sábado, 22 de marzo de 2014

César Aira, "Tres historias pringlenses"

Ya desde el título, Cesar Aira se propone engañarnos diciéndonos que son tres las historias de esa localidad que va a contar, y cuando las leemos, nos damos cuenta de que en realidad, son cuatro. Una posibilidad era pensar que en uno de estos cuatro relatos no se haga mención a Coronel Pringles.
Falso. En todas las historias se hace referencia a dicha ciudad.  Lejos de ser un error, podemos decir que desde el título ya nos encontramos con una broma aireana.

En “La iglesia”, primer relato del libro, el padre Tomás es enviado a Coronel Pringles en una época en la que aún no había iglesia en la ciudad, cuya tarea sagrada será construirla. El obispo de La Plata le giraba la partida presupuestaria periódicamente para llevar a cabo dicha misión. Pero el cura usaba el dinero para otros fines, ya sea practicando la beneficencia o para dinamizar financieramente al sector agropecuario.

“La sombra” es el segundo relato y comienza de la siguiente manera: “La luna es buena”. Evidentemente, el satélite natural de la Tierra es una debilidad del autor (en la novela “Cumpleaños” se profundiza la reflexión a partir de la contemplación de la Luna -leer más-).

La referencia a la ciudad está ya en el primer párrafo: “Debía de ser una de esas noches de verano en Pringles, cuando las familias salían a la vereda a tomar el fresco, los vecinos charlaban, los chicos jugábamos".

El cuento es narrado por un adulto que vuelve a su niñez recordando sus escapes de la institución “dormir la siesta”, la soledad de esas horas porque el resto de los niños sí la acataban, y el recuerdo de una fábula local: “la sombra dominante” (debo dejar de contar acá para que el lector pueda enterarse a medida que avanza la lectura).

El tercer cuento es “La gallina”. Las supersticiones están a la orden del día en todos los pueblos -y también en las ciudades, mal que le pese a la Razón- del mundo. Coronel Pringles no será la excepción. Aira nos invita a la permanente deconstrucción de mitos y verdades fosilizadas, a desmantelar el sentido común.
“(…) el falso progreso que se especializa en criticarnos y ponernos palos en la rueda, va a decir no le des un pescado, enséñale a pescar. ¿Y qué se gana con eso? Pescar. Sentarse a la orilla del río y ver pasar las horas, en una meditación sin objeto. Y los pescados que saque verán el ingreso perpetuo de una economía de subsistencia, sin miras de futuro, enemiga de un progreso que interrumpiría su eterna siesta”.

La leyenda que nos trae Aira es la mil veces ya contada historia de la gallinita de los huevos de oro. Y nos deja algunas preguntas para la reflexión: “¿Qué es la inteligencia?”, “¿Para qué nos sirve?”, “¿Cómo elegir la decisión correcta?”

El último relato del libro es “El santito” y también se sitúa en la zona pringlense:

“Se habló de trasladar el teatro de operaciones lejos, fuera del alcance de esa monstruosa concreción represiva, por ejemplo a Santa Fe, pero los argumentos en contra eran contundentes: no conocían el terreno, tardarían años en establecer una red confiable de compradores, los ganados no serían tan abundantes y a la mano como los que tenían en los campos de Pringles”.


El relato comienza con la historia de un Santito, un gauchito niño o joven, que al morir prefirió ir al Infierno antes que al Cielo, y que por ser él un ser travieso, revoluciona la vida de allá abajo transformándola en un lugar al que todos desean ir. Según la leyenda, esto hacía que las categorías del Bien y del Mal se confundan, y como consecuencia de ello, los gauchos perdieran el miedo a las consecuencias de sus actos, ya que andarían sin el temor pos-vida que tan bien le vino al control social, y  por lo tanto, haciendo sin lío sin ningún tipo de remordimientos. Sin embargo, esta parábola sólo es la introducción a la discusión entre los diez gauchos cuatreros integrantes de una misma banda sobre los rumbos seguir o qué nuevo orden instaurar.


Ficha técnica

Autor: César Aira
Título: Tres historias pringlenses
Editorial: Biblioteca Nacional
Colección: Jorge Álvarez
Año de edición: 2013
Páginas: 68





No hay comentarios:

Publicar un comentario