producción artística. Además, es para destacar la inmediatez de la publicación de esta biografía ya que se edita en el mismo año de la muerte James Joyce (1941).
En la obra, Levin se ocupa de explicarnos su estilo, sus influencias, sus cambios y variaciones respecto al estilo, partiendo desde los relatos “Dublineses” hasta llegar al “Finnegans Wake”; el contexto sociohistórico y cultural en el que se inscribe el mundo joyceano, su compromiso con el arte y su alejamiento del factor religioso.
Hace Levin de este texto libro muy ameno y legible, enriquecido no sólo con los datos concretos de la vida de Joyce sino también con innumerables anécdotas sobre él, como por ejemplo sobre cuál fue la novela preferida de Joyce: “La odisea” de Homero, “ya que lo encierra todo”.
Siempre se ha hablado de la necesaria lectura de “La odisea” de Homero, para comprender o facilitarse el acceso a “Ulises”. Al respecto, Harry Levin nos dice que “es innecesario decir que no todo en el "Ulises" tiene sus correspondencias en “La odisea” ni que han sido conservados el orden y el énfasis de la epopeya original. Al lector de Joyce que se vuelve a consultar a Homero, le sorprenden más las divergencias que las analogías” (p. 77).

Traducción y notas del libro: Antonio Castro Leal.

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