lunes, 11 de noviembre de 2013

Jean Luc Nancy, "La ciudad a lo lejos"

"Quiera o no, la ciudad mezcla y remueve todo, separándolo y disolviéndolo. Nos tratamos, nos rozamos, nos tocamos y nos separamos: es un mismo andar (...) Todo el mundo se encuentra y se evita, se cruza y se desvía. Las miradas se tocan apenas, se detienen furtivamente una en la otra, los cuerpos tienen cuidado, territorios frágiles se transforman sin cesar, fronteras lábiles, móviles, plásticas o porosas, una mezcla de ósmosis e impermeabilidad".

"La ciudad come mucho, ostenta comer para todos los que pasan, expone el acto de comer y apura su ritmo. Hay que comer en todas partes y rápido, comer hablando y comer caminando, comer trabajando, fast food, schenll Imbiss, döner kebab, hot dogs, pizza, pain bagnat, snack (...) La calle huele a grasa o a pimentón. La ciudad huele a comida, es una recarga de energía siempre girando, atascando y desatascando. Luego llegan los cafés, los bodegones, las bares, la bebida que rompe la energía, la aletarga y la hunde siempre más lejos de la calle, en guaridas claro-oscuras, barras, cobres y maderas, vapores y juke-boxes, altos y remansos intestinos donde la ciudad se encuentra para olvidarse".





una calle quedó adoquinada
entre las calles asfaltadas
bellos adoquines pardo brillante claro
en espalda de gran lagarto
con un poco de hierba entre las escamas

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