lunes, 27 de junio de 2016

Messi o La insoportable autoindulgencia del ser



Lionel Messi. El niño nacido en Rosario con un problema hormonal que afectaba su crecimiento.
Entró a la adolescencia cargando un gran obstáculo en su joven vida: la dificultad para él y sobre todo para sus papás de afrontar el alto costo económico del tratamiento médico que Lionel necesitaba.
Ya de niño era un jugador excepcional. Comenzó en infantiles en Central Córdoba de Rosario. Luego, fichó en Newell’s Old Boys, el club de su vida. A los doce se fue a probar a River Plate, y quedó. Pero cuando se enteraron de su problema hormonal, los Millonarios, decidieron no afrontar con tanto gasto por un juvenil.

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Entonces decidió irse a España con su papá, inmediatamente. Desarraigo: cambio de casa, de ciudad, de país. Sí, de país. Él, que no iba a poder ser futbolista se inyectaba, se clavaba dos agujas en su cuerpo diariamente, él solo.
Messi, al que después de verlo jugar en una prueba, el Barcelona F.C. no dudó ni un instante y decidió invertir en él: le dieron una casa para su familia, trabajo, la seguridad médica.
Tiempo después, España le ofrecía la ciudadanía y también jugar en la selección de ese país. Mientras abandonaba la furia que no le había servido de mucho a lo largo de su historia, empezaba a jugar al toque y a ras del piso. Cesc, Piqué (sus amigos en las divisiones inferiores catalanas), más Iniesta y Xavi y otros más de la generación dorada española, se preparaban para ser la gran sensación del fútbol mundial.
Messi le dijo que no a España, al país que se comportó con él y su familia como una verdadera madre patria. De nuevo: Messi dijo no.
Dos mil cuatro. En el apuro por no perderlo, la AFA de Julio Grondona organizó un vulgar partido de fútbol sólo para que juegue por primera vez Lionel. Pasaron muchos años desde aquella fría noche de junio en la que Messi vistió por primera vez la camiseta argentina, en la cancha de Argentinos Juniors. Un pintoresco 8 a 0 y el primer gol del joven rosarino ante un improvisado seleccionado juvenil de Paraguay fueron los datos estadísticos más relevantes de aquel partido.
De este modo, la AFA se aseguraba la excusa reglamentaria para tenerlo cautivo, rehén de la celeste y blanca. Está de más decir que no hacía falta. Messi quería jugar en Argentina.
Messi vino a jugar para Argentina.

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Un discurso que con el paso del tiempo fue tomando cada vez más resonancia dice: "Messi no ganó nada con la selección".En el medio, pasaron muchas competencias: Mundial de Alemania (Cuartos de final), Sudáfrica (Cuartos de final) y Brasil (Finalista). Cinco ediciones de la Copa América (cuatro subcampeonatos). No se cuenta la Copa del Mundo Sub 20 que ganó en los Países Bajos ni la Medalla de Oro en Beijing 2008.
Los títulos con el Barcelona parece que no vale contarlos. El chauvinismo tiene sus argumentos y también sus excepciones.

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Messi ¿fin?
Tal vez lo que dijo Messi “La selección se terminó para mí”  sea una expresión de calentura, O de hartazgo, de estar podrido de cargar una mochila colectiva, ajena, en la que se le exige que gane, GANE TODO, como si él no lo quisiera hacer por voluntad propia, como si tuviera que ganar un título para nosotros, los hinchas, los espectadores, los que señalamos con el dedito y ponemos motes, fracasado aquél, fracasado ese, fracasado ellos.
Claramente, la autoindulgencia debe ser la mejor cualidad que nos define a los seres humanos: los fracasados siempre son los demás, nunca nosotros mismos.
Ojalá Messi siga jugando.
Para mí, en esas palabras, hay una expresión de coraje, tal vez de queja si se quiere, como si hubiera dicho de otro modo: a mí no me putean más, no me dicen más pecho frío.
Como si Lionel en ese "la selección se terminó para mí", dijera: a mí no me dicen más galleguito (porque los apelativos además de despectivos, suelen ser bastante dolorosos) ni me mandan a jugar con España; no me joden más con el tema del himno, si lo canto o no, si mis lágrimas son sinceras.
Yo, Lionel Messi, el fracasado, cuando digo “La selección se terminó para mí”: les estoy diciendo vayan ustedes, los ganadores. Vayan y ganen.






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