sábado, 20 de septiembre de 2025

En cada esquina hay un café esperándote | Mendel, de Stefan Zweig

 

Cuando en una entrevista le preguntaron a Saer qué es “lo imborrable”, el autor santafesino respondió contundente: lo imborrable es aquello que ha sido escrito.

En Mendel, el de los libros, de Stefan Zweig (publicado por Ediciones Godot en 2021; traducido por Nicole Narbebury), nos encontramos con que, en palabras del autor, “los libros también pueden ser escritos para conservar un vínculo con las personas, más allá del propio aliento, y así defenderse del implacable adversario de toda la vida: la fugacidad y el olvido”.

La novela está escrita en primera persona y la historia transcurre en Viena.

Una lluvia hizo que el narrador busque refugio en uno de los tantísimos bares de la ciudad para protegerse del agua: 

“Por suerte, en cada esquina de Viena hay un café esperándote”. 

Es el café Gluck. Hermosa descripción que hace de la sensación que muchas veces, nos sucede a los lectores cuando visitamos un bar, una especie de ritual.

Pero después de esa fascinación inicial por ese espacio al narrador le surge una incomodidad: sabe que estuvo alguna vez en ese lugar, pero no encuentra el recuerdo que lo enlace

“Cuánto más intentaba captar ese recuerdo, más malicioso y escurridizo se me escapaba”.

Hasta que lo encuentra. Una mesa vacía, que supo ser el lugar de trabajo de una persona fascinante.

 ¿Quién es Mendel, el de los libros? 

Era una enciclopedia humana, ni siquiera un bilbiotecario o un hombre memorioso. 

“Él no leía los libros por su sentido, por su contenido intelectual y narrativo: solo atraían su pasión su nombre, su precio, su forma de publicación, su primera portada”.

Aislado del mundo exterior y ajeno a su alrededor, mucho más de la vida real, inmutable a los ruidos, solo tenía los sentidos para leer y clasificar. 

Todos los días, desde la mañana hasta la noche, en una misma mesita de ese bar de Viena.

El verdadero objetivo o satisfacción de Mendel consistía en poder dar a quien necesite la información necesaria para que consiga los libros que tanto buscan. 

Es en este libro cuando nos damos cuenta de la satisfacción del librero al conseguir un ejemplar que estuvo dando muchísimo trabajo localizar; es Mendel quien siente la mayor satisfacción por la tarea cumplida.Y esa satisfacción es el motor de todo librero de ley.

Vuelvo a la narración. Un día las fuerzas de seguridad se llevan detenido a este hombre por intercambiar correspondencia con un librero francés o inglés, que más da. 

Nada malo vemos en esta actividad pero los aparatos represivos en épocas de la Primera Guerra Mundial sí. Y es a partir de ese momento en que el destino de la vida de Mendel cambia por completo.

Como en “Novela de ajedrez”, la historia nos lleva al fango del siglo XX, a sus guerras infames, y al temor de las personas que las padecen.

Como bien sabemos, Stefan Zweig y su esposa Lotte Altmann dejaron Europa cuando el poder de Hitler se iba expandiendo por ese continente. 

Luego de exiliarse en Inglaterra, Francia, y Estados Unidos, el matrimonio se radicó en Brasil.

 Finalmente, en 1942 y ante el avance del nazismo, el terror dominó por completo al matrimonio, y no pudieron encontrar otra opción a la decisión que juntos tomaron, el suicidio.







lunes, 15 de septiembre de 2025

Hot Milk: Un retrato crudo del amor y el dolor familiar

Hot Milk (2025), escrita y dirigida por Rebecca Lenkiewicz, se adentra en las profundidades de un vínculo que, más que disfuncional, concepto que particularmente no me convoca en lo más mínimo, es un complejo entramado de heridas y dependencias. 

La protagonista, una hija que soporta el peso de cuidar a su madre en silla de ruedas, nos confronta con la idea de que los lazos familiares no son un mecanismo (por eso lo de rechazar lo "disfuncional") que se rompe y se repara, sino una red de relaciones donde el dolor del pasado persiste en el presente.

La madre, cuya enfermedad podría ser tanto física como psicosomática, representa un enigma, seguramente doloroso. 

Su dependencia no solo es física, sino también emocional, atrapando a su hija en un ciclo de resentimiento y devoción. 

Sin embargo, en medio de este sufrimiento, la hija comienza a despertar a nuevas sensibilidades, explorando la posibilidad del amor y de un camino propio.

Hot Milk no busca dar respuestas ni juicios, nos hace reflexionar sobre cómo las personas pueden estar profundamente dañadas por su historia, y cómo, a pesar de ello, buscan una conexión, un escape, o una forma de sobrevivir a la vez que comienzan a construir un nuevo futuro para sí. 

Es un retrato crudo, pero sobre todo honesto, de un amor que duele, pero que también es capaz de transformarse.


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