lunes, 3 de septiembre de 2018

Librería

"La biblioteca", Jacob Lawrence 


La librería definida como un espacio dedicado a la comercialización de libros es tan insuficiente como precaria. Hoy prefiero decir (sentir) que es el lugar en el que podemos escaparnos de esta realidad delicada y no menos dolorosa. Y por supuesto, muchas cosas más.


Cuando digo “escaparnos” no lo hago en términos de negación de nuestra contemporaneidad, sino a modo de poder sentir plenamente la curiosidad ante lo desconocido, de conocer nuevos mundos a partir de la escritura, pero también contar con la posibilidad de escuchar una recomendación, de comenzar un diálogo con el librero (que son lectores), o con otras personas lectoras, otros clientes.

Es lindo ir a una librería para hojear las páginas del ejemplar de un autor que no conocemos tanto o que directamente no conocemos. 

Es en ese espacio donde volvemos a encontrarnos con libros que ya leímos. Y nos alegramos de verlos "vivos", exhibidos en una mesa o disponible en la estantería de una biblioteca.

¿O acaso no es gratificante ver un libro que nos gustó mucho al alcance de la mano de otra persona, a la que le deseamos poder encantarse con ese texto que nos fascinó?

Es mirar cada portada de cada mesa, leer contratapas, averiguar quién es el traductor del contenido en la lengua original. Es sorprenderse cuando los “clásicos” cambian sus portadas o aparecen nuevos diseños.

Es el placer de leer sin que nadie te moleste. ¿O acaso en una casa de electrodomésticos los chicos se pueden quedar jugando con una playstation todo el tiempo que quieran? ¿O los dejan quedarse con la ropa puesta que se probaron durante media hora, una, o dos?

Es en la librería donde me siento feliz. Y tanto es así que me doy cuenta de esto cuando ya no estoy allí.












viernes, 6 de julio de 2018

me gusta / no me gusta



me gusta despertarme temprano sin arrastrar cansancio ni sueño, caminar por el cordón de las veredas, viajar en transporte público pero sentado, que me salgan las fórmulas que necesito en el excel, andar en bicicleta en bajada, que me regalen libros, leer libros buenos, los domingos almorzar ravioles o tallarines, ir a pasear con mis hijas, desayunar en los cafés, jugar con mi perrita Luna, releer los libros que más me gustan, escuchar mis canciones en modo “repeat” a un volumen alto, no tener vergüenza de mis canciones preferidas, hacer coreografías aunque nunca me salga nada junto a mis hijas, andar en bicicleta con viento a favor, tener memoria en el disco rígido, sacar fotos con mi cámara de fotos (no con el teléfono), ir a la cancha a ver a Boca, ver los partidos de Boca por televisión cuando no puedo ir a la cancha, hacer tortas y budines los domingos, hacer y comer asado, roland barthes, ver bien utilizados los puntos suspensivos, que la ropa que me gusta me quede bien, los acolchados que no pican, los libros de juan josé saer, ulysses de james joyce, césar aira, martín kohan, ir al supermercado cuando está vacío, los alfajores santafecinos, los poemas y diarios de idea vilariño, lionel messi, ver los mundiales, comer con mis amigos en el bar, terminar de leer un buen libro, encontrar mails de la gente que quiero en mi bandeja de entrada, visitar librerías siempre, juan román riquelme, tener más de 200 pesos en la sube, las naranjas, los jugos de naranja exprimidos, oler libros nuevos -un placer incompresible para todos excepto los lectores-, sentarme en reposeras en las playas pero también en las plazas, las bolas de fraile con dulce de leche de la fabrica de churros ubicada en la calle olleros entre av. corrientes y av. forest, leer los diarios a la mañana, tener bolsas de residuos en mi tacho de la basura, leer biografías y autobiografías, leer diarios, leer al menos una vez por año un libro de más de 700 páginas, que no esté fría el agua de la pileta, ver todas las veces que quiera las películas que me gustan (la vida de los otros, por ej.), roger federer, las zapatillas con abrojos, las tazas con motivos (dibujos, escudos o nombres), ver el programa expedientes cuando ganó Boca, los poemas y el diario de alejandra pizarnik, los buzos adidas clásicos, jugar al ajedrez, juan forn, que me regalen, barrer y limpiar el piso, tener sifones de soda, tirar cosas viejas, pagar por internet porque parece más fácil y menos costoso, decir que no a la invitación a los lugares que no quiero ir, jugar a ser jurado de pizzerías, pizzería Guerrín, pizzería El cuartito, pizzería El fortín, el sonido de los bombos, la línea de colectivo 12, la perfección de la escritura en juan carlos onetti, andar en auto por la noche, tomar helado, rafa nadal, visitar librerías, las películas de almodóvar, tener guantes cuando hace frío, usar equipo de gimnasia, tener la batería del celular arriba del 80%, ir a la pileta (no de clubes sino de casas), tener siempre al menos una resma de papel, tener siempre tóner para la impresora, que la impresora imprima cada vez que "yo" la necesite, diego maradona -mi máximo ídolo-…

no me gusta estar ansioso, que me llamen por teléfono, sacar turno para hacer algún trámite, olvidarme las contraseñas, comer mal, andar en bicicleta en subida o con viento en contra, pagar facturas vencidas, los errores de ortografía, que me llamen del banco porque no pagué alguna cuenta, escuchar mi propia voz a través de algún tipo de grabación, que me llamen para ofrecerme “beneficios”, tener las medias húmedas cuando hace frío, que me sirvan medialunas viejas con el café con leche, decir “digo” muy seguido, encontrarme con una persona y no recordar su nombre, tardar en concentrarme cuando veo una obra de teatro, lo fría que es el agua del mar, que me agarre sueño cuando estoy lejos de mi casa, prestar libros, que no me devuelvan los libros prestados, viajar en subte en hora pico, leer reseñas en las que hacen pasar por buenos a los libros que en realidad no lo son (no hablo de gusto, sino de lo que son sencillamente “malos”), que me pregunten cuando estoy leyendo “¿por qué no salís a hacer algo?”, levantarme a buscar el control remoto, que me llame una cinta con la voz de las autoridades de la ciudad donde vivo o del club del cual son hincha, lavar los platos, mentir, que crean que no hago nada cuando estoy leyendo, que la impresora no imprima, lavarme las manos con agua fría, tener ganas de hacer pis y tener que pedir permiso en un bar para usar el baño, no encontrar lugar estacionar, que se tilde el teléfono, llamar a servicio de atención al cliente de cualquier empresa de servicios, armar rompecabezas, las galletitas húmedas, dejar las hornallas o la cocina sucia, que me digan “¿cómo hacés para leer tanto”, obligándome a aclarar que cuando no trabajo, o hago las cosas de la casa o no juego con mis hijas, leo, tener los billetes desordenados, usar camisas, el plebeyismo, entrar a un negocio y que inmediatamente me pregunten en qué me pueden ayudar, la vanidad, el fetichismo (de la que yo también soy participo), no conseguir los tomo I y II de la poesía completa de juarroz, no conseguir la distinción de pierre bourdieu, no conseguir la cultura popular en la edad media y en el renacimiento de bajtín , las grúas que te llevan el auto a la playa de infractores (aunque nunca me haya pasado)…

«Me gusta, no me gusta: es algo que no le importa a nadie; aparentemente no tiene se sentido. Y sin embargo todo eso quiere decir: mi cuerpo no es igual al de usted». Roland Barthes por Roland Barthes, Buenos Aires, Eterna Cadencia, 2018.










sábado, 16 de junio de 2018

Argentina empató con Islandia y se encienden las alarmas

Fecha 1: Argentina 1 vs. Islandia 1 

Argentina debutó en el Mundial de fútbol Rusia 2018 e igualó 1 a 1 con Islandia, en el primer partido del grupo D. 
Los goles los convirtieron Sergio Agüero ('18 PT) y de Alfred Finnbogason, cinco minutos después. El arquero Hannes Halldorsson le detuvo un penal a Lionel Messi ('18 ST). El equipo dirigido por Jorge Sampaoli fue dominador del encuentro pero sin doblegar a la defensa nórdica, que se defendió con inteligencia y solidez. Los tres puntos que se contaban "en los papeles" se transformaron en uno y el partido del próximo jueves ante Croacia (juega hoy a las 16 hs. contra Nigeria) será con estatus de final. 
La última vez que Argentina debutó sin victoria fue aquella derrota inesperada de Milán ante Camerún (0-1), en el campeonato mundial Italia '90. A continuación, el boletín de calificaciones de los jugadores argentinos: 

Caballero (4): no termina de convencer. En el gol  sacó la pelota que tenía destino de red pero el rebote quedó servido para la conquista de Halldorsson. En la segunda pelota, siempre tienen mayor responsabilidad los defensores. Complicada la salida con Rojo, aunque después la despeja, que casi se convierte en gol islandés.

Salvio (5): algunas buenas excursiones al ataque que terminaron en pase atrás que nadie pudo capitalizar. Se mostró siempre a disposición de Messi y Meza. En el retroceso algo desprolijo, además de dejar flancos abiertos en su sector. 

Otamendi (5): partido aceptable. Sacó mucho por arriba. No pudo sacar la pelota tras el rebote que deja Caballero en el gol islandés.

Rojo (4)
: corrió un riesgo innecesario al devolverle la pelota a Caballero en una salida de arco. Con el correr de los minutos se fue acomodando.

Tagliafico (6)
: correcto en la defensa y buenas proyecciones. No le pesó el debut en el mundial.

Meza (5): aceptable debut. Despuérs del gol de Islandia decayó su nivel. Siempre se mostró a disposición para el juego creativo. A él hicieron el penal. En el segundo tiempo le faltó más intensidad.

Mascherano (6): siempre rinde. Bien ubicado y lúcido para pasar el balón.

Biglia (4)
: pareciera no al estar ciento por ciento de su capacidad física. Erró muchos pases. Cuando quedó por delante de la línea de la pelota no gravitó. De hecho, no es su principal tarea. Error no forzado del técnico Jorge Sampaoli. 

Di María (3): Buenos movimientos durante los primeros treinta minutos generando espacios para la subida de Tagliafico y para el desenvolvimiento de Messi pese a no ser decisivo en el juego. Después del empate islandés, su juego se diluyó totalmente. Muy difícil que se luzca ante equipos que se cierran muy bien en defensa.

Messi (5): erró el penal y eso le resta puntos. Si lo pateó bien o mal es una discusión menor. Todo penal no convertido automáticamente se considera una mala ejecución. No tuvo precisión en los tiros libres aunque los lugares desde donde le tocó ejecutar, siempre fueron muy lejanos. La pidió siempre y buscó sociedades, que no se terminaron de conformar. No se borró. Lo marcaron bien.

Agüero (6): el resultado opaca la percepción de lo que fue su juego. Se pareció al Agüero del Manchester City. Se generó el espacio muchas veces. Apoyó a sus compañeros recibiendo y devolviendo de espaldas al arco. Convirtió su primer gol mundialista -un golazo-. Por supuesto, tiene mucho más para dar.

Ingresaron: 

'53 Banega (4) por Biglia: filtró un buen pase y no mucho más. No mejoró el equipo con su ingreso.

'74 Pavón (6) por Di María: le hicieron un penal que el árbitro no sancionó. Desbordó con peligrosidad dos veces más. Fue quién mejor interpretó lo que Messi necesitaba. Debía ingresar antes. Otro error no forzado del entrenador argentino.

'83 Higuaín (x) por Meza: no se lo puede calificar ya que jugó siete minutos más los cinco de adición.


Con suma rigurosidad y disclipina táctica, así marcaron los islandeses a  Lionel Messi





sábado, 20 de enero de 2018

Julián Mola: Los lectores y los libros

Aproximadamente, ¿cuántos libros leíste en 2018?

Como la mayoría de los lectores, no tengo idea, no llevo un diario de lecturas y, como la mayoría, tengo planificado hacerlo. Este año descansé un poco -un poco- de la ficción, le dediqué más tiempo a la teoría (Berardi, Byung-Chul Han, ¡obviamente!, Agamben) y la no ficción (ensayos literarios, históricos, crónicas). Suelo leer, en promedio, un libro por semana, aunque siempre leo dos o tres a la vez. Algunos ensayos demandan más tiempo, calculo que el año pasado habré leído unos cuarenta completos. Y abandoné, especialmente ficciones, ya sin las contemplaciones de épocas pasadas, otros cuarenta o más en las primeras 20/30 páginas.



¿Cuáles fueron tus lecturas preferidas de este año?

Fenomenología del fin, F. Berardi.
Filosofía del budismo zen, Byung-Chul Han.
Austerlitz, W. Sebald.
Autorretrato, E. Levé.
Las aventuras de la china Iron, Gabriela Cabezón Cámara.
El artista más grande del mundo, Juan José Becerra.
Una vida absolutamente maravillosa y Bartleby y compañía, Enrique Vila-Matas.
La tierra elegida, Juan Forn.
Plano americano, Leila Guerriero.
Volverse Palestina, Lina Meruane.
Chicas muertas, Selva Almada.
La historia de las marcas deportivas, Eugenio Palopoli.


¿Cuál fue el libro o el autor que “descubriste” durante este año de lecturas?

A Enrique Vila-Matas, que combina genialmente erudición, experiencias y buena prosa para escribir crónicas, ensayos, o para construir ficción a partir de la vida de infinidad de escritores y otros artistas. A los dos antes mencionados sumo, y recomiendo también, Historia abreviada de la literatura portátil. Y a Eduardo Lalo, a quien ya había leído (su novela Simone), pero este año completé la “trilogía de la invisibilidad”, con La inutilidad y Los países invisibles. Valen la pena.


¿Cuáles son tus autores preferidos?

Lo primero que se me viene a la cabeza es hacer una distinción entre los terrenales (contemporáneos, vivos) y los no (los olímpicos). Pero en detrimento de los terrenales no la voy a hacer. Siempre tuve fuerte predilección por aquellos que escriben o escribieron en español (ficción), por obvias razones relacionadas con las traducciones (no la calidad de la traducción, la pérdida que sufre un texto reprocesado en otro idioma, de la que ya tanto se ha hablado y escrito).

Di Benedetto, Conti, Saer, Artlt, Borges, Marechal, Piglia, Walsh, Bayer, Onetti, Bolaño, Quiroga, Rulfo, García Márquez, Kafka, Dostoievski, (aunque no sepa ni alemán ni ruso), Vonnegut, Shakespeare, Pinter, Pessoa. Está bien: Martín Kohan, Patricio Pron, Hernán Ronsino, Selva Almada, de los contemporáneos.

Confieso que no menciono algunos escritores porque he leído solo dos o tres títulos y, aunque me parecieron fantásticos, creo debería leer más de su obra para incluirlos. Por caso: Sebald, Céline o Echenoz (Sobre la historia natural de la destrucción, Viaje al fin de la noche y Correr, respectivamente, me parecen lecturas obligadas). O los casos muy particulares de Rafael Pinedo, Jorge Baron Biza, Edouard Levé, o John Kennedy Toole, que tienen solo un par de títulos pero magistrales.


¿Cuáles son los diez libros que todos deberíamos leer?


Ojalá fueran solo diez. Me remito a la pregunta anterior, dando prioridad a los escritores latinoamericanos, para ser más o menos consistente (y elijo un título de cada uno pero podrían ser varios, o toda su obra):

Zama, Antonio Di Benedetto
Mascaró, el cazador americano, Haroldo Conti
La grande, Juan José Saer
Los siete locos, Roberto Arlt
El Aleph, J. L. Borges
La patagonia rebelde, Osvaldo Bayer
Operación masacre, Rodolfo Walsh
Cuentos completos, Horacio Quiroga
La vida breve, Juan Carlos Onetti
Cien años de soledad, Gabriel García Márquez

Quedan muchísimos afuera (mastodontes como Adán Buenosayres, 2666 o Yo, el supremo, que se leen con placer a pesar de su extensión), pero creo que sería un buen comienzo para quien quiera un compendio de las grandes obras que se han escrito en español.


¿Cuál es el libro clásico que no leíste y que te juras leer algún día?

Varios, porque nunca fui fanático de los clásicos (el temita de las traducciones). Ulises, pero lo tengo ahí, como el vino carísimo que guardás para una ocasión especial. En similar situación está Moby Dick. Distinto es el caso de la Odisea, o el Quijote, que los veo más como la visita a un pariente que mira TN.


¿Cuál es el libro, considerado “canónico” que no pudiste disfrutar, o dicho más fácilmente, que no te gustó?


En busca del tiempo perdido. Dejé Del lado de Swann (o Por el camino de Swann, o Por la parte de Swann, o como se llame) en la página 250 y pico. Está muy bien, pero lo agarré unos años tarde, había leído mucha literatura que remitía al universo proustiano, esas odas a la remembranza, y me cansó. Lo terminaré (el primer volumen).


En 2018 la Svenska Akademien (Academia Sueca) no entregó el Premio Nobel de Literatura. Si dependiera de vos, ¿a quién se lo hubieras otorgado?

Si se lo dieron a Bob Dylan, el Oscar al mejor escritor se lo daría sin dudas al Indio Solari, a quien el acervo cultural y literario argentino adeuda muchísimo.


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Julián Mola es ingeniero, docente y dramaturgo. Algunas de sus obras recibieron premios nacionales y participaron de distintas selecciones: Premio Nacional “Aplausos para la inclusión”, Ministerio de Desarrollo Social de la Nación 2012, Teatro x la identidad 2012, Premio Nacional “Nuestro teatro”, homenaje a Teatro Abierto, Secretaría de Cultura de la Nación 2013. En Instagram es @status_lux