75
El pensamiento es un puente
cuyos extremos ignoramos,
un puente que corre como un río,
un puente prisionero de la ausencia
que debió utilizarlo.
¿Qué pasaría si este puente
comenzara a girar como una peonza
sobre el tapete alucinado
de una madrugada donde se disuelven los nombres?
Tal vez acabaría por hallar sus extremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario