jueves, 28 de noviembre de 2013

Jorge Luis Borges, "La muerte y la brújula"

Esta obra tiene como protagonistas a Erik Lönnrot y a Red Scharlach.

La presentación del detective Erik Lönnrot, "puro razonador y aventurero" es perfectamente coherente a las acciones que realiza.

Scharlach, “el Dandy”, es un criminal que actúa motivado por un "juramento de honor" en el que pretende dar muerte a Lönnrot.

La habilidad del escritor también está marcada en la composición de dos historias. Una, verosímil y lógica, la que nos muestra durante casi todo el cuento, y otra que irrumpe paulatinamente en el final, dando un giro impredecible, y asombrando a los lectores.

La primera historia está enmarcada en el contexto de las supersticiones judías, orientada en la búsqueda de un Nombre Sagrado, Absoluto.

La segunda historia, nos cuenta que el entramado de la primera historia fue planificado por Scharlach meticulosamente, con el objetivo de vengar el arresto de su hermano.

Sin embargo, hay un vínculo entre las dos historias: tres crímenes, y tres víctimas, en igual distancia en tiempo y espacio.

El primer asesinato, sucedió el 3 de diciembre, en el Hotel Du Nord, cuya víctima fue el doctor Marcelo Yarmolinsky, un estudioso de la religión judía. En la historia que se nos presenta, este crimen tiene una relación religiosa, fundada en los libros de la víctima y en la frase encontrada en la máquina de escribir: “La primera letra del Nombre ha sido articulada”.

En la historia oculta, el asesinato surgió como fruto de la negligencia del malhechor Daniel Azevedo, cuyo verdadero plan era robar los zafiros del Tetrarca de Galilea. Red Scharlach, se entera por medio del periódico Yidishe Zeitung que Lönnrot decide hacer la investigación en torno a lo místico. A partir de aquí, el Dandy teje un laberinto cuyo propósito final conduciría a asesinar a Lönnrot.

El 3 de enero se lleva a cabo el segundo crimen, en una vieja pinturería. La víctima es Daniel Azevedo. Se pudo leer la frase “La Segunda Letra del Nombre ha sido articulada”.

En la historia oculta, este asesinato es una especie de ajuste de cuentas, ya que Azevedo, encargado del robo de zafiros, se hizo del dinero que le había sido entregado por adelantado, y por su condición de “delator”.

El 3 de febrero se produce el tercer asesinato. El comisario Treviranus, sospecha de un simulacro. Lönnrot está convencido del crimen, y su teoría cobra sentido en su totalidad.

En la historia oculta, Scharlach le confiesa al investigador que finalmente, el tercer crimen no había existido, que había sido una trampa.

Como escribió Borges, “Lönnrot previó el último asesinato, pero no lo pudo evitar”.

Jamás había sospechado que la víctima sería él, muchos menos que el móvil del plan haya sido para vengar el arresto del hermano de Scharlach y la herida que este sufrió en aquel episodio.


Septiembre de 2003.

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